Africa

INTERNACIONAL
DERECHOS HUMANOS
   Alivian economía familiar y disminuyen ausencia escolar
ONG entrega compresas reutilizables a adolescentes en Sudán
Imagen retomada del portal Tribuna Feminista.
Por: la Redacción*
Cimacnoticias | Madrid, Esp .- 01/06/2017

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) estima que una de cada 10 niñas falta a clase durante su ciclo menstrual. Según sus datos, estas faltas podrían suponer que pierden un 20 por ciento del año escolar.
 
“En agosto perdí cuatro días de clase porque estaba en mi ciclo menstrual”, dice una niña. “Yo perdí tres días de clase en octubre porque mi familia no podía comprarme compresas”, explica otra durante una charla informativa entre un grupo de estudiantes en una escuela de la ciudad de Magwi, al Sur de Sudán.
 
Estas son historias habituales entre las adolescentes de África. Para muchas niñas y mujeres, las compresas son caras e inaccesibles. La menstruación continúa siendo un tabú y ellas sufren burlas, vergüenza y marginación en la escuela, en la vida familiar y en las actividades sociales.
 
A menudo, las niñas prefieren quedarse en casa cuando tienen el periodo. Atong, una niña de 15 años, no va a la escuela, no visita a sus amigas ni tampoco entra en ningún espacio donde haya mucha de gente cuando tiene la menstruación. “Incluso temo ir a visitar a nuestros vecinos porque me siento muy mal”, dice.
 
La profesora Rachel Ayuen está de acuerdo en que la mayoría de las niñas pierde clase varias veces al mes durante sus periodos. “Hay menos asistencia de niñas en el colegio, pero es algo que ocurre especialmente cuando tienen la regla”.
 
Esto afecta a su rendimiento en comparación con los niños en muchas asignaturas, explica: “Incluso si ellas están en clase tienen miedo de interactuar libremente porque sienten que los niños descubrirán que tienen la menstruación”.
 
KITS DE DIGNIDAD
 
Para abordar esta cuestión y como parte de su trabajo por la promoción de la educación de las niñas, Plan International suministra kits de dignidad en las escuelas, que incluyen compresas reutilizables.
 
“Hemos experimentado un mayor rendimiento en las clases después de esta intervención. Muchas de las niñas utilizan las compresas porque ahora son accesibles incluso si no tienen dinero”, aclara Rachel, y continua: “Esto también ha reducido la carga de la compra de nuevas compresas cada cierto tiempo por cuenta de los padres, lo cual es un alivio para su economía”.
 
Hasta el momento, la ONG Plan International ha distribuido 170 kits de dignidad en la escuela, empezando por las alumnas más mayores. Cuando las niñas alcanzan la edad de pubertad, se les entrega un kit con el fin de que puedan seguir asistiendo a sus clases regularmente, también durante su menstruación.
 
Para las niñas en esta escuela, los kits de dignidad no son solo una necesidad sanitaria e higiénica, sino que también representan su libertad. Les dan la oportunidad de permanecer en la escuela más tiempo y continuar hacia la educación secundaria, lo que también contribuye a prevenir el matrimonio infantil –al que se verían forzadas en muchas ocasiones si se quedaran en casa y sus padres no dispusieran de recursos- y les brinda una oportunidad de futuro.
 
*Este artículo fue retomado del portal de la revista feminista Tribuna Feminista
 
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INTERNACIONAL
SALUD
   Estudio internacional con 20 mil mujeres de 21 países
Ácido tranexámico reduce muerte de mujeres con hemorragia post-parto
CIMACFoto: César Martínez López
Por: la Redacción
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 02/05/2017
El ácido tranexámico reduce la muerte por sangrado en mujeres con hemorragia post-parto, sin efectos adversos, confirmó un ensayo mundial de WOMAN (World Maternal Antifibrinolytic), realizado con más de 20 mil mujeres en 21 países, incluidos los que tienen las tasas más altas de muertes maternas.
  
Así lo dio a conocer la revista The Lancet el 29 de marzo, en su número 10,080 volumen 389, en donde explica que las mujeres a las que se administró el ácido tranexámico eran mayores de 16 años, tenían un diagnóstico clínico de hemorragia post-parto y estaban en 193 hospitales.
  
