Nadia Muciño
VIOLENCIA
Madre de Nadia señala que el Estado las dejó en la indefensión
Estado mexicano pide a CIDH no admitir feminicidio de Nadia Muciño

El Estado mexicano pidió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) no admitir el caso por el feminicidio de Nadia Alejandra Muciño Márquez alegando que a la fecha la familia y su defensa no ha agotado todos los recursos legales internos para obtener justicia y porque en la investigación “no se violó ningún Derecho Humano”.
Con un retraso de cinco meses, el Estado mexicano dio respuesta a la petición que le hizo la CIDH en mayo de 2016 para dar información sobre el caso de Nadia Muciño, joven asesinada por su esposo Bernardo López Gutiérrez y el hermano de este, Isidro alias el “El Matute”; crimen que se cometió enfrente de sus hijos de entonces cinco, cuatro y dos años de edad, el 12 de febrero de 2014 en el municipio de Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México.
El 5 de octubre de 2010, la madre de Nadia, María Antonia Márquez Hernández y su defensa legal, los abogados de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos (CDMPDH), solicitaron a la CIDH admitir el caso ante las omisiones e irregularidades que cometió la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) a la hora de investigar el caso.
Asimismo por las violaciones a los Derechos Humanos de la madre de Nadia y sus tres nietos, y por los malos tratos que han recibido durante del proceso (petición P-1402-10).
Sobre estas dos acusaciones a nivel internacional, el Estado mexicano entregó un informe el 10 de enero de 2017 a la CIDH, donde argumentó que ninguno de estos supuestos es cierto pues la familia de Nadia “no ha agotado todos los recursos legales dentro del país” como debe suceder antes de acudir al organismo; y porque la autoridad ha realizado todas las diligencias necesarias para corroborar el asesinato de Nadia.
La familia de Nadia denunció ante la Comisión Interamericana las demoras en el proceso penal en contra de los feminicidas, a lo que el estado respondió, en el reporte del cual Cimacnoticias tiene copia, que el retraso es debido a los recursos legales que han interpuesto ambas partes: las víctimas y los acusados.
En el informe del Estado indicó que no existieron “supuestas dilaciones injustificadas en el proceso penal” como lo denunció Antonia, pues ella misma, dice el Estado, interpuso a lo largo del proceso penal 13 recursos legales, mientras el acusado, Bernardo López, “únicamente 10”.
En contradicción indica que los amparos interpuestos por Bernardo fueron para evadir la orden de aprehensión en su contra por el delito de homicidio, y en respuesta a ellos, los de Antonia fueron para evitar la libertad el feminicida y la impunidad del caso de su hija.
Asimismo el Estado mexicano reconoció que 12 años atrás “no tuvo éxito para cumplir la orden de aprehensión” en contra del ex esposo y asesino de Nadia, pues tardó siete años en detenerlo desde marzo de 2005 cuando se dictó la orden de aprehensión.
De acuerdo con el documento, el retardo en la detención fue responsabilidad de la PGJEM mientras que el Estado envió varios oficios para que se cumpliera el arresto de Bernardo. En ese lapso, de casi una década, la autoridad “estuvo buscando líneas de investigación” hasta que finalmente el 14 de junio de 2012 logró encarcelar a López Gutiérrez en el Centro Preventivo y de Readaptación Social del Edomex.
“En ese sentido, es claro que el Estado mexicano llevó a cabo los medios a su alcance para lograr la aprehensión del señor Bernardo López, la cual incluso, cumplimentó” –y continuó- “la dilatación en el cumplimiento de la orden de aprehensión, no caracteriza una violación a los Derechos Humanos”, concluyó el gobierno mexicano.
Al momento en que el Estado rindió el informe, en enero pasado, aún continuaba con letargo el proceso penal contra Bernardo López ya que el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México no contaba con peritos en criminalística para el desahogo de pruebas y dictaminar que Nadia no cometió suicidio.
Recientemente, después de 13 años, el 13 de octubre de 2017 el Juzgado Penal de Primera Instancia de Cuautitlán Izcalli condenó a Bernardo López a 42 años y seis meses de prisión por el delito de “homicidio agravado”.
