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FEMINISMO
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Y luego del Encuentro de Mujeres que Luchan ¡¿Cómo le hacemos?!
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Dirce Navarrete Pérez*
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 29/03/2018

Luego de dos semanas, sigo sin poder digerir todo lo que experimenté en el Primer Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan, convocado por las mujeres zapatistas en diciembre del año pasado, allí empezó el viaje que nunca más terminará.

La convocatoria y todo el encuentro fue un testimonio de la experiencia de las zapatistas en la construcción de autonomía y comunidad. En cada detalle se podían leer los principios zapatistas manifestándose en sus formas de crear otras alternativas de mundo: obedecer y no mandar, convencer y no vencer, proponer y no imponer, construir y no destruir, representar y no suplantar, bajar y no subir, servir y no servirse .

Para la historia quedarán todos los hermosos registros audiovisuales y los escritos que muchas ya han hecho, todos vibrantes y llenos de amor. Por mi parte, he terminado por decidirme a tratar de hablar de lo potente y sanador del encuentro, pues es en mayor medida, de lo que mi cabeza puede entender y mis palabras contar. Así que solo vengo a compartir las preguntas que me han rondado estos días y que me han llevado a cuestionarme mis formas de activar y luchar. Considero que será necesario que empecemos a colectivizar para reflexionar y seguir el encuentro.

Desde la  convocatoria las compañeras zapatistas fueron claras al proponer que, “el encuentro es para juntarnos como mujeres que luchan y se rebelan contra el sistema capitalista y patriarcal”. En todo el encuentro se estuvo reflexionando esta apuesta y en las palabras finales se observó así: “Como ya lo vimos y escuchamos, que no todas están contra el sistema capitalista patriarcal, pues respetamos eso y entonces proponemos que lo estudiemos y discutamos en nuestros colectivos, si es cierto que el sistema que nos imponen es el responsable de nuestros dolores.”

Que la lucha contra el patriarcado es también contra el capitalismo, parece tema superado, cuantimás si nos nombramos feministas, vamos morras ¿a poco no lo tenemos bien claro? Pues me ha dado insomnio pensando en que no. Que “patriarcado” y “capitalismo” han salido tanto de nuestras bocas, que damos por hecho que todas estamos en contra de estos sistemas, pero, parece que nos ha pasado como con las palabras “empoderamiento”, o como con “juventudes”, apuestas políticas que ahora aparecen en todo comunicado oenegero, así como en cualquier política pública que quiera aparentar ser progresista, o en todo conmovedor discurso en Naciones Unidas, pero que cada vez están más vacías de contenido político. ¿Si me explico?

Entonces me acuesto pensando, ¿cuántas de nuestras acciones en contra del patriarcado son realmente anticapitalistas? ¿cuántas de nuestras formas activistas realmente están atentando contra el sistema patriarcal? En nuestros mundos, que no son ni tantito cercanos al contexto de las comunidades zapatistas, y en nuestros tiempos ¿cómo podemos construir modos de lucha que al mismo tiempo atenten y erosionen realmente estos sistemas de opresión? Sin caer en propuestas “radicales” que se quedan a nivel individual, porque colectivizarlas nada más no podemos, ¿cómo construimos autogestión? ¿cómo podemos apostar en conjunto por la autonomía? ¿cómo la aterrizamos y la volvemos práctica para no quedarnos encerradas en el discurso?

El capitalismo y el patriarcado son sistemas de muerte, por eso “acordamos vivir, y como para nosotras vivir es luchar, pues acordamos luchar cada quien según su modo, su lugar y su tiempo”. Pero, esto en términos políticos ¿qué implica? Es una apuesta muy potente que, tal como la aprendimos en el encuentro, tenemos que enfrentar conjuntamente. ¿Cómo le hacemos para que, con nuestra diversidad, podamos construir estrategias que nos permitan el accionar político en conjunto?

El encuentro fue una enorme muestra de que es posible juntarnos como mujeres y como feministas diversas, para construir la sororidad y la colectividad, para compartir y regalarnos el baile, los juegos, la poesía y el fuego de la digna rabia. Las zapatistas nos volvieron a dejar claro que la competencia por ver quién es la mejor (ponga aquí el adjetivo que quiera), sólo sirve al sistema capitalista y patriarcal, pues lejos de estos sistemas de opresión, nadie gana. ¿Podemos en nuestros mundos, nuestros tiempos y con nuestras formas, continuar con esta apuesta por la articulación desde la diversidad?

