violencias machistas
FEMINISMO
OPINIÓN
Mujeres Cautivas
¿Y después del 8 de marzo, qué sigue?

Tras la manifestación de fuerza del movimiento feminista el pasado 8 de marzo en el Primer Paro Internacional Feminista, nos preguntamos qué sigue. Y al volver a la realidad cotidiana en México y otros países de Latinoamérica, las cosas no han cambiado, siguen desapareciendo mujeres y niñas, siguen las cifras sostenidas y en aumento del feminicidio, sigue el acoso sexual en las calles, el desplazamiento forzado interno, el secuestro, el peligro para las periodistas, para las defensoras y siguen los altos grados de impunidad.
El manifiesto consensuado por cientos de mujeres y respaldado por miles en las marchas del pasado jueves 8 de marzo, incluye medidas concretas que suponen una enmienda a la totalidad de políticas públicas y de justicia para poner la vida de las mujeres en el centro.
Sin embargo, lo más urgentes son las violencias. Es, de hecho, el grito de “ni una menos, vivas nos queremos” que lanzaron las feministas argentinas en 2017, el que ha prendido la mecha de la huelga feminista que las organizadoras consideran un éxito.
Y son las violencias machistas uno de los ejes que recoge una serie de propuestas. Muchas de éstas podrían entrar en vigor este año si se da cumplimiento a las medidas que recoge el “Pacto de Estado Contra la Violencia de Género” aprobado a finales del año pasado en España, lo que no ocurrirá en los países donde tendremos elecciones en 2018.
Estas son algunas de las propuestas concretas que plantea el movimiento feminista, y las medidas concretas que podrían ponerse en marcha si hubiera voluntad política y se destinara un presupuesto para ello.
- Recoger todas las violencias machistas, y no solo la que se produce en pareja.
- Que se considere la violencia machista como una cuestión que atañe a toda la sociedad, que tiene su raíz en un sistema patriarcal que organiza nuestras relaciones sociales, lo que implica “que se tengan en cuenta las diferentes causas y se visibilicen los distintos niveles y dimensiones de las violencias”.
- Ampliar la definición de violencia machista para abarcar a todas aquellas violencias que sufrimos por el hecho de ser mujeres, un planteamiento que ha salido a debate repetidamente desde la aprobación y ratificación de la Convención para la Prevención Sanción y Erradicación de la Violencia contra la Mujer o Convención de Belem do Pará, que ciñe su objeto de actuación a “la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia”.
- Educar contra las masculinidades violentas. Promover una educación afectivo- sexual que eduque a los niños contra unas masculinidades violentas, posesivas, dominantes, y a las niñas para desarrollar su individualidad y salir del marco del amor romántico.
- La obligación legal de obtener y presentar datos estadísticos detallados y secuenciados sobre todas las formas de violencia contra las mujeres.
- Reforzar y ampliar en materia de Educación, los valores igualitarios y la educación afectivo-sexual obligatoria en todos los niveles educativos, fomentando que los mismos se aborden de forma integral.
- Diseñar programas de prevención, detección y protocolos especializados o actualizar los existentes en atención y actuación, adaptándolos a las especificidades de las diferentes violencias sexuales.
- Mejorar la protección a mujeres migrantes. El manifiesto también pide que a las mujeres migrantes en situación irregular se les garantice la seguridad jurídica y protección cuando se denuncia una violencia sexual, lo que requiere modificar las leyes de migración sobre derechos y libertades de los extranjeros en nuestro país y su integración social, para mejorar la protección a las víctimas de todas las formas de violencia de género evitando los procedimientos sancionadores por estancia irregular.
- Atender la diversidad de las víctimas de violencia de género. Una de las motivaciones de la huelga feminista es “que todas las mujeres, sin discriminación de ningún tipo, tengamos derechos y justicia social”. La huelga feminista se convocó, para que en todas las acciones contra las violencias machistas se tenga en cuenta la diversidad de circunstancias y condiciones de las mujeres y la intersección de opresiones que vivimos.
- Ampliar y profundizar la formación especializada que reciben los y las profesionales de la Administración de Justicia, y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en materia de prevención de la violencia de género y en materia de trata, llevando estos contenidos también a los jueces y juezas de familia y de menores, además la conformación de juzgados especializados en violencia de género”.