EL SEGUNDO ASESINO: “EL MATUTE”
Respecto al segundo asesino de Nadia, su cuñado Isidro López alias “El Matute”, el Estado mexicano insiste que no habían pruebas para acreditar que él participó en el asesinato puesto que los testimonios de los hijos de Nadia no era suficientes pruebas.
Tres años después del asesinato, “El Matute” fue detenido y la Primera Sala Colegiada Penal de Tlalnepantla ratificó el auto de formal prisión sustentándose en las declaraciones de los tres hijos de Nadia e insistió que no se podía minimizar estos testimonios.
Sin embargo, en febrero de 2010 ante un recurso de apelación por parte de la defensa “del Matute” y el Ministerio Público, los magistrados se retractaron de su criterio y ordenaron su inmediata libertad; argumentaron que por la edad los hijos de Nadia eran incapaces de diferenciar entre una “fantasía” y “un hecho real”. Con ello el proceso contra Isidro concluyó.
En el informe enviado a la CIDH, el Estado mexicano apoya la decisión de los magistrados: “las declaraciones de los testigos presenciales, es decir, de los hijos de Nadia Alejandra Muciño Márquez, son insuficientes y no aptas para tener por acreditado el elemento núcleo del tipo penal de homicidio, ya que las mismas no se encuentran apoyadas en las periciales de necropsia, criminalística, ni con el acta médica.”
EL ESTADO “CUMPLIÓ CON LA INVESTIGACIÓN”
Asimismo, el Estado dice que es inadmisible el caso porque no presenta ninguna violación a los Derechos Humanos por la “falta de una investigación diligente”, por el contrario, asevera que se “recabaron todas las pruebas necesarias y se realizaron todas las diligencia periciales correspondientes”.
En su denuncia, la familia y la Comisión Mexicana indican que desde que la Procuraduría mexiquense recogió el cuerpo de Nadia omitió resguardar la escena del crimen y pruebas, tal es el caso, que cuando regresaron para ampliar la investigación notaron que alguien entró al inmueble sin vigilancia y quemó evidencias del feminicidio: ropa, objetos y la soga con la que presuntamente se suicidó Nadia.
Además no se tomaron pruebas de sangre que se encontraron en el lavadero de la casa y en la blusa que portaba la hija de Nadia de dos años de edad, porque “no eran suficientes” se excusó la PGJEM.
De estas omisiones en la indagación da cuenta la denuncia que interpuso la defensa de Nadia en 2009 contra los funcionarios de la PGJEM: Emmanuel Vilchis Sandoval, Armando Lozano Coronel, Michel Aceff Sánchez, Jorge Riego Vázquez y José Escárcega Hernández. De ello, no se tiene registro en el reporte del Estado.
En este sentido el gobierno mexicano indica que permitió participar a la familia durante el proceso de investigación, resalta que en junio de 2012 a petición de Antonia, la reconoció en su calidad de coadyuvante del caso con el fin que de aportará pruebas del feminicidio.
“Por lo tanto, el Estado considera que la petición debe ser declarada inadmisible por no existir violaciones a Derechos Humanos en el presente caso”, exige al final del documento.
Esta respuesta la tendrá que analizar la CIDH y pronunciarse sobre la admisibilidad de la petición, de acuerdo con el reglamento también podrá invitar a ambas partes a presentar observaciones adicionales, ya sea por escrito o en una audiencia.
“EL ESTADO NOS DEJÓ EN LA INDEFENSIÓN”
Hoy, a un mes de que se dictó sentencia en contra de Bernardo, en conferencia de prensa Antonia Márquez y su hija Viviana Muciño, quienes han luchado por justicia para Nadia durante estos 13 años, señalaron que el Estado mexicano “las dejó en indefensión con una justicia a medias” que no fue “ni pronta ni expedita” y que tampoco garantizó la reparación del daño para los hijos de Nadia, dijo firme la madre de Nadia.
