María Grazia Giammarinaro
La población, con escasa percepción del riesgo
Relatora de ONU elogió Plan cubano para enfrentar y prevenir trata

La escasa percepción de riesgo entre la población cubana figura entre los desafíos para enfrentar la trata humana, trascendió durante la visita de Maria Grazia Giammarinaro, relatora especial sobre los derechos humanos de las víctimas de este fenómeno global.
“No hay percepción de riesgo porque este lamentable fenómeno que ocurre en el mundo entero, en Cuba se comienza a abordar en algunos espacios públicos desde 2013”, dijo a IPS la documentalista Lizette Vila, una de los 30 representantes de organizaciones no gubernamentales con estatus legal, reunidas el lunes 10 de este mes con Giammarinaro.
Vila y otros activistas consultados por IPS identifican al diálogo abierto y directo sobre el tema como el principal saldo de la primera visita en la última década realizada por una experta independiente del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) a esta isla caribeña.
Invitada por el gobierno cubano, Giammarinaro desplegó del 10 al 14 de este mes una amplia agenda en la capital y en las provincias de Artemisa y Matanzas, en reuniones además con funcionarios, parlamentarios, representantes de ONU y el estatal Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), que realiza un simposio al respecto.
“Espero que esta visita sea un punto de partida para sostener un diálogo provechoso e intenso con todo el sistema de derechos humanos”, dijo la relatora en la única conferencia de prensa, ofrecida el 14 de abril, donde habló de las fortalezas y debilidades observadas en el país caribeño.
Giammarinaro resaltó el acceso universal y gratuito a la educación y servicios de salud, seguridad social y participación femenina. También elogió el primer Plan de Acción Nacional para la Prevención y Enfrentamiento a la Trata de Personas y la protección a las víctimas (2017-2020), que aún no es público.
Valoró de adecuado el enfoque del plan y su carácter multidisciplinario, aunque precisó que el mayor reto vendrá con la implementación, cuando las autoridades deberán establecer protocolos claros y de fácil aplicación para identificar y proteger a las víctimas.
También instó a separar los delitos de trata de personas y proxenetismo, que están juntos en el Código Penal vigente; especificar el crimen de explotación laboral y proteger en el derecho penal a niños, niños y adolescentes hasta los 18 años de edad y no hasta los 16 como en la actualidad, además de “superar el estigma social hacia la prostitución”.
PROPUESTAS DE LA SOCIEDAD CIVIL
Otras inquietudes y propuestas de sectores de la sociedad civil salieron a flote gracias a la estancia de la relatora.
“Tenemos casos de los dos tipos de trata: transfronteriza e interna”, valoró Vila, que dirige el Proyecto Palomas, una productora de audiovisuales para el activismo social.
A partir de su trabajo cercano a las comunidades, la documentalista observa que en Cuba “hay grupos vulnerados por una serie de determinantes sociales, que pueden ser víctimas de esta cruel expresión de la violencia con dimensiones de pandemia mundial”.
En ese sentido, propuso, “incluir a los niños varones en las campañas mundiales preventivas de este y otros fenómenos, que solo se enfocan a las mujeres y las niñas”, algo que aseguró haberle comunicado a Giammarinaro en su momento.
Décadas de silencio sobre el problema en Cuba provocaron que hoy muchas personas desconozcan hasta el término más usado para referirse al comercio ilegal de personas con fines de esclavitud reproductiva, explotación sexual, trabajos forzados, extracción de órganos u otras formas modernas de esclavitud.
LA PERCEPCIÓN
IPS preguntó a varios vecinos de la capital si conocían sobre trata humana en esta isla de 11.2 millones de habitantes.
“Nosotros no tenemos ese problema en Cuba”, aseguró de inmediato una contadora de 47 años. “He escuchado algo en las noticias, pero no sé mucho”, respondió un mecánico, de 50 años. Y un joven profesor universitario, que dice leer los periódicos estatales todos los días, solo conoce del negocio del tráfico de personas.
Los informes nacionales publicados hasta el momento observaron conductas propias de la trata de personas en 46 casos de todos los procesados entre 2012 y 2015 por los delitos de proxenetismo y corrupción de menores. Además, en 2015 las autoridades cubanas cooperaron con las de otros países en 37 casos de trata.
Resaltaron que, a diferencia de otros países, en el orden interno no resulta frecuente el empleo de amenazas, coacción u otras formas de intimidación para realizar el delito, ni tampoco la explotación sexual de adultos, niñas y niños se asocia a redes criminales organizadas.