Recibieron un gramo de la sustancia vía intravenosa, y hubo un grupo de control al que se le administró placebo, además de la atención habitual. El ácido tranexámico se administró tan pronto como fue posible después de la aparición de sangrado.  
 
Las muertes por sangrado se redujeron significativamente en un 19 por ciento con el uso de ácido tranexámico y el resultado fue más positivo en relación al tiempo de administración, ya que la mortalidad materna se redujo en un 31 por ciento si el medicamento era administrado en el plazo de 3 horas posteriores al  nacimiento del bebé.
 
El estudio, titulado “Efecto de la administración de ácido tranexámico sobre la mortalidad temprana, histerectomía y otras morbilidades en mujeres con hemorragia post-parto: un estudio doble ciego, ensayo internacional, aleatorizado, controlado con placebo”, define la  hemorragia post-parto, como la pérdida de sangre de más de 500 mililitros (ml) dentro de 24 horas siguientes de dar a luz y es la principal causa de muerte materna en todo el mundo, responsable de alrededor de 100 mil muertes cada año. 
 
En el estudio –que fue realizado con fondos de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical, Pfizer, Departamento de Salud del Reino Unido, Wellcome Trust, y la Fundación Bill y Melinda Gates- se explica que más de 200 millones de mujeres quedan embarazadas cada año y a pesar del gran progreso durante las últimas tres décadas, las muertes durante el embarazo y el parto siguen siendo un grave riesgo (en gran medida prevenible) para las mujeres en alrededor de 75 países donde se produce 98 por ciento de la mortalidad materna. La cifra se eleva a 99 por ciento cuando se habla de países de bajos y medianos ingresos.   
 
La ONU estima que 532 mil  muertes maternas ocurrieron en 1990 y ese número se redujo a 303 mil a finales de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), en 2015; sin embargo siguen ocurriendo, y 18 por ciento son causadas por hemorragia, motivo  particularmente importante de la mortalidad materna en África y Asia.  
 
Es así que el estudio se realizó en Paquistán, Nigeria, Uganda, Kenia, Camerún, Sudán, Tanzania, Nepal, Zambia, Albania,  República Democrática del Congo, Bangladesh, Etiopía, Burkina Faso y Ghana.
 
EL ESTUDIO
 
Para elegir a las mujeres del estudio, se tomó en cuenta el diagnóstico de hemorragia posparto primaria, es decir, que presentaban “pérdida de sangre estimada de más de 500 ml después del nacimiento vaginal o 1,000 ml después de la cesárea o cualquier pérdida de sangre suficiente para comprometer la estabilidad hemodinámica”, es decir que sus signos vitales (temperatura, presión, frecuencia cardíaca y respiratoria) fluctuaban e impedían una regular circulación de la sangre. 
 
Una parte de las 20 mil mujeres fueron elegidas al azar para administrarles el ácido tranexámico, mientras que al resto se les suministró un placebo, aunque estuvieron bajo los tratamientos habituales indicados en casos de hemorragia.   
 
En 2012, en un reporte de esta investigación, publicado en The Lancet, las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaban que el ácido tranexámico se utilizara para el tratamiento de la hemorragia post-parto cuando los uterotónicos (fármacos que producen una contracción uterina adecuada) no lograban controlar la hemorragia o cuando se piensa que el sangrado es debido a un traumatismo. 
 
De igual manera, se mostró que no hay evidencia de que la administración del fármaco aumente el riesgo de eventos tromboembólicos (formación de coágulos de sangre, trombos, en los vasos sanguíneos).  
 
Sin embargo, el efecto ácido tranexámico varía según la causa de la hemorragia o el tipo de nacimiento. No impidió, por ejemplo que se hiciera histerectomía (extirpación de útero y a veces de trompas de Falopio y ovarios), ya que ésta se practica poco tiempo después de la aparición de la hemorragia pos-parto primaria y no hay tiempo para que la sustancia alcance a tener algún efecto. 
 
El ácido tranexámico sí reduce sustancialmente el número de laparotomías (cirugía para examinar el abdomen o área del vientre) para controlar el sangrado, aunque la  histerectomía sigue siendo el último recurso para controlar el sangrado y la muerte por desangramiento en lugares de altos índices de ingreso a hospitales, sobre todo en África y Asia, donde muchas mujeres son anémicas y la disposición de sangre es limitada. 
 