Antonia repasó los obstáculos que ha enfrentado en estos años y la vida que vivió Nadia con Bernardo previó a su asesinato: la privó de su libertad, vivió violencia familiar y económica.
La hermana de Nadia, Viviana, también recordó que estos procesos desgastantes son los que recorren las familias de víctimas de feminicidio en México por lo que hizo aún llamado a las familias de otras mujeres asesinadas a no desistir en su búsqueda de justicia “por ellas, aunque cueste 13 años”, concluyó.
17/HZM
VIOLENCIA
Hay AVG, pero no avances
Mexfem, esfuerzo de familias y activistas en contra del feminicidio

En el Estado de México, ante el vacío institucional y la inoperancia del sistema jurídico y del Estado de derecho, que lo convirtieron en la entidad más peligrosa para las mujeres, familiares de víctimas de feminicidio y organizaciones civiles crearon el primer Observatorio Ciudadano en contra de la Violencia de Género, Desaparición y Feminicidio en el Estado de México (Mexfem).
Fundado el 28 de enero de 2016, Mexfem es el primer esfuerzo de ese tipo en la entidad, donde entre 2005 y 2010 fueron asesinadas 922 mujeres, de acuerdo con cifras oficiales, un problema que rebasa incluso lo sucedido en los años 90 en Ciudad Juárez.
Mexfem nació de la experiencia de las familias que han vivido un feminicidio -la pérdida de una hermana, hija, de una amiga, vecina o conocida- y que no encontraron el apoyo en las instituciones del Gobierno estatal o un lugar a dónde acudir.
“Al ver a estas familias, que no se cansan de exigir justicia, que tienen que recurrir a otros espacio e instancias que los apoyen, nos juntamos muchas mujeres feministas, entre ellas familiares de víctimas de feminicidio”, relató la coordinadora institucional del Observatorio, Yuritzi Hernández, en entrevista con Cimacnoticias.
Como parte de su primer aniversario, el Mexfem presentó su primer informe preliminar: En 2016, registró los siguientes casos de feminicidio; Ecatepec 39 casos, Naucalpan 17, Chilmahuacán 15 casos, Chalco 13 casos, Nezahualcóyotl con 12 casos y Tultitlán con 11. En los municipios de Nicolás Romero y Tlalnepantla se contabilizaron nueve casos y siete en Cuatitlán Izcalli.
Además, brindaron atención a 200 mujeres quienes han parecido algún tipo de violencia, como la física y sexual (130 casos). “No creí que fueran tantas mujeres, pero 200 atenciones en un año de todas las formas de violencia, se me hace terrible y es increíble que no exista nadie que las quiera auxiliar”, señaló Yuritzi Hernández.
Mexfem también aportó 50 apoyos jurídicos mediante el acompañamiento de la víctima al Ministerio Público (MP), y está hoy acompañando 13 casos de desaparición forzada.
“HACER ALGO, QUE NO SE REPITA”
La vida de Viviana Muciño, hoy integrante de Mexfem, dio un cambio radical en 2004, cuando su hermana Nadia Muciño Márquez fue asesinada por su pareja en Cuautitlán Izcalli, su caso es un ejemplo emblemático de la corrupción que persiste en la entidad.
Viviana conoce perfectamente el camino de obstáculos e impunidad que enfrentan las familias, trece años de lucha le han dado la experiencia, por ello decidió que se necesitaba hacer algo, para que su caso no volviera a ocurrir en otro hogar. “Teníamos esa inquietud de hacer algo en el Estado de México porque no se les estaba dando seguimiento a los casos y persistía la impunidad”, contó Muciño.
Muciño dejó su pasión por la gastronomía y se dedicó a cuidar a los hijos de su hermana. Ahora es una de las integrantes de Mexfem, en donde coordina el área de Atención a Víctimas. Desde ahí sigue la lucha por su hermana y piensa en especializarse para ser perito.
El Observatorio lo conforma un grupo interdisciplinario de 10 personas, en el que hay familiares de víctimas, feministas, personas defensoras de los Derechos Humanos (DH) y profesionales de las ciencias sociales con experiencia en defensoría, acompañamiento jurídico, prevención e intervención psicosocial de la violencia de género. Todas y todos vinculados con historias que condujeron al camino del activismo y la defensa de los derechos de las mujeres.
