ablación
DERECHOS HUMANOS
En Kenia 21 por ciento de niñas y mujeres ha pasado por ella
La misión de Lucy contra la ablación en la población masai

Sian y Neema se escaparon juntas de la manyatta (conglomeración de casas) donde vivían con sus familias, en la provincia de Kajiado, tierra de los masai de Kenia. Caminaron toda la noche para huir y eludir la ablación a Neema; Sian ya había sido sometida a este ritual y sabía lo que era.
Las dos amigas, de 11 años, desde su pequeña aldea situada cerca de la ciudad de Entorika, anduvieron alrededor de 50 kilómetros hasta llegar a Diaspora Village a la mañana siguiente.
“Encontramos una mujer que nos preguntó qué hacíamos allí solas y le contamos nuestra historia”, explica Sian, que ahora vive junto a Neema en la escuela IlBissil, donde las encontramos tres meses después de la huida. “La señora nos acogió en su casa, pero su marido no estaba de acuerdo, nos preguntó de dónde veníamos y se fue con su moto”, afirma Neema. Al poco tiempo, el marido volvió junto a unos jóvenes de la manyatta. Cogieron a Neema; Sian consiguió encerrarse en una habitación.
EL RESCATE
“Me llamaron porque había dos niñas en peligro, contacté con los policías que colaboran conmigo y fuimos a recogerlas”, comentó la directora de la escuela IlBissil y promotora de rescates, Lucy Yepe Itore, algo que considera como parte de su trabajo en el centro educativo. “Encontramos a Sian espantada y encerrada en una habitación, nos contó que se habían llevado a Neema a su pueblo. Fuimos allí y volvimos a nuestro centro con las dos”.
En IlBissil, cerca de la ciudad de Kajiado, estudian y viven unas 60 niñas rescatadas en territorios colindantes. Lucy hace años que lleva a cabo este tipo de acciones para ayudar a las más pequeñas y tiene una red de personas informadoras que la llaman cuando se está a punto de realizar una mutilación. “Cuando podemos actuamos en la noche, así las personas de los campamentos masai no ven cuando llegamos ni hacia donde huimos”, cuenta. “Me acompaña siempre la policía porque a veces se presentan situaciones muy peligrosas como enfrentarse a los moran (guerreros masais) que, armados con machetes, reivindican sus niñas prometidas”, añade.
CONTRA LA MGF
En Kenia, 21 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años ha sufrido mutilación genital femenina (MGF). Dentro la comunidad masai el porcentaje, en la misma franja de edad, sube hasta 78 por ciento. Aunque en 2011 se promulgó una Ley para la prohibición de la MGF, en las zonas rurales muchas personas desconocen la legislación y perpetúan la mutilación como símbolo de la entrada a la edad adulta.
Los masais son una tribu muy tradicional, de las pocas que todavía viven de la ganadería en zonas aisladas de Kenia. El ritual se concibe como pasaje imprescindible para el desarrollo de una niña y son muy pocas las personas que lo cuestionan, ya que para su cultura es un valor añadido.
De los cuatro tipos de mutilación reconocidos, este pueblo practica la extirpación parcial o total del clítoris y de los labios menores. Las consecuencias son muy peligrosas: infecciones, Sida, problemas durante el parto, muerte de la mujer y muerte neonatal, entre otras. Las niñas sufren traumas psicológicos y su integridad se verá comprometida para siempre.
ABLACIÓN Y MATRIMONIOS FORZADOS
Joyce tiene 10 años, vive en IlBissil desde hace un mes. Su mirada es dura y triste, nunca frecuentó una escuela, “mi padre quería casarme con un hombre discapacitado de 60 años y por esto tuve que someterme a la MGF”, recuerda. El matrimonio infantil forzado es una realidad muy común en Kenia, en muchas familias se considera normal casar a las niñas, a partir de los seis años, a cambio de unas vacas. “Las hijas se ocupan de todo tipo de trabajos domésticos y no es raro que sufran abusos por parte de sus familiares. La situación permanece igual cuando se casan, cambia solo el hombre que manda. El tío de Joyce quería que estudiara y deseaba para ella un futuro mejor, por esto la llevó aquí”, explica Lucy.
RECONCILIACIÓN
Las jóvenes que quieren volver a su casa a menudo son sometidas al ritual para ser nuevamente aceptadas. Para evitar estos casos, el equipo de IlBissil media con las familias de la niñas y jóvenes rescatadas para conseguir su reconciliación: “Les hablamos de la importancia de los estudios para mejorar sus vidas y les advertimos de los riesgos de la ablación”. Cada mes un grupo de personas cercanas a Lucy, entre profesoras y familiares de las que aprendieron de su experiencia personal, se van a hablar con los jefes de las manyatta y sus habitantes. El trabajo hecho con los hombres es muy importante ya que son ellos los que normalmente quieren seguir con la tradición.
“Para una mujer que haya sufrido la MGF es más fácil entender el dolor físico y psíquico que este ritual conlleva, muchas de ellas nos confiesan que les gustaría que sus hijas no pasaran por este sufrimiento”, afirma Lucy. “Si nos ganamos el respeto de los jefes y logramos que entiendan los peligros de la ablación y la importancia de la educación de las niñas, nos ganaremos toda la manyatta”, añade.