Algo me queda claro, la lucha zapatista y la lucha feminista no volverán a ser las mismas después de este suceso. Pienso, aunque con temor a equivocarme, que en México ningún otro movimiento había logrado juntar a más de 7 mil mujeres y feministas en un mismo lugar para llegar a un acuerdo así de grande, así de profundo y político. Considero que el zapatismo pudo ver la fuerza que ha retomado estos últimos años el movimiento feminista y que las generaciones más jóvenes que quizá no estábamos tan cercanas al EZLN, recobraremos con esto un nuevo aliento de lucha.

Esto ya no puede parar, este fuego sólo crece. Los años que vienen nos dejarán ver la potencia de estos movimientos haciendo posible, poco a poco, un mundo donde caben muchos mundos.

*Dirce Navarrete Pérez es politóloga feminista @agateofobia_

18/DNP/LGL








DESDE LA LUNA DE VALENCIA
FEMINISMO
   OPINIÓN
   Desde la Luna de Valencia
El feminismo no muerde
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Teresa Mollá Castels*
Cimacnoticias | Ontinyent, Esp.- 26/03/2018

Según lo define María Moliner el feminismo es "La doctrina que considera justa la igualdad de derechos ENTRE hombres y mujeres. Movimiento encaminado a conseguir la igualdad." Para la RAE es "La ideología que defiende que las mujeres deben de tener los mismos derechos QUE LOS hombres."

Como podemos ver mientras la primera definición habla implícitamente de relaciones simétricas entre mujeres y hombres, con la segunda ya existe asimetría, puesto que coloca a los hombres en una posición superior en derechos a los que aspiramos acceder las mujeres. Como sabemos el lenguaje nunca es neutro y en este caso tampoco lo es, naturalmente.

Y si partimos de esa falta de neutralidad entenderemos cómo al manipular tanto su sentido original -denuncia de desigualdades- como su objetivo final -exigencia de equidad real en derechos y oportunidades- nos encontraremos con que cada vez que se habla de feminismo se desatan los demonios del patriarcado en forma de desprecio y degradación del término. Creo que estas reacciones en el fondo solo esconden los miedos del propio patriarcado que teme perder sus privilegios. Y no se trata de eso en absoluto.

Cuando las feministas denunciamos la falta total de igualdad y lo que es peor, de equidad entre mujeres y hombres, no nos lo estamos inventando. Sencillamente lo estamos viendo y sufriendo. Naturalizar esas desigualdades es una forma de enmascararlas y de disfrazarlas de falsa normalidad.

No es natural ni normal que las mujeres cobremos casi un 30 por ciento menos que los hombres por hacer el mismo trabajo y que por tanto también cobremos menos pensiones.

No es natural ni normal que nuestros cuerpos sean mercancías con las que tratar, comprar, vender, usar o abusar.

No es normal ni natural que nuestra salud específica solo sea investigada en momentos como el embarazo y la lactancia y que a lo largo de nuestras vidas nos veamos sometidas a tratamientos médicos investigados y probados en cuerpos masculinos.

No es normal ni natural que las grandes religiones monoteístas busquen, a través del miedo y de la culpa nuestro sometimiento absoluto a sus doctrinas. Y por supuesto tampoco es normal ni natural que dicten normas morales sobre nuestras maternidades y nuestros cuerpos.

No es normal ni natural que a través de socializaciones diferenciadas se nos diga, desde incluso antes de nacer, que se espera de nosotras por ser niñas y mujeres y se nos muestren los límites de nuestras libertades con culpas y miedos.

No es normal ni natural que se obvien nuestros talentos, saberes y aportaciones en todas las disciplinas y a lo largo de toda la historia, ocultándonos nuestra propia genealogía como mujeres y como feministas.

No es normal ni natural que la misoginia siga presente en los libros de texto cuando se estudian a personajes que la predicaron en sus obras. Y ahí siguen.

Estos son solo algunos de los temas que se denuncian desde el feminismo. Y, por supuesto los ASESINATOS de mujeres y niñas a manos de quienes dijeron amarlas. Estos crueles actos que destruyen vidas enteras por ser mujeres. Sencillamente por ser mujeres.

Como vemos, el feminismo denuncia y exige, pero no asesina ni busca intercambiar privilegios. Sencillamente busca equidad y desmontar la actual patriarcalización de la sociedad que somete y degrada de forma continuada con la engrasada maquinaria de la "normalidad" y la "naturalidad" las diversas situaciones cotidianas.

No, el feminismo no muerde. El feminismo exige cambios y transformaciones sociales encaminadas a la construcción de unas sociedades más justas y equitativas para todas las personas, sean del sexo y del género que sean.

Es cierto que hay y habrá diferentes corrientes dentro del feminismo que nos hacen reflexionar sobre temas variados y sus diversas ramificaciones. Y eso es saludable y enriquecedor, puesto que no nos permite acomodarnos en lo aprendido y practicado cotidianamente. Nos empuja a seguir buscando y cuestionando nuestras posiciones. Pero con el denominador común de un objetivo claro: la igualdad, o mejor aún, la equidad entre mujeres y hombres.