¿POR QUÉ UN OBSERVATORIO?
Antes del Mexfem, en el Estado de México sólo había organizaciones dispersas que buscaban erradicar la violencia de género, pero que no lograban constituirse como un movimiento, explicó Viviana Muciño a Cimacnoticias. Era el Observatorio Nacional de Feminicidio el que llevaba los registros de casos en la entidad mexiquense, pero era necesario que en el estado hubiera organización, denuncias, que se visibilizara la violencia que ocurre a diario.
Por eso, consideró Yuritzi Hernández, “más que una organización, era necesario plantear un observatorio” para atender e incidir de manera real en el problema, debido al contexto de la entidad que se configura “con 125 municipios, zona conurbada con Toluca y Distrito Federal”.
Las integrantes de la organización se conocieron en el proceso de solicitud y aceptación de la Alerta de Violencia de Género (AVG) en el Edomex, proceso que inició en 2010. En ese año, el Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (SNAPASEVM) negó la alerta.
Tras años de presión social, en 2015, el gobernador Eruviel Ávila Villegas hizo finalmente la declaratoria de AVG. Decidimos entonces, contó Viviana, que era el momento de hacer un Observatorio. Sin embargo, notamos “que a pesar de una alerta de género, siguen pasando las mismas cosas, siguen actuando bajo la impunidad, no hay avances.”
Por eso, cuando recorremos el estado, “nos dicen que somos la luz en medio del camino”, relató Yuritzi, pues aunque diferentes, con contrastes, todos los municipios tienen en común la violencia contra las mujeres,
NO HABÍA REGISTRO
Cuando Ciudad Juárez se convirtió en referencia de la violencia feminicida, en el Estado de México esa violencia dejaba 10 veces más mujeres asesinada, pero nadie documentaba esos crímenes, señala la investigación periodística de Humberto Padgett, “Las muertas del Estado”.
En el año 2000, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) elaboró el informe “Violencia contra las mujeres en el Estado de México”, con el que inició el registro sistemático de la violencia de género en la entidad.
Casi a la par, un documento elaborado por la Cámara de Diputados logró establecer un precedente importante en el posicionamiento social de esa problemática: “Violencia Feminicida en 10 Entidades de la República Mexicana”. Ahí se asienta que en el período 2000 a 2003, mil 288 mujeres fueron asesinadas en Edomex, siendo la entidad con la mayor cifra a nivel nacional.
El OCNF comenzó a contabilizar a partir de 2007 los casos de feminicidio: durante ese año hasta 2009 documentó 542 asesinatos de niñas y mujeres mexiquenses.
En los siguientes años las cifras presentadas por las organizaciones civiles contrastan con las oficiales. Es así, señalan las y los activistas, porque desde el gobierno se intenta minimizar la situación.
El Mexfem reportó en 2015, 79 casos de feminicidio, para el año siguiente, 2016, la cifra aumentó: 269 casos de feminicidio registrados. Y la cuenta de ese delito continúa: el día que presentó su informe preliminar, a finales de enero de 2017, el Observatorio contaba ya 17 casos.
17/HZM/GGQ
VIOLENCIA
A 13 años del asesinato de Nadia
María Antonia: de cómo el dolor se transforma en lucha

Antonia ha comenzado a perder la memoria, olvida a dónde va, qué debe hacer, todo lo apunta en su libreta, las calles en las que debe pasar, sus deberes, las audiencias a las que tiene que asistir. Dice que es por los nervios y el estrés al que se enfrentado durante tanto tiempo, 13 años desde que asesinaron a Nadia.
María Antonia Márquez es madre Nadia Alejandra Muciño Márquez, víctima de feminicidio en Cuautitlán Izcalli, Estado de México. A 13 años del crimen, su caso sigue impune.