- Sensibilizar a los profesionales de los medios, para que se hagan cargo del impacto que tienen en la opinión pública “para que los medios de comunicación traten los temas de violencias machistas con rigurosidad, tratando a las mujeres y sus derechos como sujetos, no victimizando ni empatizando con el agresor”.
- Impulsar medidas contra la trata y la explotación sexual, logrando que se persiga de forma eficaz la trata con fines de explotación sexual, pero, sobre todo, se otorgue la protección que nuestra regulación en teoría contempla a las mujeres que se encuentran en esa situación, dejando de poner por delante la “lucha contra la inmigración irregular” en lugar de la protección de los Derechos Humanos de las mujeres, promover la eliminación de publicidad de contenido sexual o servicios y programas de protección social y recuperación integral de las víctimas, entre otras.
- Reconocer el fenómeno del desplazamiento interno forzado de mujeres por la presencia de la delincuencia organizada y diseñar e impulsar políticas públicas que reduzcan su victimización y les facilite su reincorporación a la sociedad, su reubicación nacional e internacional.
- Garantizar a las mujeres y las niñas indígenas y a las que viven en el campo y la ciudad en condiciones de exclusión social, oportunidades de vida digna, educación, vivienda, salud, vivienda, derecho a la propiedad y trabajar para poder remontar sus condiciones de exclusión social.
Y como estas hay muchas necesidades y propuestas más, que ahora que está por concluir el sexenio, nos damos cuenta que ha sido un sexenio gris para las mujeres y sus necesidades.
*Directora Regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés).
Twitter: @CATWLACDIR
Facebook: Catwlac Directora
18/TUZ/LGL
VIOLENCIA
DESDE LA LUNA DE VALENCIA
Miedos

El viernes pasado cenamos un grupo de amigos y amigas. En el grupo tenemos a un infatigable viajero que está jubilado y puede permitirse el placer de hacerlo constantemente. La otra componente femenina del grupo, una mujer valiente y decidida se va este verano a Guatemala con una ONG a trabajar con el personal docente de comunidades guatemaltecas sobre algunas propuestas pedagógicas. Cuando acabe su trabajo con la ONG, y ya sola, ha decidido viajar hasta Perú para visitar a sus seres allegados que allí viven.
En un momento dado, nuestra amiga manifestó su rabia por haberse descubierto a sí misma, pese a lo valiente y decidida que es, que tenía miedo a viajar sola tal y como lo hacía el otro viajero del grupo y lo comentó: "Nunca podré viajar sola y por todo el mundo como tú lo haces porqué soy mujer y eso limita nuestras libertades".
A mi mente acudió la noticia de las dos mujeres argentinas que viajaban "solas" y fueron asesinadas en febrero del año pasado en Ecuador al negarse a mantener relaciones con dos malnacidos.
Estos asesinatos sacaron a la luz pública el debate sobre lo que implica para el patriarcado el hecho de que las mujeres viajemos sin hombres a nuestro lado.
Pero lo primero sobre lo que hemos de reflexionar es sobre el término "solas". Y digo reflexionar puesto que para el patriarcado esa expresión no es la que figura en la tercera acepción del diccionario de la Real Academia Española y que dice textualmente:
"3. adj. Dicho de una persona: Sin compañía."
Y afirmo que para el patriarcado no significa lo mismo porque estas dos mujeres no viajaban solas en el sentido que expone la RAE, puesto que se tenían la una a la otra, pero para los medios de comunicación que dieron la noticia por todo el mundo viajaban "solas" o lo que es lo mismo para el patriarcado "sin la compañía de ningún hombre a su lado".
Estos miedos que sentimos las mujeres a ir "solas" por la vida son miedos inoculados por el patriarcado desde antes de nacer y tienen que ver con la posesión de los espacios y la cosificación de nuestros cuerpos de mujeres. Me explico.
El espacio público ha sido tradicionalmente ocupado por los hombres mientras las mujeres éramos relegadas a los espacios domésticos, que no privados. Por tanto el patriarcado sigue considerando esos espacios como propios y, aunque nosotras los vamos transitando las agresiones se siguen dando. Hablo de agresiones verbales, de falta de equidad en espacios reducidos, de miradas soeces, de tocamientos o directamente de agresiones sexuales propiamente dichas, entre otras.
