mujeres zapatistas

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LENGUANTES
FEMINISMO
   OPINIÓN
   Lenguantes
Y luego del Encuentro de Mujeres que Luchan ¡¿Cómo le hacemos?!
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Dirce Navarrete Pérez*
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 29/03/2018

Luego de dos semanas, sigo sin poder digerir todo lo que experimenté en el Primer Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan, convocado por las mujeres zapatistas en diciembre del año pasado, allí empezó el viaje que nunca más terminará.

La convocatoria y todo el encuentro fue un testimonio de la experiencia de las zapatistas en la construcción de autonomía y comunidad. En cada detalle se podían leer los principios zapatistas manifestándose en sus formas de crear otras alternativas de mundo: obedecer y no mandar, convencer y no vencer, proponer y no imponer, construir y no destruir, representar y no suplantar, bajar y no subir, servir y no servirse .

Para la historia quedarán todos los hermosos registros audiovisuales y los escritos que muchas ya han hecho, todos vibrantes y llenos de amor. Por mi parte, he terminado por decidirme a tratar de hablar de lo potente y sanador del encuentro, pues es en mayor medida, de lo que mi cabeza puede entender y mis palabras contar. Así que solo vengo a compartir las preguntas que me han rondado estos días y que me han llevado a cuestionarme mis formas de activar y luchar. Considero que será necesario que empecemos a colectivizar para reflexionar y seguir el encuentro.

Desde la  convocatoria las compañeras zapatistas fueron claras al proponer que, “el encuentro es para juntarnos como mujeres que luchan y se rebelan contra el sistema capitalista y patriarcal”. En todo el encuentro se estuvo reflexionando esta apuesta y en las palabras finales se observó así: “Como ya lo vimos y escuchamos, que no todas están contra el sistema capitalista patriarcal, pues respetamos eso y entonces proponemos que lo estudiemos y discutamos en nuestros colectivos, si es cierto que el sistema que nos imponen es el responsable de nuestros dolores.”

Que la lucha contra el patriarcado es también contra el capitalismo, parece tema superado, cuantimás si nos nombramos feministas, vamos morras ¿a poco no lo tenemos bien claro? Pues me ha dado insomnio pensando en que no. Que “patriarcado” y “capitalismo” han salido tanto de nuestras bocas, que damos por hecho que todas estamos en contra de estos sistemas, pero, parece que nos ha pasado como con las palabras “empoderamiento”, o como con “juventudes”, apuestas políticas que ahora aparecen en todo comunicado oenegero, así como en cualquier política pública que quiera aparentar ser progresista, o en todo conmovedor discurso en Naciones Unidas, pero que cada vez están más vacías de contenido político. ¿Si me explico?

Entonces me acuesto pensando, ¿cuántas de nuestras acciones en contra del patriarcado son realmente anticapitalistas? ¿cuántas de nuestras formas activistas realmente están atentando contra el sistema patriarcal? En nuestros mundos, que no son ni tantito cercanos al contexto de las comunidades zapatistas, y en nuestros tiempos ¿cómo podemos construir modos de lucha que al mismo tiempo atenten y erosionen realmente estos sistemas de opresión? Sin caer en propuestas “radicales” que se quedan a nivel individual, porque colectivizarlas nada más no podemos, ¿cómo construimos autogestión? ¿cómo podemos apostar en conjunto por la autonomía? ¿cómo la aterrizamos y la volvemos práctica para no quedarnos encerradas en el discurso?

El capitalismo y el patriarcado son sistemas de muerte, por eso “acordamos vivir, y como para nosotras vivir es luchar, pues acordamos luchar cada quien según su modo, su lugar y su tiempo”. Pero, esto en términos políticos ¿qué implica? Es una apuesta muy potente que, tal como la aprendimos en el encuentro, tenemos que enfrentar conjuntamente. ¿Cómo le hacemos para que, con nuestra diversidad, podamos construir estrategias que nos permitan el accionar político en conjunto?

El encuentro fue una enorme muestra de que es posible juntarnos como mujeres y como feministas diversas, para construir la sororidad y la colectividad, para compartir y regalarnos el baile, los juegos, la poesía y el fuego de la digna rabia. Las zapatistas nos volvieron a dejar claro que la competencia por ver quién es la mejor (ponga aquí el adjetivo que quiera), sólo sirve al sistema capitalista y patriarcal, pues lejos de estos sistemas de opresión, nadie gana. ¿Podemos en nuestros mundos, nuestros tiempos y con nuestras formas, continuar con esta apuesta por la articulación desde la diversidad?

Algo me queda claro, la lucha zapatista y la lucha feminista no volverán a ser las mismas después de este suceso. Pienso, aunque con temor a equivocarme, que en México ningún otro movimiento había logrado juntar a más de 7 mil mujeres y feministas en un mismo lugar para llegar a un acuerdo así de grande, así de profundo y político. Considero que el zapatismo pudo ver la fuerza que ha retomado estos últimos años el movimiento feminista y que las generaciones más jóvenes que quizá no estábamos tan cercanas al EZLN, recobraremos con esto un nuevo aliento de lucha.

Esto ya no puede parar, este fuego sólo crece. Los años que vienen nos dejarán ver la potencia de estos movimientos haciendo posible, poco a poco, un mundo donde caben muchos mundos.

*Dirce Navarrete Pérez es politóloga feminista @agateofobia_

18/DNP/LGL








ESTADOS
VIOLENCIA
   Colectiva actoras de cambio se apropia de artes escénicas para mantener la memoria
El teatro, una herramienta de sanación para víctimas de violencia sexual en Guatemala
CIMACFoto: Anayeli García Martínez
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 27/03/2018

En el escenario una mujer menuda y mayor está sentada sobre una caja de madera, canta con una voz tenue en un idioma que nadie reconoce, permanece casi inmóvil, con las manos sobre las rodillas, viendo a la nada, como si no existiera el público. Decenas de mujeres observan su rostro marcado por los surcos de los años.

Ella tiene 74 años, es indígena guatemalteca, hablante de mam y sobreviviente de la guerra civil que se desató entre 1960 y 1996 en aquel país centroamericano. En la década de los años ochenta los grupos armados asesinaron a su esposo y a sus hijos, a ella la violaron y la dejaron abandonada en el monte. Imaginó que moriría, pero no, resistió.

Se mantuvo viva, tan activa que ahora es parte de “Colectiva actoras de cambio”, una organización civil feminista que impulsa procesos de sanación para las mujeres que han sido víctimas de violencia sexual y que además las incita a hacer teatro, la mejor forma que encontraron para narrar la violencia sexual durante el conflicto armado.

La Colectiva decidió apropiarse de las artes escénicas como estrategia para mantener la memoria, una decisión que asumieron después de preguntarse ¿cómo contar los estragos de la guerra, cómo y para qué explicar que fueron humilladas, golpeadas y violadas una y otra vez hasta desmayar; cómo decirles a quienes no hablan mam, quiche u otra lengua?

“La abuelita”, como le dicen sus compañeras, recorre el escenario, dice sus diálogos en su lengua, en una escena canta, en otra se lamenta y en una más su cuerpo se arroja desde unos cubos de madera que representan los montes. En ese instante un golpe seco se escucha y una combinación de llanto y aplausos del público simbolizó el cierre del telón.

Ella participó en la puesta en escena “La mujer montaña”, una obra de teatro donde más que actuar, revive. Junto con ella participan siete mujeres más, todas sobrevivientes de violación o violencia sexual en el departamento de Huehuetenango, en Guatemala, donde fueron violentadas.

“La abuelita” es la mayor de edad y la más joven tiene 22 años. La obra está representada en mam, la lengua que hablan las actoras; y pese a que el público es en su mayoría hablante de español puede hilar la historia, puede encontrar en cada escena sentido, ver las plantas, ver el jaguar y ver el espanto.

“En el corazón de la montaña se reúnen casualmente varias mujeres que vienen huyendo de sus historias aunque aún traen a cuestas una parte significativa de éstas. Allí encuentran a ´la niña espanto´ quien las guiará humildemente hasta una cueva sagrada a la que caerán sin darse cuenta… Lo que descubren, transformará sus vidas”, reza la reseña de la obra.