El 12 de febrero de 2004, Nadia fue asesinada por su pareja Bernardo López, y por su cuñado Isidro, “El Matute”, enfrente de sus hijos de cinco, cuatro y dos años de edad, pero hasta el momento no existe sentencia contra ninguno.

Lo que Antonia no olvida son los nombres de las personas que ha encontrado a lo largo de su lucha, señala con respeto a las mujeres que la han ayudado, acompañado, que han sido solidarias. Madres que han perdido a sus hijas, como ella, pero a las que no conoce aunque reconoce que tienen el mismo dolor con que carga desde hace 13 años.
CONOCÍ LA VIOLENCIA
Antonia nunca imaginó la violencia que viven las mujeres en este país y que cobra la vida de siete, diariamente. “Tengo 36 años de casada, a mí me tocó una pareja respetuosa, nunca viví ese tipo de violencia”. Hasta que Nadia se casó, dice, empezó a vivirla. Se daba cuenta de los golpes en el cuerpo de su hija, de su aspecto descuidado y su ánimo.
Todavía lamenta no haberla comprendido. “Creíamos que ella tenía que tomar la decisión de dejarlo. Le decíamos déjalo, ese hombre no te da ni siquiera lo necesario para tu hijos, tú sabes trabajar”.
Su miedo se hizo más grande cuando escuchó en el radio la historia de una mujer a quien su pareja intentó asesinar. En ese momento, Antonia le suplicó a su hija que regresará a casa. “Yo le decía, ¿qué quieres, dejarlos sin padre y sin madre? Y fíjese, se quedaron sin padre y sin madre”.
UNA CASA LLENA DE NIÑOS
La investigación del feminicidio de Nadia estuvo llena de irregularidades desde que la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) determinó que ella “se había suicidado”, luego de recoger el cuerpo de Nadia con una soga al cuello que habían colocado los asesinos.
Antonia tomó la custodia de sus tres nietos, a quienes tuvo que sacar a “marcha forzada”, junto con sus dos hijos quienes tienen la misma edad que los de Nadia. A pesar de ello, Antonia muestra alegre las fotos donde están todos jugando y asegura que “fueron su fortaleza”.
“Tienen todo limitado, pero no se han quedado sin comer ni un día; con muchos trabajos. pero ahí vamos”. Ahora, aquellos niños tienen 18, 17 y 15 años, todos quieren ir a la universidad y el mayor incluso comenzó a trabajar para poder completar los gastos que necesita, para comprarse “algo de ropa”.
En 2011, la Secretaría de Gobernación, en coordinación con las autoridades del Estado de México, realizaron mesas de trabajo con familiares de víctimas de feminicidio, ahí les prometieron becas, créditos de vivienda, atención psicológica, pero de eso no les entregaron nada, asegura Antonia, sólo los registraron en el Seguro Popular.

“Yo, la verdad, nunca he solicitado nada, creo que si uno estira la mano no puedes reclamar”, dice, y cuenta que se ha encargado de pagar la atención psicológica de los mayores, porque tras presenciar el asesinato de su madre desarrollaron diversos problemas.
El mayor de los hijos de Nadia no tenía control de sus esfínteres, mientras el segundo de sus nietos por las noches subía a la azotea para gritarle a su madre que regresara, ya que su abuela le había explicado que “Nadia estaba en el cielo”. Era horrible, recuerda Antonia.
DE COSTURERA A INVESTIGADORA
En los 13 años de lucha, María Antonia ha aprendido a escuchar, a conocer de leyes, de peritaje, de instituciones, pero también conoció cómo trabaja el fallido sistema de justicia mexicano.
La mayoría de las personas son corruptas, prepotentes, empezando desde un Ministerio Público (MP), los servidores públicos son demasiado corruptos, no se avanza si no hay una “compensación” económica, dice Antonia.
Pero ella no cede, porque en el velorio de su hija le prometió que no haría nada de lo que se avergüence de ella y por eso busca justicia a través de la ley.
Asumió el papel de investigadora, antes de que las autoridades pidieran “recompensa” para hacer su trabajo, “no les voy a dar ni un peso”, dice firme.