Y esto, a su vez, tiene que ver con el concepto de "cosa" que el cuerpo de las mujeres tiene para el propio patriarcado. Una "cosa" para usar cuando y como quieran para lo que quieran, sobre todo para "demostrar" su masculinidad a través del sometimiento y de la posesión. Y por supuesto esto tiene que ver, de nuevo, con el deseo. Deseo sexual, deseo de posesión, deseo de mostrar lo "macho" que se es, etc.
Por eso es "necesario" que no andemos "solas" por las calles sobre todo cuando es de noche, porque podemos ser presas de los "deseos" patriarcales de otro y que dejemos de ser personas para convertirnos en "algo" para saciar esos deseos. Pero si a nuestro lado camina otro hombre, no habrá competencia por ese "algo" en lo que nos convierten porque ya somos de ese "otro" que nos acompaña.
Obviamente no todos los hombres actúan de la misma manera que lo hacen los desgraciados malnacidos que se autodenominan "La manada" y que actuaron de esta forma en Pamplona durante los últimos Sanfermines. O los asesinos de las dos viajeras argentinas.
No, no todos los hombres actúan de la misma manera, afortunadamente. Pero aunque no todos ellos actúen así, en todas las mujeres existe el mismo denominador común: los miedos atávicos a que nos hagan daño por el simple hecho de ser mujeres, el miedo a la violación de nuestro cuerpo y, por tanto de toda nuestra vida de seres humanos libres.
Y todavía hay una cosa que hace todo esto más doloroso: su justificación. El patriarcado justifica las agresiones de una y mil maneras. Y por supuesto culpabilizando a la víctima por ir sola, por su forma de vestir, por "permitir" la agresión, etc. El objetivo último es justificar al agresor a cualquier precio, puesto que forma parte del engranaje del propio miedo que deben sentir las mujeres ante el poder patriarcal para que este continúe manteniéndose a cualquier precio.
Y ese miedo, por mucho que lo intentemos explicar a nuestros amigos y compañeros de vida, es muy difícil que nos entiendan, porque ellos no lo han sentido nunca, no se les ha inoculado en su espacio simbólico desde incluso antes de nacer. Es uno de los privilegios de nacer hombre. La no cosificación de sus cuerpos para ser usados en cualquier momento y por cualquier individuo que lo desee para saciar su deseo.
Soy consciente que para los hombres que puedan leer esto quizás puede resultar complicado de entender. Pero las mujeres lo vivimos y sentimos cada día.
Y, afortunadamente, cada día se es más consciente de ello y las administraciones, sobre todo locales, van tomando cartas en el asunto con campañas de sensibilización contra las agresiones sexistas en las calles y durante las aglomeraciones que se producen durante las fiestas y festejos. Si esas agresiones no existieran, sobrarían las campañas.
Todo esto tiene que ver con la más invisible y dañina de las violencias machista: la violencia estructural, la que emana de las estructuras de todo tipo, incluidas las estructuras sociales y de los roles hetero-asignados a mujeres y hombres a lo largo de la historia y que, aunque modernizados, se siguen reproduciendo hoy en día entre niñas y niños. Y se reproducen gracias a los potentes agentes socializadores que siguen marcando cómo han de ser las niñas y los niños de hoy que serán mujeres y hombres de mañana.
Por eso, cuando plantamos cara al patriarcado y nos apropiamos de nuestros cuerpos y de nuestras vidas, le resultamos incómodas al sistema, porque lo denunciamos, criticamos y cuestionamos.
Y por ello el feminismo es necesario e importante, porque reclama los mismos derechos para mujeres y hombres. Porque reclamamos el derecho a vivir sin miedos, a viajar solas sin miedos, a salir de noche solas sin miedos, a poder recorrer el mundo sola y con una mochila sin temor a ser agredida por algún hombre porque se le despertó el deseo. Y sobre todo porque nuestro cuerpo es nuestro y no se ha de tocar sin nuestro consentimiento. Como el de ellos.
Y mi amiga irá a Perú sola y acompañada de sus miedos. Y algunas seguiremos saliendo solas de casa por la noche, acompañadas de nuestros miedos. Y permitiremos a nuestros amigos que nos "acompañen" al coche porque nos divierte o porque disfrutaremos unos minutos más de su agradable compañía. Y seguiremos luchando cada día con esos miedos para ganarles las batallas cotidianas siendo conscientes que el patriarcado no lo va aponer nada fácil.