Este montaje se presentó en el “Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan”, una reunión organizada por la Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que congregó a unas cinco mil asistentes y a las dos mil zapatistas anfitrionas, quienes se dieron cita en Chiapas del 8 al 10 de marzo.

Como parte de las actividades culturales la “Colectiva actoras de cambio” presentó su obra frente a decenas de mujeres de todo el mundo en el Caracol de Morelia “Torbellino de nuestras palabras”, territorio zapatista donde se realizó el "Encuentro de Mujeres que Luchan”.

Al término de la obra y con ayuda de una traductora “La abuelita”  respondió preguntas de las mujeres del público: "A principios yo estaba en mi casa, mataron a mi familia y a mi esposo. Me imaginé que me iba a morir y que estaba sola, que nadie me podía acompañar. Llegaron compañeras de Huhuetenango: Vamos, sé que fuiste violada pero vamos a luchar juntas", dijo.

Enfrentó su miedo y después de un proceso colectivo para sanar, se introdujo en esta obra que se montó y se produjo en un año y medio. Todo, desde el vestuario hasta la utilería, simbolizan su cultura, sus montes y sus tradiciones. Además cada escena es su historia, la de ella y sus compañeras, por eso sus rostros y sus gestos no dejan de transmitir emociones.  

Nos costó mucho hacer esta obra pero nos sentimos muy bien, cuenta una de las actoras. 

Josefa Lorenzo, es parte de las mujeres que actúan. Ella habla mam y español, tiene una voz fuerte que inunda el espacio pero además desde hace varios años se ha involucrado en los procesos organizativos de las comunidades indígenas, ya es una líder, por eso es quien toma el micrófono a la hora de participar en los conversatorios.  

En 1995 Josefa estaba en Huhuetenango, allí esperaba un camión pero ya era tarde y no había transporte. Llegó un hombre en un carro y se ofreció a llevarla. Él la violó. La experiencia no es fácil de narrar. “Se me iba la voz, no podía hablar, estaba muy enferma”. Logró vivir con la violencia hasta que llegó con la Colectiva, fundada en 2003 por Yolanda Aguilar y Amandine Fulchiron.

“Las actoras de cambio tuvimos una constelación y volví a encontrar a ese tipo y me puse bien mal cuando lo vi, se me fue la voz, hice las limpias pero yo no tenía fuerza para hablar, para hacer nada. Yo les dije: ese tipo me violó”.

Antes de participar en una obra las mujeres pasan por un proceso de sanación, de sacar las emociones, romper el silencio, quitarse la culpa y recuperar la fuerza para hablar y pararse en el escenario, para contar, con sus actuaciones, lo que vivieron en el conflicto armado. Historias que salieron a la luz nuevamente entre 2013 y 2016 con el juicio contra del ex dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt y otros mandos militares.

“Justamente con las compañeras que nos apoyaron en todo el proceso de sanación, con plantas, el temazcal, masajes, nos hablamos, nos enseñaron a sacar la voz, el poder interior, solo era importante el primer paso, que no tenemos miedo, que podíamos vencer el miedo”, explicó Josefa a Cimacnoticias.

Sobrevivieron, dicen, para contar que en Guatemala hubo una guerra interna, que muchas mujeres murieron, que muchas fueron violadas y que ellas siguen padeciendo las consecuencias de esos enfrentamientos que muchas no conocen porque ser mujer de la ciudad es diferente a ser mujeres de las montañas.

El teatro también les ha servido para dejar esa carga que representan las críticas, los estereotipos, las dificultades, por eso al finalizar la obra las actoras cargan costales de hojas y las arrojan, las entierran como si en la plataforma hubiera de verdad tierra para luego vivir y estar en lucha. Sólo así logran reconstruirse después de cada representación, porque saben que la cárcel para sus verdugos nunca será una reparación.

18/AGM/LGL








NACIONAL
FEMINISMO
   CRÓNICA
   El campamento masculino en el Encuentro Mujeres que luchan
“Prohibido entrar hombres”
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: César Martínez López, enviado
Cimacnoticias | Altamirano, Chis.- 14/03/2018

Para llegar al Municipio Autónomo “17 de noviembre”, perteneciente al Caracol IV Morelia, en el estado de Chiapas, muchas mujeres y hombres recorrieron más de 40 horas en autobús. Ellos asistían como acompañantes, y ellas se darían cita en el “Primer Encuentro Internacional Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan” que se realizó del 8 al 10 de marzo.

La convocatoria era clara: “Si eres hombre, de balde estás escuchando o leyendo esto porque no estás invitado”. “Si te quiere acompañar un varón mayor de 16 años, ahí lo veas, pero de la cocina no pasa. Aunque tal vez ahí algo alcanza a ver y a escuchar, y algo aprende”.

Al llegar a las puertas de acceso al encuentro, otro letrero en una lona amarilla advertía: “Hombres no entran”.

A cuentagotas iban llegando acompañantes de las mujeres en camiones, colectivos, taxis y autos particulares. En el área designada para los hombres ya se encontraban algunos montando su casa de campaña. Para las tres de la tarde del 7 de marzo ya había una veintena de “aliados” como se autonombran.

La confusión y la duda incrementaba en el campamento, algunos se preguntaban entre sí ¿Cuándo nos dejarán entrar para “ayudar” en la cocina? ¿Dónde vamos a cocinar? Desconcertados, sólo les quedó esperar a que alguien solicitara su ayuda, para algo. Aún no sabían su papel en este Encuentro, tal vez muchos se fueron sin saberlo.

CIMACFoto: César Martínez López

Ya entrada la noche llegaron más camiones, uno tras otro, al tiempo que pobladores de la comunidad ofrecían tamales, empanadas, café, arroz con leche. Un hombre gritaba “llegaron los tamales… de a seis, de a seis”  y más tardó en abrir la bolsa que en venderlos. Y es que la zona para hombres estaba cerca del estacionamiento, lo que hizo que las participantes del Encuentro, al llegar exhaustas luego de un viaje de más de 30 horas, decidieran cenar antes de registrarse.

DÍA 1: 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer

Los primeros rayos del sol iluminaban las montañas zapatistas y a la par, en el sonido local, sonaron las mañanitas. Al terminar, la voz de una mujer enunció ¡“bienvenidas mujeres del mundo”! en respuesta, un grito masivo de alegría de miles de mujeres retumbó hasta las tiendas de campaña del campamento de hombres.

El eco de ese grito hizo que varios hombres salieran de sus tiendas de campaña, sólo escuchando, sólo mirando, tal vez preguntándose cuál sería su papel en este hecho histórico en el que por vez primera no serían los protagonistas.

EL “MOMENTO” LLEGÓ

Ya para medio día había poco más de 60 hombres en el campamento. Provenientes de diferentes estados de la República y países. Había de Chiapas, Ciudad de México, Coahuila, Colima, Estado de México, Jalisco, Michoacán,  Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí; también de Argentina, Bélgica, Canadá, Chile, Colombia, Cuba, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Italia, País Vasco, Suiza y Uruguay.

Muchos de ellos “mochileros”, o viajeros nómadas como también se les conoce, que acompañaron a las mujeres al Encuentro.

Al campamento llegaron dos mujeres zapatistas: -“Compañeros, queremos hacerles una petición. Siguen llegando hombres y no tienen tienda de campaña, les pedimos quienes sí la tienen, la muevan a la orilla para que ellos queden en medio y se cubran un poco el frío”.

Mientras algunos asentían con la cabeza, otros levantaban la mano para pedir la palabra. El primero preguntó “¿Compañera, cuándo nos dejarán entrar para apoyar, nos dijeron que haríamos labores de cocina, limpieza?” Otro agregó “¿Dónde están las regaderas? ¿Dónde podemos tomar agua?”

La mujer zapatista con voz firme les contestó: - “ya tenemos cubierta la parte de la cocina, la limpieza, todo. Por ahora no necesitamos apoyo, compañero. De las regaderas vamos a preguntar. Sólo les pedimos hagan espacio para sus compañeros”-.