Pero suceden casos de captación de víctimas, principalmente mujeres jóvenes, a través de organizadores nacionales residentes en el exterior o extranjeros, con falsas ofertas laborales. Fuera de Cuba, los delincuentes las obligan a prostituirse, amenazan, privan de libertad y retiran sus documentos identificativos.
“La percepción de riesgo entre la población cubana es mínima”, dijo Gabriel Coderch, el coordinador del no gubernamental y de inspiración cristiana Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), que organiza una campaña nacional contra la violencia de género, al ser consultado por IPS.
“Si se habla de trata de personas, la mayoría de las y los participantes en un taller desconocen que exista esta figura, incluso hay quienes llegan a afirmar que este delito no se da en Cuba”, abundó.
OAR, que ha impartido talleres sobre abuso sexual infantil a docentes a pedido de la educación pública, propuso “que se aborde el tema desde el nivel de escolaridad primaria para que las niñas y los niños sean capaces tener una visión clara del fenómeno”.
En 2015, se reportaron en el país presuntos hechos que implicaron a 2 mil 174 niñas y niños víctimas de algún tipo de abuso sexual, una cifra presentada por las autoridades como muestra de la baja incidencia de estos delitos en este sector de la población.
Coderch consideró que la relatora “hizo meditar sobre varios asuntos como la edad penal, además de permitirnos ver con más objetividad el problema y cómo enfrentarlo”.
“Debemos trabajar con la población para elevar la percepción de riesgo, sobre todo con las personas que van a viajar al exterior”, dijo Yoandrys González, jefe de Cooperación Operacional Internacional de la Dirección General de la Policía Nacional Revolucionaria, en el último simposio organizado por Cenesex en enero último.
“Algunas víctimas y familiares no muestran disposición a la cooperación debido a que no se identifican como tales. Falta experticia en todos los actores que se vinculan a las acciones de prevención, enfrentamiento y protección a las víctimas, porque es un fenómeno que antes no nos impactaba con la magnitud actual”, abundó.
González detalló que las víctimas suelen ser mujeres aunque también se registran hombres, y la mayoría de los casos son de trata transfronteriza vinculada a la explotación sexual. Sin embargo, precisó que se debe “profundizar más en investigar el impacto de la trata hacia lo interno”.
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
17/IG/GG
Trata de Personas
Buscan percibir más el riesgo, porque tiende a enmascararse
Trata no es problema social en Cuba, pero tampoco es el Paraíso

La trata de personas no es un problema social en Cuba y no llegan a la docena los casos que recoge el país en sus informes anuales, aunque “ocurren cosas que no encajan con nuestras aspiraciones” y es necesario “lograr una mayor percepción del riesgo, ya que el fenómeno tiende a enmascararse y presentar diferentes matices”.
Este es el panorama que reconocen diversas voces en la isla caribeña sobre el problema de la trata de personas: la doctora en Ciencias de la Comunicación y directora de la Editorial de la Mujer, Isabel Moya Richards, los editorialistas de Juventud Rebelde Susana Gómes y Enrique Milanés, y la ministra de Justicia, María Esther Reús.
Las versiones fueron publicadas a propósito de la visita que realiza a la isla la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos de las Víctimas de Trata, especialmente Mujeres e Infancia, Maria Grazia Giammarinaro, quien fue invitada por las autoridades para hablar sobre el Informe 2016 sobre el enfrentamiento jurídico-penal a este y otros delitos relacionados con la explotación o con el abuso sexual.
El informe fue discutido por la Relatora en su encuentro con la titular del Ministerio de Justicia, María Esther Reus, y con integrantes del Parlamento Cubano, incluidas legisladoras y legisladores de la Comisión de Atención a la Juventud, la Niñez y la Igualdad de Derechos de la Mujer.
PERCIBIR EL RIESGO
La Ministra de Justicia, aseguró en una conferencia de prensa posterior al encuentro, que la Relatora Especial consideró que el Plan Nacional de Cuba contra este problema global –centrado en tres pilares fundamentales: la prevención, el enfrentamiento y la atención a las víctimas- tiene una “adecuada concepción” y reconoció la voluntad política del país para enfrentarlo.
Informó también que se creó una Comisión para el seguimiento al cumplimiento y ejecución del Plan de Acción, en la que participan varias estructuras del Estado, en coordinación con la comunidad y la familia. Y dijo que hay un compromiso para enfrentar el fenómeno en una estructura multifactorial y multisectorial liderada por el ministerio que encabeza.