La educación es primordial en este proyecto: “Las jóvenes que vuelven con un trabajo y vida independiente, se ganan el respeto de su comunidad y son un ejemplo para las demás”, subraya la directora de la escuela.
MGF, NO SÓLO EN ÁFRICA
Según End FGM-Europen Network, en Europa cada año 180 mil niñas y mujeres están en riesgo de mutilación. “Hay la tendencia a pensar que es un problema lejano, que pertenece a países islámicos, aunque esto no es cierto”, explicó la periodista italiana especialista en MGF, Emanuela Zuccalá. Dentro la comunidad inmigrante que vive en Europa, las niñas que provienen de países donde la práctica es muy común, siguen en peligro. “El período de las vacaciones, cuando vuelven a ver sus familias, es muy arriesgado porque se aprovecha de estos días para mutilar las pequeñas”, explicó Zuccalá.
Según la Organización Mundial de la Salud, más de 200 millones de mujeres en el mundo han sufrido la MGF: “Vista desde una perspectiva de Derechos Humanos, la práctica refleja una desigualdad profundamente arraigada entre los sexos y constituye una forma extrema de discriminación de la mujer”.
* Este artículo fue retomado del portal Pikara Magazine
18/DD/LGL
DERECHOS HUMANOS
Combatirlos requiere plan integral y multisectorial
Mismas causas y factores detrás de Ablación y matrimonio infantil

La mutilación genital femenina (MGF) y el matrimonio infantil son dos de las prácticas tradicionales más perjudiciales que afectan con mayor frecuencia a las mujeres y niñas hoy en día. Las devastadoras consecuencias que tienen para la salud, la educación y la igualdad de las mujeres y niñas las convierten en obstáculos significativos para el desarrollo.
La ablación y el matrimonio infantil comparten numerosas causas y factores sociales que incluyen la desigualdad de género, normas sociales establecidas, un deseo por controlar la sexualidad femenina, creencias religiosas, y oportunidades económicas limitadas para mujeres y niñas. Esto pone en alerta la necesidad de trabajar de manera integrada ambos temas cuando coexisten en el mismo contexto. La experiencia con la que ya cuenta la ONG World Vision de tratar ambas prácticas en conjunto ha proporcionado información útil para una programación eficaz, incluida la necesidad de implicar a los líderes religiosos, así como a mujeres y niñas en las comunidades donde estas prácticas se llevan a cabo.
CAUSAS SUBYACENTES
La primera causa son las normas culturales y las prácticas tradicionales. Estas incluyen comportamientos asociados con la religión, roles de género obsoletos, ritos de pasajes, códigos de honor de la familia y la comunidad y mecanismos de justicia. Estas prácticas se han llevado a cabo durante generaciones y el significado social subyacente puede variar en función del contexto.
Otra causa también se debe a las normas de género y la desigualdad. Las niñas y los niños a menudo experimentan la violencia de manera diferente, debido a cómo son vistos y valorados por la sociedad. Los niños pueden ser considerados "más valiosos" para la familia como proveedores de ingresos. Sin embargo el honor familiar está ligado a la virginidad de una hija. Como resultado, las niñas son obligadas a ser mutiladas para probar su virginidad.
La tercera causa es la pobreza. En muchas partes del mundo, los padres ven a sus hijas como una carga financiera, por lo que el matrimonio infantil facilita la salida de la niña a una edad muy temprana. Es una estrategia para la supervivencia económica. También la falta de acceso a una educación segura y asequible fomenta esta práctica ancestral. Se consideran más aceptables en contextos en los que hay limitadas alternativas disponibles, particularmente en la forma de educación y empleo.
La última causa es utilizar estas prácticas como salvaguardia.
Existen algunas comunidades donde las niñas corren un alto riesgo de abuso y violencia, las familias a menudo creen que estas prácticas pueden garantizar su seguridad. En los entornos inestables y afectados por el conflicto, las niñas son particularmente vulnerables a la violación, la violencia sexual, los embarazos prematrimoniales no deseados, la falta de vivienda, el hambre o el hambre, lo que empuja a las familias a creer que mutilarlas y entregarlas al matrimonio son la única opción.
SOLUCIONES BASADAS EN EVIDENCIA
Las estrategias para acabar con el matrimonio infantil deben ser transversales e integrarse en un plan integral y multisectorial. Este plan para acabar con estas prácticas debe basarse en soluciones basadas en la evidencia como:
1- Empoderar a las niñas y las mujeres con información, habilidades y acceso a educación segura y de alta calidad.
2- Proporcionar apoyo económico e incentivos a las niñas y sus familias.
3- Cambiar actitudes y creencias a través de la movilización de familias y comunidades, incluyendo a los líderes religiosos para forjar normas sociales.
4- Proporcionar servicios de respuesta y apoyo.
5- Aplicar la legislación y velar por su cumplimiento.
17/AL/GG