- “Ni modo, yo estaba dispuesto a ayudar”- se alcanzó a escuchar una voz a lo lejos. Sin embargo, un adulto mayor, con voz fuerte dijo:

- “Compañeros, aprovechando que las compañeras zapatistas lograron reunirnos, quisiera proponer, bueno, primero me presento, soy Francisco Reyes, Concejal del Congreso Indígena de Gobierno. Me gustaría que ya estando reunidos pudiéramos platicar entre nosotros sobre lo que nos trae aquí, yo quisiera hablarles un poco sobre el proceso zapatista, de Marichuy, claro, si ustedes lo desean”-.

La mayoría aprobó la idea. Se sumaron más propuestas. Entre las inquietudes salieron varias cosas, desde que un “compa” argentino lavó las letrinas porque estaban muy sucias, hasta el tema de la basura. -“Hay que recoger la basura compas, no es posible que si nos ofrecieron este espacio, les dejemos un basurero”-.

Todos voltearon a su alrededor sólo para confirmar el hecho, pero nadie levantó un solo papel.

Otra propuesta se escuchaba: -“también propongo que ya estando aquí hablemos de nosotros. Aprovechemos el tiempo ya que no nos requieren allá”-.

La propuesta generó un silencio total. Para no provocar más incertidumbre el Concejal propuso hacer una Asamblea, presentarse, de dónde venían, a qué venían.

Uno por uno se fueron presentando. Algunos se retiraron a recostar cerca de su tienda de campaña, a mirar la montaña. Luego de la ronda de presentación algunos levantaron la mano para plantear temas y grupos de trabajo: pareja, amigos, cuestiones personales, trabajo, sexualidad, conciliación, cuerpo, casa, formación, lenguaje, contexto, difusión, fueron los temas a platicar.

CIMACFoto: César Martínez López

La consigna antes de iniciar las pláticas era: “Mirémonos en el espejo, ya estamos aquí compañeros, aprovechemos el espacio, reconozcamos que somos hombres con privilegios y busquemos entre nosotros la forma de romper con ello”.

Alguien más aprovechó la oportunidad y propuso: - “Compañeros, qué les parece que además de lo que hablemos, redactamos una carta y se las hacemos llegar a las compañeras del Encuentro. Decirles que estamos con ellas, que las acompañamos, que estamos afuera a la expectativa de lo que resuelvan allá adentro.

Aún no terminaba de hablar y varios ya tenían alzada la mano.

- “Amigo ¿en verdad crees que están pensando cómo la estamos pasando acá afuera? ¿Crees que van a hacer un espacio en sus actividades para leer una carta redactada por hombres? No les interesa lo que hagamos nosotros, mucho menos están esperando una carta de nosotros”-.

- “Ellas están hartas de que los hombres robemos espacios, que seamos los protagonistas. Dejémoslo así, nada de cartas ni mensajes”, decía alguien más.

En los equipos las conversaciones se alargaban, otros grupos terminaban en el tiempo estipulado y comenzaban a prender una fogata, sonaban los primeros acordes del “compa” que trae la guitarra y otro los tambores. Los equipos que daban por terminada la discusión, se acercaban al fuego. Así, simple y llanamente se “decidía” continuar con la Asamblea al día siguiente “a las 9, no, mejor a las 10 de la mañana”.

DÍA 2: LA COSTUMBRE DEL PROTAGONISMO

Mientras algunos esperaban la Asamblea, un grupo de casi 40 hombres comenzaba a recoger algunas pertenencias de su tienda de campaña y caminar rumbo a la carretera. Permeaba el desconcierto, y enseguida se difundió la noticia.

-“Ayer, fuimos 10 compas al Caracol que está más adelante y los zapatistas nos dejaron bañar, hoy nos dan chance de regresar a darnos un regaderazo, conocer los murales, y ya de paso podemos echar la ‘cáscara’”.

Nadie se opuso, pero la Asamblea organizada para las 10 de la mañana se recorrió para las 3 de la tarde. Mientras unos se iban, otros se quedaron a platicar entre ellos.

- ¿Ha venido tu compañera al campamento?

- Sí, vino ayer, me dijo que está muy contenta de estar allá, que se respira libertad, sin ningún hombre que las esté acosando. A ti ¿te han venido a ver?

- No, no sé nada, tal vez sea por eso que no vienen.

Eran casi las 2 de la tarde y empezaban a regresar de “echar la cáscara”. Para la hora de la comida, algunas mujeres acudieron al campamento a compartir la comida con sus compañeros.

Un grupo de cuatro hombres, arriba de los 45 años, que se la pasaron bajo la sombra, sentados, con los brazos cruzados, sólo mirando pasar a la gente aprovecharon para hacer “chistes” a sus compañeras:

- “¿Ya pidieron la comida?”  -les pregunta una mujer a sus compañeros-.

- “No te me enojes mi chaparrita cuerpo de uva… ¡ah no! eso ya no está permitido ¿“verdá”? ¿o sí?… ¿nos van a dar un manual de qué piropos sí podemos decirles?

Acto seguido, toma el gafete color rojo de su compañera y dice a los demás:

- “Como en el fútbol. Me van a sacar la tarjeta roja por andar diciendo esas cosas”. Los tres hombres que lo acompañan se ríen.

Una hora y media después se escuchaban chiflidos y voces que gritaban: “compas, ya vamos a empezar, acérquense”. Para ese momento se juntaron cerca de 70 hombres. Uno de ellos tomó la palabra “Tenemos un acuerdo, son pocos días. No nos comprometimos, quedamos a las 10. Son casi las 4 de la tarde”. El comentario terminó siendo regaño. Nadie dijo nada.

La discusión se centró en la propuesta de un participante:

- “Compañeros, les propongo que recopilemos las reflexiones y hagamos un pronunciamiento”.  Sólo un par lo secundaron, enseguida otros levantaron la mano.

- “Yo no me imagino un manifiesto, un pronunciamiento o algo por el estilo. Es un Encuentro de Mujeres, te imaginas si publicamos un texto, cómo lo van a tomar los medios, las mismas compañeras, la idea es dejar de ser protagonistas. Quitemos de la cabeza ese pensamiento”, afirmaba un joven que no pasaba de los 25 años.

Otros continuaron: “Yo más bien creo que valdría la pena juntar todas las reflexiones, hacer una comisión que redacte un texto y nos lo rolemos. Uso personal, nada público, estamos acá y han salido ideas que podemos seguir trabajando desde nuestros espacios, pero siempre en lo individual, nada de protagonismos. No le demos más herramientas al patriarcado”.

Votemos y lo que diga la mayoría, se mencionó, pero el Concejal rechazó la idea de votación y propuso seguir un principio zapatista que también es usado por las feministas: “Convencer y no vencer”. Con ese argumento, la propuesta del pronunciamiento no trascendió.

Con ese acuerdo concluyó el día. Nuevamente se hizo una fogata.

Cerca de medianoche un grupo de zapatistas se acercó a la fogata. Uno de ellos señaló a un joven. Lo llamaron y lo separaron del grupo que permanecía cerca del fuego. Lo cuestionaron de consumir droga. Al principio lo negó, sin embargo, aceptó su acción. Los insurgentes sólo le llamaron la atención y le pidieron no volver a hacerlo en espacios autónomos, de otra forma sería expulsado.

Y es que desde la “Ampliación de la Ley Revolucionaria de Mujeres Zapatistas”, acordada justamente en una Asamblea preparatoria para las actividades del Día Internacional de la Mujer en el año de 1996, quedó expresamente prohibido el uso de cualquier sustancia adictiva. “Se prohíbe estrictamente la siembra, el cultivo y el consumo de drogas, mariguana, amapola, cocaína, en nuestros cuerpos porque somos las mujeres las que más sufrimos las consecuencias de este vicio”.

Prohibir el consumo de bebidas alcohólicas y drogas fue una decisión colectiva. Las Asambleas de mujeres y hombres, de jóvenes y adultos mayores, fueron quienes definieron las Leyes Revolucionarias Zapatistas.

CIMACFoto: César Martínez López

DÍA 3: EL CIERRE Y “EL BAILONGO”

Ya para el último día los temas que cobraron más interés fueron los relacionados a la sexualidad, el cuerpo y el lenguaje.