Consideran los expertos que las investigaciones futuras deberían evaluar la disponibilidad de ácido tranexámico para administración alternativa, no intravenosa, ya que esto puede facilitar su indicación en espacios de atención primaria de salud (atención de primer nivel, según se define en México).  
 
Los investigadores reconocen que en muchos lugares donde la mayoría de las muertes maternas ocurren en la casa de las mujeres, es poco probable que se les pueda administrar el ácido tranexámico por vía intravenosa, por lo que sugieren que se hagan estudios para que la sustancia esté disponible para administrarse por otras vías.  
 
El descubrimiento de nuevas formas de prevenir la muerte materna, especialmente de sangrado, continúa siendo una alta prioridad y los estudios publicados por WOMAN en la revista The Lancet hoy en día constituyen un hito importante en esta búsqueda.  
 
17/GGQ
 







INTERNACIONAL
DERECHOS HUMANOS
   En Zimbabwe
Reducir trabajo no remunerado en el hogar y cuidados empodera a mujeres
Constance Huku, de la localidad rural de Masvingo, en el sudeste de Zimbabwe, carga leña. Crédito: Sally Nyakanyanga / IPS
Por: Sally Nyakanyanga*
Cimacnoticias | Harare.- 13/03/2017

El canto del gallo despierta a Tambudzai Zimbudzana, de 32 años, quien rápidamente dobla sus mantas y sale de su casa de tres habitaciones, con techo de chapas (lámina), en Masvingo, una localidad rural del sudeste de Zimbabwe.
 
La mujer recoge unos leños de una enorme pila y prepara fuego para hervir el agua y hacer la comida para que su marido se bañe y coma antes de irse al trabajo en bicicleta.
 
“¡Shorai! ¡Shorai! ¡Shorai!”, llama Zimbudzana a su hija de 14 años, que aún duerme y debe ayudarla con las tareas diarias.
 
“Mi día comienza a las cuatro de la mañana. Cocino, enciendo el fuego, voy a buscar agua y paso el resto del tiempo en el campo o el jardín, según el mes”, relata la mujer.
 
“Mi día a menudo termina a las diez de la noche, ya que tengo que asegurarme de que todo el trabajo doméstico esté hecho, incluso atender a mis seis hijos, antes de poder descansar”, añade en diálogo con IPS. Rara vez le queda tiempo para asistir a actividades comunitarias.
 
Muchas mujeres y niñas se hacen cargo del trabajo –pesado, desigual y aparentemente natural– que implica cuidar a su familia, algo que pocas veces se aprecia, no resulta financieramente beneficioso y está profundamente arraigado en la cultura de este país del sur de África.
 
“En los últimos años, considerables evidencias y resultados de investigaciones demuestran que la inversión en el trabajo del cuidado no remunerado – por los gobiernos, la sociedad civil y los empleadores – mejoran el bienestar, el goce de los derechos de las mujeres, el desarrollo económico y reduce la desigualdad”, afirmó Anna Giolitto, de la organización humanitaria Oxfam.
 
Desde 2014, Oxfam trabaja en Zimbabwe para fortalecer los derechos económicos de las mujeres mediante la recolección de datos sobre los cuidados no remunerados, la innovación en las intervenciones y la influencia en políticas y prácticas para abordar la atención como parte del empoderamiento femenino.
 
La organización no gubernamental llevó a cabo programas en tres distritos desde 2014 y desarrolló dos herramientas para evaluar el trabajo doméstico no remunerado y el cuidado de las personas en las comunidades, el Análisis de Atención Rápida y la Encuesta sobre el Cuidado en el Hogar.
 
“El objetivo principal es reducir el tiempo o la labor requeridos para el trabajo doméstico diario y el cuidado de las personas, y así aumentar la participación de las mujeres, su empoderamiento, liderazgo y representación en las esferas públicas y privadas”, explicó Giolitto.
 
Los resultados de la encuesta mostraron que las mujeres se encargan de hacer de tres a seis veces más horas de trabajo de cuidados que los hombres.
 
Según ONU Mujeres, el mundo del trabajo está evolucionando, con importantes consecuencias y oportunidades para las mujeres debido a la globalización y las revoluciones tecnológica y digital.
 
Sin embargo, la creciente informalidad del trabajo, la inestabilidad de los medios de subsistencia y los ingresos, las nuevas políticas fiscales y comerciales y los impactos ambientales tienen un efecto negativo en el bienestar de muchas mujeres en todo el mundo. Como tales, deben abordarse en el contexto de su empoderamiento económico.
 