Sin embargo, tuvo que pagar la gasolina y comida de los policías que trabajaban sin recursos para encontrar a Bernardo, hasta que ya no pudo solventarlo y se lanzó a las calles acompañada de su hija Viviana Muciño.
Comenzaron a espiar, a preguntar a los vecinos si habían visto al asesino de su hija, y entregaba el reporte a la Procuraduría. “Hemos tenido la necesidad de aprender, creo que avanzamos más nosotras que la misma autoridad.”
La madre de Nadia asegura que su hija no ha obtenido justicia debido a “un par de parentescos”: Bernardo es familiar del líder de los comerciantes ambulantes y microbuseros, Donato Zamora Rosas, y del exdirector del Organismo Operador de Agua del Municipio de Nicolás Romero, Alejandro Zamora Cid. Este último ha falseado declaraciones ante el juzgado sobre el caso.
Bernardo López está sin sentencia desde 2012, cuando fue detenido por la PGJEM, pues el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México aún no cuenta con los peritos necesarios para dictaminar que Nadia no cometió suicidio.

BORDAR PARA OLVIDAR
Al hablar de su trabajo María Antonia recobra la voz, muestra con entusiasmo las fotos de bordados y tejidos que le cuestan alrededor de dos a tres días concluir.
“Me ha servido de terapia para mi dolor”. Borda para adornar vestidos de XV años, fiestas de cóctel, carnavales o bodas. Su trabajo más preciado es un vestido de homenaje para Frida Kahlo que se tardó 6 meses en terminar.
Lleva toda su vida en el negocio, ahora tiene una mesa en su casa donde borda por las noches, llena de telas, chaquira de colores. Su hija Viviana le ayuda a marcar los dibujos.
Después del asesinato Nadia, Antonia tuvo que abandonar los talleres donde tenía un empleo fijo. Recuerda que su último jefe le dijo hace 13 años que cuando terminará su problema podía regresar. Antonia se contesta “aún no puedo”.
ANTE LA CIDH
A pesar del cansancio que muestra Antonia, mantiene la esperanza de lograr justicia para su hija, “ahorita ya tenemos abogados”, se alegra y refiere que ya están en otra etapa, “ya entendí que la perdí y no la voy a recuperar con la sentencia.”
En octubre de 2010 la familia de Nadia y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) pusieron una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), debido a las irregularidades que tuvo la investigación.
Para agosto de 2016, ésta le otorgó un plazo de tres meses al Estado mexicano para informar la situación en la que se encontraba el caso. Hasta el momento, vencido el plazo, el Gobierno no ha dado ninguna respuesta.

María Antonia ya no se quiebra en las entrevistas, como en los primeros años, su tono de voz es bajo cuando habla del asesinato, es sutil, se guarda el llanto, ya actúa más firme y segura, reconoce.
“Salía del panteón y me desmoronaba, mis nietos le llevaban a su madre muñecos, recados, chocolates. El Día de la Madre les tocaba bailar, íbamos a dejarle flores y le volvían a bailar ahí. Y eso pues a mí me dolía mucho.”
La madre de Nadia aseguró que seguirá luchando hasta el final, “terminar lo que comenzó”, pues en su recorrido también ha visto la muerte de otras mujeres: se han cometido 922 asesinatos de mujeres en el Estado de México, tan sólo de 2005 a 2010, según cifras oficiales.
“Duele mucho saber que hay una asesinada más, una muerta más. A pesar de que no tenemos idea de quiénes son, duele saber que en nuestro municipio sigue habiendo más casos de feminicidio”.
Su hija Viviana Muciño es ahora integrante del Observatorio Ciudadano contra la Violencia de Género, Desaparición y Feminicidio en el Estado de México (Mexfem), que monitorea los casos de feminicidio en la entidad y acompaña a familiares de las víctimas.
El feminicidio de Nadia, dicen, les cambió la vida por completo. Ahora Viviana quiere estudiar para ser perito y Antonia no se cansará de pedir justicia. “De alguna una manera yo creo que la muerte de Nadia no debe ser tan inútil, debe dejar algo”, reflexiona.
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