Como en el primer día, los cuestionamientos permeaban el ambiente. -“Dicen que nos dejarán entrar para el cierre. Que va a haber ‘bailongo’”. Algunos se emocionaron. No querían dejar pasar la oportunidad de “sentirse” parte de esta historia, la que sería contada solo por mujeres.

Para el cierre, los cerca de 70 hombres compartieron los últimos comentarios, además de “rolar” una lista de contactos para poder compartir por medio de internet lecturas, ideas, propuestas y todo lo que aporte para seguir dándole seguimiento a este esbozo de ideas.

De pronto alguien dijo por ahí: - “Ya está confirmado, sí nos dejarán entrar para el cierre”.

Enseguida las opiniones se dividieron:

- “A mí sí me gustaría entrar pero me sentiría más cómodo si vinieran a invitarnos”.

- “¿Tú te crees que van a venir por ti a llevarte de la mano? Hermano, no nos necesitan, están súper felices allá”-.

- “Bueno, tal vez podríamos ir a la puerta”-, insistía.

- “Estarás en las rejas esperando que te abran… no… así no es la cosa, esa tiene que ser una decisión propia de si vas o no”-.

En tanto, al término de la clausura, cerca de las 10 de la noche, los demás estaban a la espera de que las puertas que dividieron los campamentos durante 3 días, se abrieran para reunirse nuevamente con sus compañeras.

18/CML/LGL

 








ESTADOS
DERECHOS HUMANOS
   “Construir el mundo que queremos y necesitamos”
"No te rindas, no te vendas, no claudiques" el llamado de las zapatistas
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Anayeli García Martínez, enviada
Cimacnoticias | Altamirano, Chis.- 12/03/2018

Luego de tres días de trabajos y fiesta este sábado 10 de marzo concluyó a las 8 de la noche el Encuentro Mujeres que luchan, cuando al templete subieron las indígenas zapatistas y la comandanta Miriam para dar un mensaje a quienes llegaron desde diferentes comunidades y países para compartir sus experiencias, mirarse, escuchar y conocer las formas de organización de las otras. 

"No te rindas, no te vendas, no claudiques": fue el mensaje y "seguir vivas y seguir luchando": el acuerdo. Dos ideas que cerraron el Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan que se realizó del 8 al 10 de marzo en el Caracol de Morelia, en el estado de Chiapas: 

Combinando todas las emociones, Alejandra, una joven miliciana se encargó de pronunciar las palabras recogidas entre las compañeras de los cinco Caracoles zapatistas: el de Morelia, La Realidad, La Garrucha, Oventik y Roberto Barrios, lugares de encuentro ubicados en las tierras recuperadas por el movimiento zapatista de 1994.

Las zapatistas, unas dos mil que asistieron y las que no pudieron llegar porque se quedaron en las comunidades a cuidar las tierras y las familias, esperaron varios meses para planear este espacio dedicado a hablar, reír y llorar, sin la presencia y los prejuicios de los varones.

"Hermanas y compañeras, al final de cada participación encendimos una vela. Esa pequeña luz es para ti. Cuando te sientas sola, tengas miedo, cuando la lucha o la vida sean muy duras préndela de nuevo en tu corazón, en pensamiento y en tus tripas", dijo.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

Palabras que cobraron sentido después de hablar con madres de mujeres desaparecidas en Ciudad Juárez o asesinadas en el Estado de México; con indígenas violadas en el conflicto armado de Guatemala, con las que son discriminadas en Marruecos, las que son violentadas en España o con las olvidadas en Chile y Sudamérica

"Llévala (la luz) a las desaparecidas, asesinadas, presas, violadas, golpeadas, acosadas y violentada, migrantes, explotadas, muertas. Llévala y diles que no están solas, que vas a luchar por ellas, por la verdad y la justicia que merece su dolor. Conviértela en rabia, en coraje y decisión". 

La voz de Alejandra continuó escuchándose en medio de los montes chiapanecos, frente a unas siete mil mujeres y en presencia de María de Jesús Patricio, Marichuy, la mujer que hace unas semanas recorrió el país encabezando la campaña del Consejo Indígena de Gobierno y el Congreso Nacional Indígena para visibilizar a los pueblos olvidados durante el proceso electoral de México.

Imaginando utopías, Alejandra dijo que un día empezará el verdadero trabajo para hacer entender que se necesita que nunca más una mujer, del mundo que sea, del tamaño que sea, de la lengua y cultura que sea, tenga miedo; y por eso agregó que tal vez se vuelvan a ver y a estar  juntas para para prender fuego al sistema. "Ese día que será noche vamos a construir el mundo que merecemos y necesitamos".

Sin abundar a que se refería, dejo por sentado que en algún momento todas las asistentes que estuvieron en alguna representación, una obra de teatro, una canción, una charla o un taller, hablaron del sistema capitalista, de aquel que convierte todo en mercancía, y del sistema patriarcal que violenta a las mujeres por ser mujeres.

"Y tal vez vas a estar junto a nosotras, cuidando que nadie apague ese fuego hasta que no queden más que cenizas... Ese día que será noche, vamos a construir el mundo que merecemos y necesitamos".

Sabedoras de que cada vez que se dice "ya basta", apenas empieza el camino, como sucedió con el levantamiento armado de 1994 y con la Ley Revolucionaria de Mujeres de 1993, las zapatistas llamaron a sus hermanas y compañeras a seguir vivas y seguir luchando: cada quién según su modo, su tiempo y su mundo.

Un acuerdo sin precedentes por ser tan sencillo como libertario, tan simple que hizo estallar a las miles de mujeres que asintieron con un sí prolongado.

La segunda propuesta del colectivo zapatista se hizo reconociendo que no todas están contra el sistema o que no todas reconocen que sea esta la causa de la exclusión, por eso acordaron estudiarlo en sus colectivos para reflexionar si es ese modelo de supuesto desarrollo el responsable de sus dolores.

Finalmente la tercera propuesta fue con la esperanza de seguir trabajando por la libertad de las mujeres: organizar un segundo encuentro el próximo año.

Pero como lo dijo Alejandra, las indígenas no esperan que estas reuniones sean solo en tierra zapatista o que se queden en el Caracol de Morelia "Torbellino de nuestras palabras", como se le conoce, sino en los tiempos y modos de las otras, por eso invitaron a que cada quien organice encuentros.

Concluidas las palabras y tras la despedida de la comandanta Miriam, las mujeres del mundo,  representadas por emisarias de Canadá, Cuba, Marruecos, Estados Unidos, Palestina, Argentina y Brasil, entre otras, entregaron los regalos más simbólicos que encontraron, desde cartas de solidaridad, obras de arte, semillas para sembrar o incienso hasta las banderas de sus naciones.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

18/AGM/LGL








NACIONAL
FEMINISMO
   Mujeres zapatistas organizan pláticas y talleres
En el Caracol, rinden homenaje a mujeres asesinadas
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Anayeli García Martínez, enviada
Cimacnoticias | Altamirano, Chis.- 09/03/2018

A pleno rayo del sol, en medio de la explanada del Caracol de Morelia, en Chiapas, una mujer adulta, protegida solo por un rebozo azul, trata de seguir las palabras de otra mujer que habla, y aunque intenta no perder las ideas, tampoco lleva premura, así que lentamente desliza la pluma sobre su cuaderno para anotar cada letra, tratando de hacerla bien redonda o muy espigada.

Ella y otras mujeres, la mayoría con pasamontañas, van y vienen de un lado a otro con su cuaderno y pluma en mano para anotar lo que escuchan en los talleres y pláticas del “Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultura de Mujeres que Luchan” organizado por las integrantes y simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y del Consejo Indígena de Gobierno y el Congreso Nacional Indígena.

Durante la segunda jornada del encuentro que inició ayer y concluirá este sábado 10, las mujeres del mundo, mexicanas, europeas o latinas, continuaron una jornada de celebración que ayer 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, cerró con un homenaje a las mujeres rebeldes pero sobre todo a las que han sido asesinadas o que murieron mientras luchaban por una vida digna.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

La noche de este jueves las zapatistas suspendieron la música y apagaron las luces para que en todo el Caracol se vieran las veladoras que alumbraron el lugar y que por unos momentos permanecieron encendidas para recordar a quienes fueron asesinadas o ya no están vivas.