De ahí que la sensibilización sea necesaria, porque es urgente sumar complicidades para desmontar este sistema que impone un miedo opresivo a las mujeres a lo largo de la vida y que resulta invisible a la mayoría de los hombres.
Solo cuando nuestros amigos y compañeros de vida sean consciente de ello podrán entendernos mejor y se sumarán a esta lucha diaria y vital contra el patriarcado que también a ellos les impone sus reglas.
* Corresponsal, España. Comunicadora de Ontinyent.
tmolla@telefonica.net
17/TMC/GG
DERECHOS HUMANOS
DESDE LA LUNA DE VALENCIA
La negación de quien tiene los privilegios

Día tras día asistimos a espectáculos negacionistas del fenómeno de las violencias machistas por parte de gente que está en las instituciones o de gente anónima. Gente que, a la más mínima, saca a pasear argumentos del tipo “la maldad humana”, “había bebido”, “ella ejercía violencia psicológica sobre él”, “son muchas las mujeres que también utilizan violencias sobre los hombres” y así un largo etcétera.
Y un claro ejemplo de lo que digo lo podemos encontrar en algunos (deleznables) artículos que cuestionan desde la raíz la terrible realidad que viven tantas mujeres. Podría compartir alguno de esos mezquinos textos, pero no quiero darles ninguna publicidad a quienes niegan, con argumentos falaces, estos horribles hechos.
Con estas actitudes y otros argumentos solo se busca una cosa: tratar de justificar a los agresores minimizando los daños y por tanto mantener el actual orden de las cosas, justificando a los maltratadores e incluso a los asesinos y volviendo a culpabilizar a las mujeres de su propia situación.
Y entre la gente que justifica cualquier abuso y maltrato están los de las faldas largas y negras y todos sus correligionarios, sean hombres como ellos e incluso mujeres. También entre las gentes de los “fru frús” hay buenos especímenes de esta calaña.
Pero esa estrategia seguida por este tipo de gente negacionista y que no se atreve a condenar abiertamente los actos de violencias machistas, es la estrategia de quien tiene los privilegios y no los quiere reconocer.
La vieja pretensión de negar nuestras verdades y nuestras voces de mujeres es algo que nació con la leyenda de Eva y la manzana y que se arrastra hasta hoy gracias, como siempre, a los de faldas largas y negras que ven la perversidad y la mentira que siempre van de la mano de las mujeres. Ese eterno cuestionamiento de nuestras verdades es algo que se arrastra socialmente y que sigue interesando, de forma clara, al más rancio patriarcado, Aún hoy, en los albores del siglo XXI, sigue ocurriendo, mal que nos pese. Y sus voceros lo intentan encubrir, pero se sigue notando mucho cuando tienes la "mirada violeta" un poco entrenada. Y lo siguen intentando cada día. Y lo que es peor, lo van consiguiendo en algunos ámbitos, con la ayuda inestimable de los "fru frús" y de alguna gente de la esfera política del Partido Popular (PP).
Negar la evidencia, ponerse la venda en los ojos para no reconocer que las violencias que se ejercen contra las mujeres y las niñas lo son por el simple hecho de ser mujeres, es alimentar al patriarcado asesino.
Cada vez que se niega la desigualdad aún existente entre mujeres y hombres, se le está dando carta de naturaleza a una situación similar a la del esclavismo. Y, a pesar de que la comparación pueda parecer escandalosa es, esencialmente la misma: la dominación de un grupo con privilegios sobre otro grupo que no los tiene.
Y, aún hay otra coincidencia; los que defendían la esclavitud consideraban que esa situación era "natural", desafiaban a quien lo cuestionara y, incluso negaban la posibilidad de liberar a la gente esclava a la que consideraron "naturalmente" inferior.
Ahora, los privilegios están en las mismas manos: las manos de los hombres. Hombres que se creen con el poder de disponer de los cuerpos y de las vidas de las mujeres a las que, seguramente, en algún momento dijeron que amaban y a las que maltratan, agreden y que incluso pueden llegar a asesinar.