Las mujeres que trabajan en la economía informal de Zimbabwe se enfrentan diariamente a la hostilidad del entorno económico y de los funcionarios de seguridad, incluso en las aduanas.
 
“Nos confiscan los bienes en los puestos fronterizos debido a la cantidad limitada de mercancías que se permite ingresar al país. Acabamos pagando más dinero a los transportistas con el fin de pasar una cantidad razonable por la frontera”, manifestó Lorraine Sibanda, presidenta de la Cámara de Asociaciones de la Economía Informal de Zimbabwe (ZCIEA). Cerca de 65 por ciento de sus integrantes son mujeres, indicó.
 
Sibanda agregó que las tarifas de los transportistas no son uniformes, por lo que se puede pagar varias veces por las mismas mercancías. Además, tienen que cargar con gran peso durante mucho tiempo, lo que puede tener consecuencias nocivas para la salud de las mujeres involucradas en el comercio transfronterizo.
 
“Poco o nulo conocimiento de los trámites aduaneros, como la declaración de bienes, también contribuye a que las comerciantes sean víctimas de los transportistas depredadores, del personal de inmigración y otros elementos que rondan los puestos fronterizos para ganarse la vida”, aseguró Sibanda.
 
La Oficina Nacional de Estadísticas de Zimbabwe señaló que 84 por ciento de la clase trabajadora del país pertenece al sector informal y solo 11 por ciento tiene un empleo formal.
 
Oxfam no trabaja con mujeres comerciantes transfronterizas en Zimbabwe, pero aplica la estrategia de las “cuatro R” para el cambio en su empoderamiento:
 
Reconocer el trabajo de cuidados a nivel de las políticas, la comunidad y el hogar, para  hacerlo visible y valorarlo. Cambiar la idea de que se trata solo de una actividad natural de las mujeres. Es trabajo.
 
Reducir el trabajo de los cuidados mediante el uso de tecnologías y servicios que ahorren tiempo.
 
Redistribuir la responsabilidad del cuidado de manera más equitativa – de mujeres a hombres, y de familias al Estado y los empleadores.
 
Representar a las cuidadoras en la toma de decisiones.
“Las mujeres serán capaces de hacer más cuando haya hombres que compartan la responsabilidad en el hogar, así como cuando desempeñen un papel clave en las decisiones en sus hogares”, afirmó Giolitto.
 
Kelvin Hazangwi, de Padare (Foro de Hombres sobre Género), también enfatizó la necesidad de compartir el trabajo de cuidados no remunerados.
 
“Los hombres deben tomar la iniciativa para disminuir el peso del cuidado que hacen las mujeres, ya que esto tiene un efecto positivo en el hogar, la comunidad y el país en general”, opinó Hazangwi.
 
Padare es un foro de hombres que aboga por la igualdad de género en Zimbabwe.
 
ZCIEA cree que el sector informal es el futuro, y que políticas económicas de inclusión de género, la formalización del comercio informal, la infraestructura digna, la protección social, los servicios de salud, el reconocimiento de los comerciantes informales como actores económicos clave darán lugar a un crecimiento sostenible e inclusivo.
 
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
 
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INTERNACIONAL
VIOLENCIA
   Terminar con el matrimonio precoz, otro propósito
Aprueban plan contra mutilación genital femenina en África
Una especialista en realizar la mutilación genital femenina en Kapchorwa, Uganda, habla con una periodista. Las mujeres de esta localidad fueorn capacitadas por la organización REACH para generar conciencia sobre la necesidad de poner fin a esta práctica | Foto: Joshua Kyalimpa/IPS
Por: Desmond Latham*
Cimacnoticias | Johannesburgo.- 12/08/2016

Tras años de discusiones y debates en África, el movimiento para poner fin a la mutilación genital femenina recobró impulso con un nuevo plan de acción, aprobado por el Parlamento Panafricano (PAP) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), que también procurará terminar con el matrimonio precoz.
 
El UNFPA ya capacitó a unos 100 mil trabajadores y trabajadoras de la salud para atender específicamente a las mujeres que hayan sufrido ese tipo de intervención. Además, decenas de miles de líderes tradicionales también suscribieron llamados contra esta práctica.
 