A partir de las ocho de la mañana de este viernes comenzaron los talleres y pláticas, sesiones donde las zapatistas llegaron dispuestas a aprender, y es que quienes no cargaron a sus hijos en brazos, llevaron sus libretas para recoger la palabra escrita que es una de las pertenencias más valiosas cuando se trata de comunicar la filosofía del movimiento zapatista.

A la par del baile y de las retas de fútbol o volibol, las reflexiones estuvieron presentes y aunque la tradición indígena ha hecho que las mujeres tengan precaución para hablar en público y con gente desconocida, entre ellas comentan las exposiciones donde se ha hecho ver las batallas de otros países pero también la violencia sistemática contra las mujeres.

Con frases como: "Hija sírvele a tu esposo, las mujeres como las escopetas, cargadas y en el rincón... ya vas a chillar...pareces vieja... Para ser mujer no está mal... Como la van a respetar si se viste así ¿Y sí puedes o que te ayuden?..", un colectivo montó una propuesta dancística y sonora que puso el debate sobre la mesa.

Y mientras unas escribieron la palabra otras hablaron de la migración, del ser mujer, de expresar emociones; y otras más hicieron contacto con el cuerpo, con los movimientos de manos, caderas y pies porque resulta más efectivo cuando no todas hablan el mismo lenguaje y se entienden mejor que en tzotzil, español, italiano o inglés.

18/AGM/LGL








NACIONAL
FEMINISMO
   COBERTURA ESPECIAL
   “Entendernos y hacer crecer la rebeldía y la resistencia”
"Acordamos vivir y vivir es luchar”, mujeres zapatistas inauguran Encuentro
CIMACFoto:Sonia Gerth, enviada
Por: Anayeli García Martínez, enviada
Cimacnoticias | Altamirano, Chis.- 08/03/2018

Cuando las mujeres se convierten en víctimas y mercancía, hay palabras que no pueden pronunciar frente a los hombres, por eso y porque necesitan espacios propios y autónomos, este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, las mujeres zapatistas inauguraron el “Primer Encuentro Internacional Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan”.

Hoy, que el peor delito es ser mujer y la sentencia es la muerte, la vida es un volado, por eso las zapatistas llamaron a las mujeres del mundo a reunirse y encontrarse en la zona autónoma de El Caracol de Morelia, lugar ubicado en el sureste chiapaneco. La idea de estar juntas es --y será-- entenderse y hacer crecer la rebeldía y la resistencia.

Después de viajes de hasta 42 horas en autobús y cargadas de casas de campañas, alimentos, agua, todo tipo de víveres e ideas, este 7 de marzo las mujeres provenientes de México y del mundo llegaron al Caracol, un espacio enmarcado en los montes chiapanecos que desde temprana hora se organizó para recibirlas.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

Tras una larga jornada de recepción que se prolongó por la madrugada, este 8 de marzo, a las 6 de la mañana comenzó la música que dio paso a las actividades logísticas: preparación de alimentos, lavado de ropa o dar un baño a las niñas y niños; dos horas después las mujeres de los pasamontañas tomaron los micrófonos.

Cada una vistió un uniforme que identifica su rango y sus actividades: botas negras, pantalón verde olivo y camisetas cafés para las encargadas de la seguridad; camisetas rojas para las que están en la organización y las que llevan huaraches, faldas o vestidos, formadas en filas perfectas para escuchar a sus líderes y compañeras.

"Tal vez cuando regresen a sus mundos, tiempos y modos --dijo una de las zapatistas-- les preguntarán si hubo un acuerdo. Sí, acordamos vivir y vivir es luchar, entonces acordamos luchar. Acordamos volver a encontrarnos, el año que viene, en la tierra zapatista", dijo ella aclarando que no se trata de pronunciamientos, sino de compartir saberes.

Custodiadas por una cuadrilla de mujeres insurgentes y con las concejalas del Concejo Indígena de Gobierno como observadoras de honor, las zapatistas fueron leyendo las palabras que prepararon para contar cómo era su vida antes del levantamiento zapatista de 1994 y los cambios que lograron después de promover la autorización.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

Dijeron cómo fueron excluidas de la lucha y cómo fueron fundamentales para hacer tortillas y preparar pozol para los hombres que se reunían en el monte. También hablaron de la discriminación y de que lograron caminar junto a sus compañeros varones para que ambos hicieran tareas como cuidar a hijas e hijos.

Mientras las zapatistas daban sus discursos, seguía la verbena en los alrededores; entre la venta de artesanías y comida, y el encuentro con mujeres que contaban sus anécdotas, o quiénes esperaban hablar con otras como la académica Gloria Careaga, o Araceli Osorio, la madre de Lesvy Berlín Osorio, estudiante de la UNAM asesinada el año pasado en Ciudad Universitaria, en la capital de México.

Entre esa diversidad de mujeres, una de las oradoras habló de cómo es un monte de mujeres; y a modo de poema explicó que en los montes hay árboles de diferentes formas y tamaños: ocote, pino o cedro.

Como quien cuenta un cuento, dijo que cada uno de esos árboles no es igual y luego agregó que todas las mujeres son igual de distintas. "Diferentes colores, diferentes tamaños, diferentes pensamiento. Somos mujeres que luchan. Somos diferentes pero somos iguales", dijo.

Todas ellas en su diversidad viven en un sistema que hace creer a los hombres que ellas no valen lo mismo, donde se desprecia a quienes no saben leer o no han leído libros escritos por las feministas, por eso la invitación a partir de hoy y hasta el 10 de marzo es hablarse, escuchar, festejar, mirar y aprovechar el estar sin la mirada de esos varones que acostumbran ser jueces de lo que hacen las mujeres.

En este monte de árboles que recibió a las asistentes con sol intenso de día y un cielo estrellado de noche, se espera que la lucha no sea una competencia por saberse la más libertaria o las más revolucionaria, sino un regalo de arte, diversión, deporte y conocimiento, Por eso, alrededor de las 13 horas de este día, se rompieron las filas y se dio paso a las actividades deportivas.

El encuentro terminará el próximo 10 de marzo.

18/AGM/LGL








REPORTAJE
FEMINISMO
   REPORTAJE ESPECIAL
   Encuentro con mujeres zapatistas, que llaman al habla y la escucha
“Mujeres que luchan” inicia en Chiapas
CIMACFoto: Anayeli García Martínez
Por: Anayeli García Martínez, Sonia Gerth y Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 07/03/2018

Justo cuando México atraviesa un proceso electoral y las mexicanas exigen el derecho a vivir libres de violencia, un alto al feminicidio, al acoso sexual y la violencia de género; las zapatistas se colocaron en primera fila y lanzaron una provocación al movimiento feminista, llamaron a reencontrarse, una vez más, para hablar, escucharse y organizarse.

A partir del 29 de diciembre del año pasado la invitación al “Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de las Mujeres que Luchan” se esparció por redes digitales y personales y hasta enero de este 2018 ya sumaban 651 personas registradas, mujeres alistándose para emprender un viaje desde sus países, ciudades o pueblos, hasta la zona indígena del sureste de Chiapas que en 1994 hizo temblar al Estado mexicano.

A 24 años del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en el contexto del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y en medio de la irrupción política que causó la primer mujer indígena que buscó la Presidencia de la República, María de Jesús Patricio; las indígenas, mestizas y extranjeras, se darán cita durante tres días en el Caracol de Morelia, ubicado en Chiapas, zona indígena Tzotz Choj.

Del 8 al 10 de marzo las tejedoras de la palabra darán  seguimiento a una lucha que es más vieja que la insurrección de 1994.

A propósito de este encuentro, Cimacnoticias realizó un recuento histórico de la participación de las mujeres en el zapatismo, su búsqueda en el reconocimiento de sus derechos, y su organización. La investigación se hizo a través de la recopilación de documentos del Centro de Documentación “Adelina Zendejas” de CIMAC, publicaciones del suplemento La Doble Jornada y la documentación periodística del libro “Las Alzadas”, coordinado por la periodista Sara Lovera y Nellys Palomo.

