Chibok
DERECHOS HUMANOS
Critican que gobierno divulgara sus nombres
Preocupa a OSC futuro de adolescentes liberadas en Nigeria

Tras la liberación de más de 80 adolescentes secuestradas por Boko Haram en Nigeria, organizaciones de derechos humanos expresaron públicamente su preocupación por sus derechos y su futuro.
El gobierno de Nigeria logró mediante negociaciones liberar a las 82 colegialas, secuestradas en Chibok, una localidad del estado nigeriano de Borno, a cambio de cinco líderes de Boko Haram. Es una buena noticia, aunque las organizaciones internacionales lo recibieron con un relativo optimismo.
“La liberación de las 82 escolares secuestradas en Chibok es un gran alivio. Pero ahora es fundamental que reciban una atención física y psicológica adecuada y apoyo para que puedan reintegrarse a sus comunidades”, alertó Osai Ojigho, directora de Amnistía Internacional en Nigeria.
En abril de 2014, Boko Haram secuestró a 276 adolescentes en una escuela de Chibok, lo que generó un malestar internacional y motivó la campaña #BringBackOurGirls (devuelvan a nuestras niñas) en las redes sociales. Hasta ahora, 161 de ellas fueron puestas en libertad o escaparon de sus captores.
Poco después de la última liberación, el gobierno divulgó los nombres de las jóvenes, incluso en Twitter.
La experimentada investigadora de la organización Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, Mausi Segun, criticó la medida y la consideró un “lamentable fracaso” en la protección de la privacidad de las jóvenes.
“No podemos ni imaginar el tipo de abusos al que estuvieron expuestas. Esperábamos que se concentrarán en su reintegración y en el retorno a sus familias o a cualquier tipo de normalidad, pero al divulgar sus nombres como lo hizo el gobierno, creo que le prestaron muy poca atención a los derechos y a las necesidades de las jóvenes”, explicó Segun a IPS.
Esa información circuló en los medios, sin embargo, agregó, las familias no sabían nada, pues no tuvieron acceso a ninguna información ni lista de nombres. “Creo que es una vergüenza”, continuó. Además, se mostró preocupada por el estatus legal de las adolescentes.
En otro acuerdo similar a este, entre el gobierno y Boko Haram, 21 adolescentes fueron liberadas en octubre de 2016. Pero todavía no pueden regresar con sus familias y a sus comunidades. El gobierno dice que reciben educación y que les ofrecen otros servicios, pero “una cárcel es una cárcel”, dijo Segun a IPS.
“No son libres para irse. Tienen derecho a la libertad y hay una obligación legal del gobierno de explicar por qué las retiene. Nos preocupa que las 82 adolescentes que acaban de ser liberadas reciban el mismo trato”, prosiguió.
Ojigho coincidió y urgió al gobierno a garantizar la privacidad de las jóvenes liberadas y a no mantenerlas en detención por mucho tiempo y bajo un control de seguridad, que podría “sumarse a su sufrimiento y difícil situación” vivida.
Segun subrayó la necesidad de que las familias de las adolescentes reciban información y puedan ver a sus propias hijas. Y no solo ellas, “virtualmente, toda persona afectada por el conflicto tiene un hijo, una hija, una madre o un padre desaparecidos y de cuyo paradero no sabe nada”, explicó a IPS.
No se conoce con exactitud el número exacto de personas desaparecidas, pero Amnistía Internacional documentó por lo menos 41 casos de secuestros masivos por Boko Haram desde principios de 2014. Muchas de esas personas sufren abusos, desde violación, pasando por golpes y hasta misiones suicidas forzadas.
En el último informe del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre niños y conflictos armados en Nigeria, el foro mundial comprobó que se emplearon 90 menores de edad, la mayoría niñas, en atentados suicidas en Nigeria, Camerún, Chad y Níger. También pudieron verificar casos de violencia sexual contra 217 niñas entre 2013 y 2016, pero las estimaciones sugieren que son miles las mujeres y niñas que podrían haber sufrido esa terrible experiencia.
“Boko Haram causó un horror indescriptible a niños y niñas del noreste de Nigeria y países vecinos”, señaló la representante especial del secretario general de la ONU para Niños y Conflictos Armados, Virginia Gamba.
Además, HRW señaló la falta de medidas gubernamentales para resolver esos casos.
Por ejemplo, en noviembre de 2014, 500 menores de edad fueron secuestrados del pueblo de Damasak, en Borno, y la población local no recibió respuesta del gobierno ni las autoridades reconocieron públicamente el hecho ni revelaron información sobre los esfuerzos realizados para recuperarlos, concluyó la organización.
“El gobierno no los atendió, quizá porque no concentran una gran atención de los medios, como sucedió con las adolescentes secuestradas en Chibok”, estimó Segun, quien subrayó la necesidad de ampliar el alcance de las negociaciones para incluir a las miles de escolares desaparecidas aparte de las de Chibok.
La ONU anunció que está a la espera de ofrecer un apoyo integral a las sobrevivientes, como atención de emergencia en salud sexual y reproductiva, además de psicológica. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia también se comprometió a ayudar a las niñas a reunirse con sus familias y a proseguir sus estudios en un entorno seguro.
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
17/TY/GG
VIOLENCIA
“Líderes del mundo, intervengan”
Joven que escapó de Boko Haram pide liberar a sus 195 compañeras

Todavía con miedo por su vida, su seguridad y la de su familia, una de las jóvenes secuestradas hace 3 años por Boko Haram en Nigeria pidió a los líderes del mundo que intervengan y ayuden a recuperar a las 195 jóvenes que todavía permanecen en manos de la red terrorista.