Pero también hombres que callan y no condenan explícitamente las desigualdades y las violencias machistas mirando hacia otro lado ante cada asesinato o ante cada agresión a una mujer o a una niña. Hombres que niegan que las violencias machistas sean un tipo explícito de violencias y siempre tratan de justificar que no existe o que no es para tanto. O, en el caso de las desigualdades, buscan el argumento de la valía personal justificada en los méritos para justificar demasiados asuntos sin tener en cuenta que la situación de partida nunca es la misma.
Hombres, pero también demasiadas mujeres que renuncian a ponerse al lado de otras mujeres que sufren con tal de mantener los pírricos privilegios que el patriarcado les concede a cambio de su silencio cómplice ante los asesinatos de otras congéneres. Mujeres que renuncian expresamente a la solidaridad con otras mujeres e incluso se erigen en puntas de lanza del patriarcado contra otras mujeres para contentar al sistema asesino.
Y esos hombres y esas mujeres están en todas partes. También en las instituciones gubernamentales. Es precisamente esa gentuza la que impide el avance en las negociaciones por un Pacto de Estado contra las Violencias Machistas. Y están mayoritariamente en la derecha política, pero ni el centro ni la izquierda están exentos de tener gente de esta catadura moral entre sus filas.
Renunciar a los privilegios siempre es complicado. Pero esas renuncias nos reafirman para hacerle frente a un sistema opresor que no nos gusta. Y debería permitirnos practicar la solidaridad con personas que, en muchos casos, ni sabíamos que sufrían situaciones dolorosas como consecuencia de un patriarcado feroz que se camufla continuamente para sobrevivir.
Necesitamos muchas complicidades para desmontar ese sistema que oculta y justifica las desigualdades y las violencias machistas como el mayor exponente de esas desigualdades.
Y lo que tengo muy claro es que, mientras a esas complicidades no se suman las voces masculinas para parar al patriarcado, no avanzaremos por el camino correcto para destruirlo. Y es que, aunque no se quiera admitir, el patriarcado también ejerce su poder opresor con los hombres.
Pese a los privilegios que me otorga mi condición de mujer europea, blanca, relativamente libre, con empleo y, por tanto, con una cierta independencia económica, he renunciado a algunos de ellos a lo largo de mi vida en aras a la coherencia. Y cuando se trata de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, mi compromiso es claro.
Porque, como expongo en el blog, las militancias no se predican, se practican. Al menos eso es lo que creo, pienso y por lo que me guio en caso de duda.
tmolla@telefonica.net
* Corresponsal, España. Comunicadora de Ontinyent.
17/TMC/GG
VIOLENCIA
Obligado por protestas y amparo
Macri restituye 67 millones del presupuesto contra violencia machista

Obligado por la protesta y un amparo promovido por el movimiento de mujeres, el gobierno de Mauricio Macri restituyó 67 millones de pesos que había recortado del presupuesto para combatir las violencias machistas y prevenir los casos de feminicidio.
El recorte a estos recursos, aprobados desde noviembre pasado para el Consejo Nacional de las Mujeres y el Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, fue negado en un primer momento por la titular del Consejo, Fabiana Túñez, quien dijo que había un “error”.
Al día siguiente de la declaración de Túñez, Macri negó en conferencia de prensa que hubiera existido tal recorte.
El movimiento de mujeres, por su parte, presentó un recurso de amparo, para revertir la “sustracción ilegal” de las partidas del Plan y del Consejo, y también para que sea establecido un mecanismo de monitoreo para evitar que vuelva a repetirse una situación similar.
Firmaron la solicitud de amparo la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), la Comisión Argentina de Migrantes y Refugiados (Caref), la Fundación Mujeres en Igualdad (MEI) y la Fundación Siglo 21.
El jueves pasado, pese a que Macri había negado públicamente el recorte al presupuesto, en el Boletín Oficial del gobierno se publicó la Decisión Administrativa 149/2017 reasignando la partida de 67 millones de pesos para el Consejo Nacional de las Mujeres y el Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres
Esto revela, señaló el movimiento de mujeres, que Macri mintió, que el dinero fue recortado el 11 de enero de 2017 y enviado a otra área, pero tuvo que ser restituido ante el reclamo inmediato y enérgico de las organizaciones, entre ellas el colectivo Ni Una Menos, pero también de distintos sectores políticos.