“NO CLAUDICAMOS”

El encuentro se da ante la necesidad de tejer lazos en un país donde a diario, 7 mujeres son asesinadas y a cada momento brota a la luz pública un caso de acoso sexual. “Pero como quiera no tenemos miedo, o sí tenemos pero lo controlamos, y no nos rendimos, y no nos vendemos y no claudicamos”, esas son las palabras de las organizadoras.

Las mujeres que forman el Comité Clandestino Revolucionario Indígena de la Comandancia General del EZLN, las concejalas, juntas, promotoras, milicianas, insurgentas y bases de apoyo zapatistas, convocantes a esta reunión de saberes, pidieron a todas las mujeres, feministas, defensoras y ciudadanas, escucharse como forma de sanación y de acción.

Ahora que en México las víctimas y familias de mujeres desaparecidas, víctimas de feminicidio, acoso sexual, hostigamiento laboral, despojo de tierras o violencia del Estado han tomado la iniciativa de denunciar a policías, jueces, comunicadores y funcionarios, la idea es tomar bríos para saberse acompañadas y juntas, auto organizarse.

La cita es singular, será en una zona indígena y selvática, donde el autogobierno se hace cargo de las necesidades básicas como luz y agua y donde los hombres tendrán que hacer lo que socialmente no les ha tocado: cuidar a niñas y niños, preparar alimentos, hacerse cargo de la limpieza y estar en espacios considerados de servidumbre pero que para el zapatismo son base de la organización.

UNA VEZ MÁS NOS ESCUCHAMOS

Antes del levantamiento armado del EZLN la primera rebelión que cimbró a las comunidades chiapanecas y que después haría eco a nivel nacional fue las de las mujeres, la de aquellas que sin saber de Derechos Humanos decidieron que una revolución sin igualdad simplemente no podía ser.

El 8 de marzo de 1993 las indígenas hicieron el primer levantamiento cuando exigieron terminar con las costumbres que no les gustaban como ser violentadas y obligadas a casarse con hombres que no querían, o tener hijos que no podían cuidar. El resultado de esa rebelión que disgustó a algunos e hizo reflexionar a otros, fue la Ley Revolucionaria de las Mujeres.

Allí se mostró que las causas de los pueblos indígenas y de las mujeres no están alejadas y aunque poco se sabe, las mujeres fueron protagonistas invisibles de los acontecimientos que trascendieron las fronteras del país hace 24 años. Líderes como la comandanta Ramona y la mayor Ana María, tuvieron tareas vitales para el movimiento, y sus perfiles fueron inspiración para otras.

A un cuarto de siglo de distancia, el próximo encuentro de mujeres en Chiapas no es el primero que se realiza en nombre de la inclusión y contra la opresión. En los años seguidos al levantamiento armado de 1994, el movimiento de mujeres indígenas vivió un impulso y se realizaron varios foros y eventos involucrando la visión de las zapatistas.

En 1995 se reunieron en el Encuentro Nacional de Mujeres de la Asamblea Nacional Indígena para la Autonomía (ANIPA) para preparar su participación en el Foro Nacional Indígena y en la mesa de Diálogo en el municipio de San Andrés Larráinzar. Allí trabajaron temas de participación política de la mujer, autonomía, derecho a la tierra, salud y derechos reproductivos.

Dos años después, en 1997, en Oaxaca, se formó la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas en el marco del Encuentro Nacional de Mujeres Indígenas. Entre las exigencias estuvieron el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, la salida del Ejército mexicano de las comunidades indígenas, la reforma del artículo cuarto constitucional para hacer explícitos derechos indígenas y paridad política; y la reforma al artículo 27 constitucional para permitir a las mujeres heredar y usufructuar la tierra.

A finales de 2007, conmemorando el 14 aniversario del alzamiento zapatista, se realizó el Tercer Encuentro entre los Pueblos Zapatistas y los Pueblos del Mundo, el cual se centró en las vivencias y los logros de las mujeres zapatistas. Así, se trataron temas de salud, educación, y organización.

MUJERES, BASE DEL ZAPATISMO

El movimiento feminista mexicano y el mundo entero se sorprendieron al ver la participación activa de las mujeres tanto en los rangos militares como en la dirección política de las y los zapatistas que se levantaron en armas el 1 de enero de 1994.

En ese entonces la mayor Ana María, a sus entonces 26 años, al mando de más de mil personas, fue dirigente de la toma de San Cristóbal. Al hablar con cronistas sobre su vida, la mayor contó que como muchas no estudió ni se preparó, por eso se fue a la montaña, donde aprendió a leer, escribir y hablar castellano. En medio de la lucha armada pudo decidir quién sería su compañero de vida.

Por su parte la comandanta Ramona, formó parte del Comité Clandestino Revolucionario Indígena. En idioma tzotzil habló sobre la vida cotidiana de las mujeres en las comunidades, de los días largos, de cómo sufrieron de hambre y malnutrición, cómo se enfermaron, de los puestos de salud que se encontraban demasiado lejos y de los decesos de niñas y niños.

La comandanta recorrió su comunidad llevando su palabra para decir lo que todos sabían pero que poca gente mestiza acepta: el trabajo que implica llevar las artesanías al pueblo y enfrentar discriminación y racismo; el hecho de que los hombres vean mal que sus mujeres tomen la palabra y ocupen puestos, o cómo las niñas desde pequeñas son vendidas a sus futuros esposos.

En la euforia de 1994 la mayor Ana María, al igual que otras mujeres, exigió a los varones zapatistas lo que les correspondía de aquella revolución; el derecho de las mujeres a organizarse y a participar en la milicia, aunque para ellas no sería lo mismo porque tuvieron que demostrar que podían realizar el mismo trabajo que ellos, hasta que se abrieron paso a los más altos mandos.

No sólo las mujeres combatientes se hicieron presentes, como la comandanta Ramona, también estuvieron las adultas mayores, aquellas que permanecieron en los pueblos y que fueron bases fundamentales del EZLN. Ellas se encargaron de la seguridad de las comunidades, monitorearon, diseñaron y cosieron los uniformes de la insurgencia, mantuvieron al ejército alimentado y cuidaron a la niñez mientras las jóvenes y los varones salieron a luchar.

Es por eso que sus demandas tuvieron que ser escuchadas. Junto a la Declaración de la Selva Lacandona, se publicó la Ley Revolucionaria de las Mujeres. Diseñada desde 1993, en ese documento, las indígenas demandan un salario justo, el derecho de tener cargos en la comunidad, el derecho a salud, educación, a una vida sin violencia, y -cosa inédita- el derecho de elegir a su pareja y la cantidad de hijos e hijas que quisieran tener.

Para construir esa ley la comandanta Ramona fue la encargada de recoger las opiniones de las comunidades tzotziles y la comandanta Susana, la palabra de las comunidades tzeltales. De forma aguda las mujeres indígenas problematizaron la relación entre el cambio y dejar atrás las tradiciones o costumbres que las mantenían en los ciclos de marginación y violencia.

En ese entonces las feministas críticas cuestionaron cómo las mujeres podían participar en una lógica de guerra y una institución tan patriarcal como es un ejército. Observaron que las mujeres destacadas del zapatismo se limitaron a leer cartas del Subcomandante Marcos y que los traductores de Ramona, por ejemplo, en vez de traducir se metieron a interpretar.

Con todo, la Ley Revolucionaria de las Mujeres tuvo repercusiones tanto en el movimiento feminista como en el indígena y desencadenó un debate amplio. A pesar de las críticas preponderó la inspiración que las mujeres chiapanecas dieron a otras indígenas y a muchas mujeres que luchan por la igualdad en el país. Aunque aún faltaba esperar que se cumplieran sus demandas.

A 24 AÑOS DEL LEVANTAMIENTO...

A 24 años, hoy Chiapas continúa siendo el estado más pobre de México, y muchos municipios indígenas carecen de servicios básicos como agua, energía, y salud.