Este abril se cumplirán 3 años desde que el grupo armado nigeriano secuestró a más de 270 adolescentes del pueblo de Chibok, en el noreste de Nigeria.
En octubre de 2016, combatientes de Boko Haram liberaron a 21 colegialas y al bebé de una de ellas, lo que generó un enorme malestar a escala internacional y reactivó los pedidos en las redes sociales reclamando su recuperación con el mismo hashtag en inglés #BringBackOurGirls que se utilizó hace tres años, cuando las escolares fueron secuestradas.
CONTAR UNA HISTORIA PERSONAL
“Tenemos que compartir nuestra historia y contársela al mundo para que la conozcan”, dijo una de ellas, identificándose con el seudónimo de Sa’a para proteger su identidad y ahora de 20 años, en conferencia de prensa en el marco del Foro Global sobre Educación y Capacidades, de dos días.
Sa’a y otra de ellas, que se identificó como Rachel, quien también perdió a su padre y a sus hermanos a mano de Boko Haram, dijeron que su secuestro y el de las otras adolescentes que todavía sigue cautivas fue un episodio doloroso que el mundo no debe olvidar.
“Lo único que nos queda por hacer es pedirle a los líderes mundiales que recuperen a las jóvenes. No podemos hacer más que denunciar” la situación, señaló Sa’a, quien escapó de Boko Haram saltando de un camión en movimiento cuando el grupo atacó su escuela y quemó los libros en el estado de Borno en abril de 2014.
La joven, a la que sacaron de Nigeria y ahora estudia en Estados Unidos, dijo que no debería permitirse que ningún adolescente atravesara un calvario traumático como ese. Su determinación a seguir estudiando es lo que la llevó a hacer pública su experiencia.
“Todo niño debe recibir educación e ir a la escuela”, subrayó Sa’a. “Nunca debemos olvidarlo hasta que todas regresen a salvo. El mes que viene no se cumplirán tres días, sino 3 años, y no han vuelto. Es doloroso”, reconoció.
Sa’a relató en la conferencia que tras su secuestro, cuando las obligaron a punta de pistola a subirse a un camión, ella decidió saltar mientras el vehículo estaba en movimiento con una amiga, que se lastimó al caer. Gracias a la ayuda de un pastor lograron ponerse a salvo.
El abogado de derechos humanos Emmanuel Ogebe, director de la Iniciativa la Educación debe Continuar, explicó: “La mayoría de los objetivos de Boko Haram han sido instituciones educativas y religiosas”.
“Boko Haram ha matado a miles de pastores y más 600 maestros, dos sectores de gran vulnerabilidad”, apuntó Ogebe, cuya organización asiste a menores, a personas desplazadas por conflictos y principalmente víctimas de esa organización armada. La mayoría de las personas afectadas están en Nigeria, y algunas en Estados Unidos.
“Es una situación dolorosa lo que le pasó a las escolares porque entendemos que hubo señales de alerta de que los terroristas iban a atacar, basado en que los profesores escaparon y a ellas las dejaron”, denunció.
“La sensación de fracaso en la protección es la verdadera historia, además de que el gobierno no las protegió en la escuela, aun cuando había señales de alerta”, añadió.
En enero de este año, Sa’a comenzó la facultad gracias a un proyecto de la iniciativa de Ogebe, una organización que ha ayudado a que unas 3 mil niñas y niños desplazados continúen con su educación. En este momento, a ella le interesa realizar estudios de ciencia y medicina.
LA ESPERANZA NO SE PIERDE
“Mi sueño es ser médica e inspirar a otros; regresar a mi país para ayudar a que los niños vayan a la escuela y a que otros reciban la educación que merecen”, explicó.
Rachel, quien volvió a estudiar en Nigeria, contó que también quería ser médica, pero que ahora quiere ser militar de alto rango después de lo que le pasó a su padre y a sus tres hermanos.
“Me gustaría contribuir a construir un país mejor. No estoy cómoda con lo que he visto y me siento mal”, explicó. “Algunas niñas no pueden ir a la escuela por lo que pasó, y no valoran la educación porque sin ella pueden sobrevivir. Es triste”, se lamentó Rachel.
El padre de Rachel era un policía que decidió trasladar a su familia a un pueblo más pequeño donde pensó que estarían más seguros. Le habían asignado la protección de una iglesia local, y su mamá consiguió trabajo en el departamento de educación del mismo templo.
Luego, cierto día de fines de 2014, hombres armados de Boko Haram atacaron la iglesia cuando su padre estaba de servicio, y él logró correr hasta su casa para proteger a sus tres hijos.
Pero por desgracia, cuando trataban de escapar, se toparon con los insurgentes que les dispararon y los mataron en el acto. Sus hermanos tenían 14, 12 y 10 años e iban a la escuela secundaria y primaria.
Vikas Pota, director ejecutivo de la Fundación Varkey, organizadores del foro de educación, dijo que el problema de Boko Haram es mucho más amplio que el asunto del secuestro de las adolescentes y tiene que ver con las personas que han sido desplazadas de sus hogares en Nigeria y en otros países.
Se necesitan acciones conjuntas para que el mundo sea más inclusivo, creando un ambiente para que todos tengan acceso a la educación, opinó.
“Es ridículo que en nuestra época haya tantas muchachas y toda la inteligencia humana que no sabemos que existe donde ellas están. Es un reflejo de lo poco que nos importa”, se lamentó Pota en diálogo con IPS.
“Como padres, ¿cómo podemos tolerar esta situación? Creo que el gobierno, y no solo el nigeriano sino todos, deben ayudar y asegurarse de que esta situación se resuelva”, añadió.
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS
17/BB/GG