El acuerdo, concretado en la primera semana de este mes, fue la culminación de una reunión que mantuvieron las representantes del PAP con funcionarios del UNFPA en Johannesburgo, del 29 al 30 de julio.
 
Al inicio del encuentro, el presidente del PAP, el camerunés Roger Dang, recordó: El “PAP está decidido a ayudar y a formar parte de los actores que encuentran soluciones a esta práctica. Esto concuerda con el mandato de defender y promover la igualdad de género y de las personas con discapacidades”.
 
El PAP es el órgano legislativo de la Unión Africana (UA), que cuenta con 250 representantes de los 50 países que la integran.
 
En algunos estados africanos, obligan a niñas de tan solo 11 o 12 años a casarse con hombres mayores, lo que incrementó los problemas de salud, como cáncer de útero, además de numerosas complicaciones sociales.
 
La subdirectora regional del UNFPA para África oriental y austral, Justine Coulson, dijo que de continuar la tendencia actual, el número de niñas menores de 15 años con hijos aumentará a un millón, pasando de dos a tres millones de madres adolescentes.
 
“Si no hacemos nada, en la próxima década habrán 14 millones de menores de 18 años casadas por año”, alertó.
 
Se estima que hay por lo menos siete millones de niñas casadas solo en África austral.
 
El matrimonio infantil y el parto en niñas genera grandes problemas de salud, pero el taller del PAP también se concentró en la mutilación genital femenina y en cómo esta expone a cada vez más mujeres y niñas a infecciones de transmisión sexual, como el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
 
El riesgo deriva de la utilización de instrumentos contaminados, de las hemorragias, que son comunes y que requieren transfusiones de sangre, y de relaciones sexuales dolorosas, que causan desgarramientos y lesiones vaginales.
 
A escala global, se estima que hay unas 200 millones de niñas y mujeres que sufrieron algún tipo de mutilación genital. En África, es una práctica común en por lo menos 26, de los 43 países del continente, con prevalencias del orden de 98 por ciento en Somalia, a cinco por ciento en República Democrática del Congo.
 
La participación de los gobernantes africanos es fundamental para que este último impulso tenga efecto, pues 140 millones de mujeres y niñas en África subsahariana fueron sometidas a la mutilación genital. El objetivo de esta iniciativa es llegar a toda la gente en el terreno, así como lograr una incidencia en materia de legislación y que se prohíba la ablación.
 
El procedimiento altera o lastima los órganos genitales de las mujeres o las niñas sin motivos médicos. Es una intervención que no trae beneficios para la salud y que puede causar varios problemas, como hemorragias, y con el tiempo, dificultades para orinar, quistes, infecciones y traer complicaciones en el parto.
 
Hay cuatro métodos de mutilación genital femenina. El tipo 1, clitoridectomía, que implica la extirpación total o parcial del clitoris. El tipo 2, o resección, cuando se remueve totalmente el clitoris y los labios menores de la vulva. El tipo 3, conocido como infibulación, consiste en el cierre vaginal mediante sutura. Y el tipo 4, incluye todas las otras intervenciones dañinas como perforación, cauterización, raspado y suturas en la vagina.
 
El PAP también acordó trabajar con el UNFPA para erradicar el matrimonio precoz de menores de 16 años.
 
En junio, el UNFPA trabajó con representantes del Foro Parlamentario de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), en una reunión realizada en Swazilandia, donde aprobaron una ley modelo para erradicar el matrimonio infantil.
 
Coulson observó que iniciativas como la de la SADC comienzan a arrojar resultados tangibles.
 
“Las niñas y las mujeres de África necesitan de su apoyo para poner fin a la mutilación genital femenina. Debemos actuar ahora. Todo lo que se requiere es nuestra participación, pasión y dedicación para salvaguardar sus Derechos Humanos”, remarcó Coulson en el taller realizado en la primera semana de este mes.
 
El PAP creó un grupo de trabajo que supervisará todas las iniciativas legislativas similares. Las prioridades se concentran en leyes y normas, en involucrar a la comunidad, en movilizar recursos, en generar conciencia y en implementar el plan a escala nacional y regional.
 
El presidente del PAP, Dang, también invitó a los hombres a involucrarse en la lucha contra la mutilación genital femenina. “Tenemos la doble responsabilidad de defender a las niñas contra esta violación de Derechos Humanos”, subrayó.
 
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
 
16/DL/LGL








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