Los 67 millones de pesos restituidos, significan, señala la coordinadora del Movimiento de Mujeres de la Matria Latinoamericana, Raquel Vivanco, 8 pesos por cada argentina para combatir las violencias machistas y prevenir los casos de feminicidio.
17/RED/GG
DERECHOS HUMANOS
Reclaman españolas en huelga de hambre
Violencia de género debe ser cuestión de Estado

El pasado jueves 9 de febrero, un grupo de ocho mujeres, víctimas de violencias machistas y pertenecientes a la Asociación Ve la luz, iniciaron una huelga de hambre en el kilómetro cero de la Puerta del Sol madrileña. Con zapatos rojos, esquelas con las referencias de las últimas víctimas y bajo el lema “Con maltrato no hay trato”, quieren visibilizar las diferentes violencias machistas que sufren las mujeres y reclamar que la violencia de género se considere, de una vez por todas, una cuestión de Estado.
Las ocho mujeres han establecido un puesto informativo, donde recogen firmas con el objetivo de garantizar una protección a las víctimas de violencia de género y han presenciado su campaña online en Change.org, que ya ha superado el millar de apoyos.
Para visibilizar la protesta, han colocado los zapatos y las esquelas formando el símbolo de la paz. La protesta de los zapatos tintados de rojo llegó hace un par de años a nuestro país. La idea, de dimensión internacional fue promovida en Ciudad Juárez por una mujer cuya hermana fue asesinada por su marido.
La Asociación Ve la luz ha llevado a cabo acciones similares en otras ocasiones en la capital, donde inició otra huelga de hambre en noviembre de 2015, concentradas en la Puerta del Sol, que duró quince días. La protesta coincidió con el 7N, la multitudinaria marcha que reivindicó considerar la violencia de género como cuestión de Estado.
Los agentes de la Policía Nacional y Municipal están haciendo una labor excepcional en cuanto a la ayuda proporcionada a las mujeres en huelga. “La policía Nacional y Local se están portando muy bien, han estado prácticamente toda la noche vigilándonos y por la mañana nos ofrecen café”, afirma Gloria Vázquez, presidenta de la Asociación Ve la luz.
Al no recibir respuesta alguna por parte del Gobierno, este grupo de mujeres decidió comenzar esta huelga de hambre, que no finalizará hasta que reciban alguna respuesta a favor del cumplimiento de los veinticinco puntos. Para ello, han pedido permiso al Ayuntamiento de Madrid, que se lo ha concedido por 15 días, prorrogables a un mes.
LA FIGURA DEL FEMICIDIO, MEDIDA CLAVE
Las ocho mujeres en huelga de hambre (Gloria, Martina, Patricia, Marian, Susana, Sara, Sonia y Celia) enviaron a los principales partidos políticos un manifiesto, que recoge 25 medidas efectivas para mejorar la protección de los derechos de estas mujeres y sus hijas e hijos en un pacto de Estado. Entre ellas, se destaca impulsar una Ley Integral de violencia machista, en la que se contemple la figura de “Feminicidio” y el reconocimiento de las víctimas afectadas por violencia de género, para que se les presten las mismas ayudas que las establecidas para las víctimas del terrorismo.
Además, se deben de incluir “especialidades” dedicadas al maltrato de las parejas y ex parejas pero también otras sobre la trata y la explotación sexual de las mujeres. “Cada uno de los puntos que conforman la protesta son esenciales e igual de importantes para conseguir la efectividad de protección sobre las víctimas de violencia machista”, manifiesta Vázquez.
QUE ACTÚE LA SUBCOMISIÓN
La Subcomisión de Violencia de Género ha sido promovida en el Congreso de cara al futuro pacto de Estado e invitará a 60 comparecientes para ofrecer sus propuestas. "En ella deberían tener representación las propias víctimas de violencia de género. No se entiende que una subcomisión así esté impulsando el silencio", sostiene Vázquez.
“Es una pantomima, que terminará en una foto y se utilizará en las próximas elecciones”, afirma la presidenta de la Asociación Ve la luz sobre la actuación que lleva a cabo la subcomisión.
Este martes 14 de febrero, se celebrará un acto en la misma Puerta del Sol para apoyar y unirse a la protesta de las ocho mujeres en huelga. Se prevé que acuda un importante número de personas, tu presencia también cuenta.
17/IHH/GGQ