Según el último diagnóstico del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2012, 75 por ciento de la población chiapaneca se encontraba en pobreza y 32 por ciento en situación de pobreza extrema. Niveles iguales a los de 1994, según la investigadora de la Universidad de Harvard, Viridiana Ríos.

Al nivel nacional, Coneval reporta que 45 por ciento de la población se encuentra en situación de pobreza y 10 por ciento en pobreza extrema.

Al hablar de salud en Chiapas, donde la sociedad es diversa, en los municipios mayoritariamente poblados por indígenas, las problemáticas se agudizan. La organización Melel Joxobal constató en 2015 que las complicaciones de embarazo y parto eran la principal causa de muerte en mujeres indígenas.

Ese mismo año la Secretaría de Salud informó que la Razón de Muerte Materna (RMM) en Chiapas era de 68 por cada 100 mil nacidos vivos, en tanto, la medida nacional se ubicaba en 39 decesos, esto significa un 43 por ciento más.

En suma, muchas adolescentes se casan a edades tempranas y tienen poco acceso a información sobre planificación familiar. En los altos de Chiapas, 73 por ciento de las mujeres tuvo su primer hijo entre los 11 y 19 años de edad, según la Encuesta de Salud y Derechos de las Mujeres 2015. Esto les impide una libre decisión sobre sus proyectos de vida, constata Melel Joxobal.

La educación debería de ser una parte fundamental para preparar a las niñas a tomar decisiones autónomas, pero en muchos casos, faltan oportunidades. Aunque el país tiene cifras oficiales de escolaridad y alfabetización del 95 por ciento, el rezago educativo de las y los indígenas es significativo. La mitad no termina la primaria, según el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas, y el monolingüismo les hace más vulnerables a la discriminación.

LA ENSEÑANZA DE MARICHUY

Este encuentro cobra mayor relevancia porque es parte de la estela de esperanza que dejó la candidatura indígena propuesta desde 2017 por el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y el Congreso Nacional Indígena (CNI) para participar en el proceso electoral de 2018 en busca de la Presidencia de la República, misma que no logró los apoyos ciudadanos suficientes para concretarse, a pesar de la organización ciudadana que causó.

La propuesta del CIG-CNI fue que su vocera, María de Jesús Patricio, conocida como Marichuy, llevara la voz de los pueblos indígenas al proceso electoral, que fuera ella, una mujer indígena, quien hablara a la ciudadanía del despojo de las tierras, la explotación, la opresión y discriminación que viven las personas del México de abajo.

La precampaña de una mujer indígena hizo ver que todavía hay un país que desprecia a las personas por su color de piel, su sexo, o su nivel de estudios, pero además que se niega a escuchar lo que tengan que decir. Y aunque los partidos políticos actualmente deben postular a personas indígenas en 13 distritos electorales para competir por una diputación, la realidad es que la discriminación persiste.

Las expectativas puestas en este encuentro son altas. Convergerán mujeres de todas las edades y nacionalidades. Vienen de todos lados del mundo, de Europa y de Latinoamérica. En México, se encuentran alistadas mujeres de 27 entidades.

Todas ellas vertieron 202 propuestas de actividades, saberes y experiencias con el objetivo común de compartirlas a lo largo del encuentro; desde música, danza, teatro, circo, cuentacuentos, presentaciones de libros, dibujo, fotografía, cine y deporte. Es quizás este encuentro una forma de seguir reflexionando y hacer organización para formar esas resistencias de las que habló Marichuy en su paso por los pueblos de México. 

Hasta ahora las organizadoras han informado que se tiene contemplado la impartición de talleres sobre la violencia de género, manifiestos feministas, ciberfeminismo, la valoración y uso de la sangre menstrual,  danzaterapia, género, pintura, grabado, entre otros.

A este amplio número de saberes se suman pláticas del linaje femenino, cuerpo de la mujer, formas de resistencia, defensa de los Derechos Humanos, educación antimachista, experiencias de sobrevivientes a la violencia, lucha de mujeres en Francia e Italia, el feminismo en Cuba, feminismos indígenas y afros… Durante cinco días, las mujeres hablarán y escucharán sus inquietudes, conocimientos y anhelos.

Previo al encuentro, este martes 6 inició la Asamblea del Movimiento en Defensa de la Tierra, el Territorio y por la participación y el reconocimiento de las mujeres en la toma de decisiones, en San Cristóbal de las Casas, en la cual se busca difundir información sobre el contexto de violencia contra las mujeres, violencia feminicida, el riesgo que representan las zonas económica especiales.

Entre otros temas a debatir está el de la Ley de Seguridad Interior, despojo a la tierra y la reflexión de la efeméride del 8 de marzo. La Asamblea concluye este día para que mañana inicie el Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan.

18/AGM/HZM/SG/LGL








ESTADOS
POLÍTICA
   En noviembre inicia gira para recabar 866 mil firmas para su registro
Marichuy y CIG buscan “sacudir al país”, no ganar las elecciones
Marichuy, candidata y vocera del Concejo Indígena de Gobierno. Foto: Isaín Mandujano
Por: Ángeles Mariscal
Cimacnoticias/ChiapasParalelo | Tuxtla Gutiérrez, Chis.- 20/10/2017

Al cierre de la gira que la candidata a la presidencia de México, María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, emprendió a lo largo del territorio donde tienen presencia el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), los pueblos indígenas que la recibieron dejaron claro que lo que se busca no es el cargo, sino “sacudir al país”.

Marichuy y las y los integrantes del Consejo Indígena de Gobierno al que representa, cerraron la gira de seis días en la comunidad Oventic, ubicada en la zona tsotsil de Chiapas, y sede de los zapatistas en la región. Ahí, ante las miles de personas que se reunieron, la comandante Hortencia, del EZLN, planteó nuevamente el objetivo de la participación en el proceso electoral de 2018.

“No importa que los ricos y poderosos no reconozcan nuestro Concejo Indígena de Gobierno y a nuestra vocera. Para nosotros los y las zapatistas y muchos otros pueblos, la palabra y el oído y la mirada que valen son las del Concejo Indígena de Gobierno y su vocera María de Jesús Patricio Martínez, porque ella, y ellas y ellos no buscan el cargo. Lo que buscan es llamar al pueblo de abajo a organizarse”.

Dijo que “no importa que gane o no gane la candidatura, o en las elecciones, lo que importa es que todas y todos nos organicemos, cada quien según su modo, su tiempo y su lugar donde vive, trabaja, lucha, resiste.

Antes, Marichuy había señalado: Es la hora de sacudir este país y agitar en cada rincón de él, de organizarnos en cada espacio, en cada barrio, nación y tribu, en cada ciudad, en el campo y en las ciudades”.

La candidata y vocera del Concejo Indígena de Gobierno dijo que el objetivo es organizarse y “de gobernarnos de acuerdo a nuestras formas propias, ejerciendo y tomando el destino en nuestras manos sin esperar a que otros lo hagan por nosotros”.

Ello a semejanza del EZLN, quien a los pocos meses de 1994, empezó la construcción de sus gobiernos autónomos, que ahora, 23 años después, están constituidos formalmente y funcionan de manera paralela a las instituciones oficiales.

Durante los encuentros que tuvo con personas mestizas e indígenas tojolabales, choles, tseltales, tsotsiles, tuvo predominio la participación de mujeres de la región, zapatistas y no zapatistas, quienes plantearon su situación particular y las acciones que han emprendido para lograr mejores condiciones de vida.

Marichuy hizo énfasis en el peso que tienen las mujeres tanto en la candidatura para la presidencia, como en los procesos organizativos que busca fomentar.

“Es la hora de las mujeres que luchan y se organizan por nacer su libertad, por nacer su patria nueva con justicia, por nacer un mundo nuevo de paz y diferente sobre las ruinas que el sistema capitalista y patriarcal van dejando por todos lados. Es el momento de que las mujeres nos organicemos sí, por el respeto de nuestros derechos, pero también por todos y por todas porque en nosotras está la fuerza para empujar esta enorme lucha”.