Insistió, sin embargo, en la necesidad de lograr una mayor percepción del riesgo, porque el fenómeno tiende a enmascararse y presentar diferentes matices. Hay que trabajar también en la preparación de todos los sujetos que intervienen en la atención a la niñez, la familia, las mujeres, y en sectores de la sociedad cubana como maestros, médicos y juristas.
OJO ATENTO VS. REZAGOS MACHISTAS
Desde la visión de una experta, la Doctora en Ciencias de la Comunicación Isabel Moya Richards, directora de la Editorial de la Mujer, profesora, el empoderamiento de las mujeres y las políticas públicas son las herramientas, “las fortalezas” con que se enfrenta la trata en la isla, pero “es necesario mantener el ojo atento para detectar los rezagos machistas y las deficiencias en la educación sexual, que son importantes factores de riesgo para la población”.
La también profesora de la Universidad de La Habana y autora de libros sobre sexualidad y género, dice en entrevista con Juventud Rebelde, que también hay que vigilar “las oportunidades dudosas que invitan a un viaje de negocios que puede derivar en estafa moral y física”, “ya que se han abierto las posibilidades para intercambiar con el mundo, nuestras mujeres, niñas, y toda la población”.
Además, dice, “no se puede creer en cualquiera que en Internet anuncie un trabajo en el exterior o llegue con una propuesta tentadora”
Asegura que la incidencia de trata es muy baja en su país, que no es un problema social ni masivo, como revelan los informes del Estado, que hablan de 9 ó 10 casos al año, cuando en el Continente los países tienen promedios de 200 ó 300 casos denunciados.
SANCIÓN A PROXENETAS
Explica también que la trata en la Isla, “solo se ve con fines sexuales, no se manifiesta con explotación laboral, fines de extracción o comercialización de órganos ni trabajo esclavo.
La explotación, detalla, “se da sobre todo en la relación proxeneta-prostituta. Si la relación es consentida, el delito es el proxenetismo. En Cuba no está sancionada la persona que decide prostituirse, pero sí los proxenetas, y no solo quien directamente se beneficia del comercio sexual, sino de los indirectos: el que renta el taxi o alquila la casa, por ejemplo.
Y agrega: “pero cuando no hay consenso y esa persona es obligada a tener relaciones sexuales por chantaje o violencia física, se considera, además del delito de proxenetismo, trata de personas. Y también es penalizado”.
En suma dice, las fortalezas contra la trata son el empoderamiento de las mujeres y la voluntad política de proteger a la ciudadanía, así como cero impunidad y tolerancia, en donde destaca el trabajo que realiza desde la comunidad la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), con acciones como visitas a los arrendadores de viviendas y centros nocturnos, espacios propicios en otros países para la trata.
Asegura que no se detienen sólo a abordar las consecuencias, sino las causas e intenta eliminar estereotipos y prejuicios, con campañas de comunicación mejor pensadas. Pero, señala, “hay que seguir trabajando porque, como dice Virginia Woolf, es más difícil asesinar a un fantasma que a una realidad”.
SI CUBA FUERA PARAÍSO…
Si Cuba fuera el Paraíso, ya no haría falta la Revolución, señalan los articulistas de Juventud Rebelde, Susana Gómes y Enrique Milanés, al comentar el reconocimiento que hace el Estado cubano de casos de trata de personas en la isla.
Por eso, dicen ante la trata “requerimos mayor percepción del riesgo porque, por muy pocos que sean los casos y nulas que sean aquí las mafias, también tenemos esos grupos que en todo el mundo son más vulnerables: las mujeres, los niños y los migrantes irregulares. Para el proyecto que enarbolamos, una sola víctima es demasiado”.
Aseguran que el gobierno nada tiene que ocultar sobre el tema y recuerdan que desde 2013 hay informes anuales sobre cómo enfrentan el problema. Dicen que mientras que otros países trabajan como “apagafuegos” ante la crisis que provoca la trata de personas, el suyo se empeña en impedir que se incrementen sus bajos números. Y destacan el papel de las organizaciones civiles que, junto con las autoridades, protegen a las personas de mayor fragilidad. Cuba “asume la cooperación a lo interno y lo exterior como una herramienta primordial”.
Mañana, 14 de abril, la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos de las Víctimas de Trata, especialmente Mujeres e Infancia, Maria Grazia Giammarinaro, dará una conferencia de prensa al concluir su visita a Cuba, en donde dará su versión.
17/GG
Trata de Personas
Gobierno informa de casos y acciones contra el problema
Relatora de la ONU verifica compromiso de Cuba contra la trata

