San José Pinula

INTERNACIONAL
DERECHOS HUMANOS
   Siete más siguen hospitalizadas en EU
Murió otra niña del albergue Hogar Seguro, suman 41 las fallecidas
Imagen retomada del portal RadioRebelde.cu
Por: la Redacción
Cimacnoticias/PL | Guatemala, Gua.- 24/03/2017

El incendio en el albergue estatal Virgen de la Asunción de Guatemala cobró una vida más: la de una de las sobrevivientes trasladadas a hospitales de Estados Unidos, con lo cual ascendieron hoy a 41 las fallecidas.
 
Según fuentes oficiales, que prefirieron el anonimato, la menor de edad expiró esta madrugada en una clínica de Galveston, en Texas, pese a los cuidados prodigados para su recuperación de un estado muy delicado, debido a las quemaduras de alto grado que afectaron órganos vitales en su organismo.

El deceso de la niña ocurrió 15 días después de debatirse entre la vida y la muerte por el impacto del fuego, desatado el 8 de marzo en el salón en el cual fue encerrada por agentes policiales y custodios del refugio junto a otras 51, en represalia por intentar escaparse de los malos tratos que recibían.

Resultado del enclaustramiento, y de la desatención a los llamados de auxilio de las niñas y adolescentes, así como a las señales de humo, al menos 19 murieron calcinadas en el lugar y a ellas se sumaron otras 21 que agonizaron hasta morir en hospitales de este país.

Exámenes practicados por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala con posterioridad mostraron entre las causas de esas muertes signos de asfixia, quemaduras e intoxicación por monóxido de carbono.

Siete sobrevivientes de la tragedia en el nombrado bajo el eufemismo de Hogar Seguro, ubicado en el municipio metropolitano de San José Pinula, continúan bajo cuidados intensivos en nosocomios de Galveston, Cincinnati, Ohio, y Chicago.

De acuerdo con las fuentes, una de ellas podría retornar este viernes a Guatemala gracias a la evolución experimentada.

Tanto la fallecida este jueves en la madrugada, como la que regresará no fueron identificadas.
 
Mientras, supuestamente continúan las investigaciones relativas a lo acaecido en el albergue Virgen de la Asunción el 8 de marzo, en medio de las cuales apareció la llave que nunca llegó a abrir la puerta por la cual hubieran salido a tiempo las víctimas del incendio.

En entrevistas concedidas a los pesquisidores, varias niñas presentes ahí contaron que lejos de permitirles salir, agentes policiales mujeres les dijeron que si eran buenas para escapar, pues también lo fueran para resistir y las abandonaron a su suerte.

Esas mismas chicas confirmaron lo conocido por el Gobierno y la sociedad de Guatemala: que en el centro de acogida a cargo de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia los internos al cuidado del Estado eran abusados desde todos los puntos de vista y hasta eran explotados sexualmente.

“Pareciera que hubo una intencionalidad de permitir la muerte de esas niñas, y de manera perversa, por las muchas denuncias que ha habido”, declaró el diputado Amílcar Pop, quien solicitó al Ministerio Público un informe “porque allí es una práctica permanente el abuso sexual” a ellas.
 
17/RED/GG
 








OPINIÓN
DERECHOS HUMANOS
   DESENREDO
Las jerarquías imponen quiénes son las personas inservibles
Cimacfoto: César Martínez López
Por: Rosalinda Hernández Alarcón*
Cimacnoticias | Guatemala, Guat.- 21/03/2017

La tragedia ocurrida el pasado 8 de marzo, en un albergue para menores de 18 años de edad en situación de vulnerabilidad, es un ejemplo claro de cómo es posible condenar a muerte a 40 niñas y adolescentes sin juicio previo.
 
Si naciste pobre, si eres mujer o huérfana; si fuiste objeto de violencia machista en la casa, en la escuela y en la calle; si un familiar o conocido te violó; si saben que fuiste víctima de algún delito de trata o discriminación por ser indígena; si tienes una discapacidad o eres adicta a alguna droga, lo más probable es que te consideren una persona que no vale.
 
Si son para ti desconocidas las relaciones en armonía y respeto; si te convencieron que no servías para nada ni que tus opiniones merecían ser consideradas; la única puerta de oportunidad que te ofrece un Estado -como el guatemalteco- es criminalizarte, es identificarte como delincuente que tiene que ser custodiada por hombres armados y abusivos.
 
Esta es la cruda realidad que están viviendo aquellas niñas, niños y adolescentes en Guatemala a quienes un juez dictaminó que deben vivir en un albergue estatal, los que llaman “institucionalizados”, palabra que desdibuja su condición de vulnerabilidad por lo que merecen acompañamiento y cuidados especiales para garantizar sus derechos humanos.
 
Las altas jerarquías que dirigen las instituciones Estado en este país centroamericano todavía siguen sin tener conciencia plena de la dimensión de lo sucedido en el infierno que se nombró “Hogar Seguro”, en el municipio de San José Pinula, departamento de Guatemala, y sólo ha originado la captura de tres funcionarios y la designación de otros que anunciaron la reubicación de los monitores del mismo.
 
Han pasado 12 días sin que se dé a conocer quiénes fueron esos vigilantes y policías que estaban en las instalaciones donde encerraron con llave a 52 niñas y adolescentes que protestaban por los tratos degradantes que sufrían, por qué no los investigan, lo cierto es que la responsabilidad de esta tragedia va más allá de los ahora capturados.
 
Tampoco se conoce cuántos eran los menores institucionalizados en ese lugar, cuántos se fugaron y por qué súbitamente se dictaminó la salida del albergue mediando sólo la elaboración de una orden judicial.
 
Siguen muchas otras interrogantes… En tanto las investigaciones continúan, es evidente que el Estado guatemalteco tiene sus parámetros para catalogar a las personas: de primera, segunda y tercera clase hasta las olvidadas, las desechables, las inservibles; tomando en cuenta su condición económica, sexo, edad, procedencia étnica y otras situaciones: unas son valoradas y otras menospreciadas.
 
Les invito a pensar en los contrastes que vive la prole de empresarios y oligarcas renuentes a pagar impuestos, en comparación con la de desempleados o trabajadores mal pagados, sin estudios académicos ni vida digna.
 
Un sistema que se regula sobre la base de las jerarquías ha colocado a unas personas como las sin voz ni opinión, las que requieren castigos y tratos violentos, las que no merecen vivir porque no valen nada; en contraste hay otras -una minoría- que tiene un abanico de oportunidades.
 
Estas relaciones de desigualdad conducen por un lado a la opresión y exclusión de ciertos conglomerados y, por otro, al privilegio y abundancias. Mucha razón tienen quienes exigen justicia y califican esta tragedia como un Femicidio Institucional.
 
*Periodista mexicana, residente en Guatemala y coeditora de la publicación feminista laCuerda.
 
17/RHA/GG
 








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