La candidata explicó que a partir del mes de noviembre continuará el recorrido por el país para recabar las 866 mil firmas que de acuerdo a los lineamientos del Instituto Nacional Electoral (INE), se requieren para suscribir su candidatura en el proceso electoral de 2018.

Antes, denunció que hasta el momento han tenido dificultades y trabas para este proceso, porque no ha funcionado la aplicación electrónica a través de la que deben suscribirse las adhesiones, y porque en las zonas indígenas la señal de internet es prácticamente nula.

Dijo que los detalles sobre su gira por el país los dará a conocer en los próximos días.

17/AM/LGL








ESTADOS
POLÍTICA
   Recorrerá las 5 sedes del EZLN
   
“Es la hora de los pueblos”, dice candidata Marichuy al iniciar gira
CIMACFoto: César Martínez López
Por: la Redacción
Cimacnoticias/ChiapasParalelo | Tuxtla Gutiérrez, Chis.- 17/10/2017

La candidata independiente al gobierno de México, María de Jesús Patricio Martínez, regresó a Chiapas, lugar donde en mayo pasado fue nombrada vocera y candidata del Consejo Indígena de Gobierno. Sostiene reuniones de trabajo y organización con quienes integran el Congreso Nacional Indígena (CNI), y reuniones con miles de integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

La agenda de María de Jesús, Marichuy, ha estado ligada al EZLN desde hace 22 años, cuando a convocatoria del grupo armado, nació el CNI, organismo del que forma parte desde entonces.

En 2001, a nombre del CNI y al lado de la comandanta zapatista Esther, María de Jesús habló ante el Congreso de la Unión para exigir el cumplimiento a los acuerdos de San Andrés, firmados e incumplidos por el gobierno federal, y que llevó a que de facto, el EZLN iniciara la construcción de su autonomía como gobierno y como sociedad.

Quince años después, en octubre de 2016, el EZLN aliado con grupos de la sociedad civil, lanzó la propuesta de participar en las elecciones de 2018, para poner de nuevo sobre la mesa pública la apuesta del cambio por la vía civil y pacífica.

La propuesta se consolidó en 2017 con el nombramiento de María de Jesús como vocera del CNI y candidata a la presidencia de la República. Tras su registro ante el Instituto Nacional Electoral (INE), regresó a Chiapas donde desde este fin de semana visitó las sedes del EZLN para agradecer y saludar a los integrantes del grupo insurgente.

“ES LA HORA DE LOS PUEBLOS”

La gira inició en Guadalupe Tepeyac, en la zona indígena tojolabal, un lugar emblemático porque ahí tuvo lugar la primera reunión entre el EZLN y grupos de la sociedad civil, en agosto de 1994.

Desde el camino de llegada a este lugar, comunidades zapatistas colocaron sobre la carretera grandes lonas dándole la bienvenida a María de Jesús y al Consejo Indígena de Gobierno.

Al arribar, la candidata fue recibida de manera efusiva por miles de tojolabales que llegaron de las zonas fronteriza y selva. Sobresalían mujeres ataviadas con vestidos coloridos y adornos que colocaron sobre sus pasamontañas, quienes le extendieron los brazos y caminaron a su lado hacia el lugar del encuentro.

Bajo un domo colocaron un templete festivo por los globos de colores que ondeaban al viento. Ahí María de Jesús dio un emotivo discurso  e hizo un llamado a la unión “aún con quienes piensan distinto”, porque dijo que zapatistas y no zapatistas, indígenas y no indígenas, campesinos y habitantes de las ciudades, hombres y mujeres, todos están bajo los impactos del sistema capitalista, que ha incrementado la pobreza, violencia y despojo de bienes y recursos naturales.

Ante más de cinco mil personas, sentenció: “Llegó la hora de todos los pueblos, llegó la hora de unirnos y luchar juntos todos para derrocar este sistema capitalista que nos está acabando, porque si no lo hacemos ahora, después sería demasiado tarde y podríamos todos lamentarlo”.

Alrededor, milicianos del EZLN, uniformados, custodiaron el evento y de forma particular a la candidata que los representará en las boletas electorales durante la contienda electoral de julio del 2018.

María de Jesús se rodeó de mujeres. Pidió voltear a ver a los que sufren los estragos del sistema capitalista, “aunque sea de otro color, aunque piensen diferente a como pensamos”.

“Es el momento de juntar todos esos esfuerzos y luchar juntos contra este sistema. Si no unimos estos esfuerzos vamos a seguir por años sufriendo lo mismo o quizá lo peor”, dijo.

Explicó que en el contexto del México actual, es importante actuar juntos. “Es tiempo hermanos de articularnos, de juntarnos, de ponernos de acuerdo  cómo le vamos a hacer para que nuestras comunidades ya no se las sigan acabando, es el momento de hacer ese esfuerzo y de voltear a ver a nuestros hermanos que tenemos al lado y que juntos pensemos, cómo nos vamos a organizar para derribar este sistema capitalista, y que no sólo está acabando con nuestros pueblos sino que va acabar con todos los pueblos del mundo”.

“Por eso decimos que es la hora de los pueblos, porque los pueblos hemos estado desde que inició este país. Desde que existe la tierra hemos estado. Pero han llegado otros con malas intenciones que solamente los pueblos indígenas vemos como saquean la riqueza, de cómo se aprovechan de nuestras riquezas que tenemos en nuestras comunidades”, agregó.

Llamó a todos los presentes a dejar a un lado a todos aquellos que los han dividido y que los han hecho que se peleen entre hermanos.  “¿Y cómo lo vamos a lograr? Uniendo, articulando, concientizando. Y vamos a ir caminando juntos. Y vamos a ir peleando por todos los mexicanos y por todo el mundo. Por eso decimos es la hora de los pueblos, es el momento de unirnos. Es el momento de pensar que si no damos este paso tan importante que vemos desde el CNI, tal vez vamos a estar diciendo ¿por qué no hice caso?”

ESTAMOS PEOR QUE HACE 23 AÑOS

A nombre del EZLN hablaron la zapatista Janet, una comandanta de nombre Aurora y finalmente Evelinda, otra mujer indígena integrante del grupo insurgente, quien hizo un recuento de la situación del país en los últimos 23 años, y dijo que todo sigue igual o más grave que antes de que decidieran levantarse en armas en 1994.

“Sigue la explotación, la humillación, el desprecio, el olvido, la marginación y la muerte, y la crueldad de los malos gobiernos de este país, (quienes actúan) en complicidad con los capitalistas neoliberales”.

Refirió el impacto de las reformas a la Constitución que impulsó Enrique Peña Nieto, la privatización de las tierras comunales y ejidales ¡al igual que lo hacen con los ríos, los bosques y montañas, y en general la flora y la fauna del país”.

“Estos últimos tiempos, los malos gobernantes y los capitalistas neoliberales, con su ambición, pretenden desalojarlos para robar todos los recursos naturales que los pueblos originarios han venido cuidando durante siglos y siglos, y someterlos como sus mozos y esclavos en sus propias tierras”.

“Los españoles en la época de la conquista y esclavitud, los hacendados y finqueros nos quitaron las mejores tierras, nos mandaron a las lomas, ahora quieren despojarnos de ahí, a dónde nos vamos pues? Luchemos para defendernos o nos morimos.  La mentira se hace cada vez más grande ofreciendo ciudades rurales a cambio de nuestras tierras o lugares que sólo representan la muerte”, dijo la mujer indígena zapatista.

María de Jesús Patricio y las zapatistas hicieron especial énfasis en la crisis particular que viven las mujeres en México, en la situación de violencia y falta de oportunidades.

La candidata y vocera del EZLN visitó también el Caracol de Morelia, del municipio autónomo rebelde zapatista  “17 de Noviembre”. Antes del 19 habrá recorrido las cinco sedes del grupo insurgente.

Todos estos eventos “son masivos, públicos y abiertos a todas las personas que quieran ver y escuchar a Marichuy. No se repartirán despensas, ni playeras, ni cubetas, ni cemento, ni tinacos, ni láminas, ni gorras, ni tortas, ni frutsis, ni promesas”, señalaron los organizadores haciendo ironía sobre las prácticas electoreras del resto de los candidatos.

17/RED/LGL

 








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