Y puedo asegurar que como feminista denuncio y exijo, pero no muerdo.

* Corresponsal, España. Comunicadora de Ontinyent.

tmolla@telefonica.net

18/TMC/LGL








QUINTO PODER
VIOLENCIA
   OPINIÓN
   Quinto Poder
Amar en tiempos de guerra
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Argentina Casanova*
Cimacnoticias | Campeche, Cam.- 22/03/2018

Es despertar y romper

El bozal y las cadenas

Es conjugar y sentir

El verbo amar sin fronteras

Amparo Ochoa, Para amar en tiempos de guerra

A mí nadie me dijo que debía tenerles miedo a los hombres, lo aprendí cuando a los 12 años un sujeto me tocó mi incipiente pecho y sentí tanto asco que llegué a lavarme al baño de la escuela. El lunes pasado, una mujer y una niña fueron asesinadas por hombres cercanos a ellas, en los que confiaban y de los que en algún momento sintieron afecto y no tenían medo.

La realidad es que en México la mayoría de los casos de feminicidio son cometidos por un hombre con el que la mujer tuvo alguna relación y se suponía, no debían tener miedo. Como Selene, que fue asesinada por su pareja en la tienda en la que trabajaba, y quien en un acto manipulador se disparó a sí mismo en forma indecisa –no se disparó en la sien-. No fue un desconocido el que la atacó sino alguien en el que confiaba, se suponía que no debía tenerle miedo.

Lo cierto es que el miedo está latente para las mujeres, y muy probablemente también se esconde una forma de miedo en los hombres aunque en otra dimensión, en las relaciones afectivas entre mujeres y hombres, incluso entre mujeres, siempre hay un temor a mostrarse, a darse, a “abrirse”, a dejar ver los sentimientos pues eso implica la vulnerabilidad y la volubilidad de las emociones.

Las mujeres vivimos con el miedo a los hombres desconocidos, fundado -como en mi caso- por hechos traumáticos y violentos que tienen que ver con la irrupción de nuestro espacio vital, con la violencia sexual sobre nuestros cuerpos. Crecí con las recomendaciones de mi abuela de estar siempre alerta a que nadie tocara mi cuerpo y defenderme como fuera, (llegué a perseguir a botellazos y con una sombrilla a un sujeto que intentó tocarme años después).

Cuando sentí miedo por primera vez al sujeto aquel que me tocó en la calle, también pensé que no tenía cuerpo de mujer, que iba con uniforme y que no había provocado nada, desarrollé más habilidades para afrontar el miedo a esos desconocidos y cuidarme de ellos. Pero poco supe de cómo cuidarme de los hombres a los que llegaría a amar y a quienes mostraría mi vulnerabilidad afectiva, un tema del que hemos hablado poco las feministas en este juego de exteriorizar sin interiorizar los temas más complejos.

Incluso para las feministas, transitamos en el aprendizaje de nuevas formas de relacionarnos con los hombres, aprender a construir nuevas relaciones que no sean posesivas, ni dañinas, alejadas de todo eso que la noción del “amor romántico” nos deformó, y vamos al aprendizaje de nuevas formas, pero sobre todo de la búsqueda imposible de hombres que no sean machistas. Y digo imposible porque estamos conscientes de que al vivir en un sistema social patriarcal todos y –todas- estamos imbricados en el sistema mismo y tenemos interiorizadas sus formas.

Sin embargo, feministas como somos, muchas mujeres construimos relaciones cotidianas con hombres, familiares, amigos, compañeros de trabajo y en relaciones de pareja en las que tenemos oportunidad de reflexionar acerca de las implicaciones del amor como una práctica “política” del ejercicio de nuestro feminismo. Es decir, en el que tenemos oportunidad de dar la batalla al patriarcado.

Hemos reconocido que “hay una guerra”, en la que las muertas caen del lado de las mujeres, que son asesinadas por sus parejas que no aceptaron o no entendieron la autonomía, la libertad, la vida, las decisiones, y mil pseudo razones por las que a diario se comete la violencia de género.

En medio de esa guerra de un sistema social que utiliza la violencia de género, específicamente la feminicida como herramienta de control para garantizar la opresión de las mujeres, las feministas también reflexionamos sobre la posibilidad de construir otras formas de amar en estos tiempos de guerra, en tender puentes de solidaridad y compañerismo. Mejor no lo puede expresar Coral Herrera cuando dice: “En un mundo en el que la gente está presa del miedo y el odio, amarse es una forma de resistencia frente a la barbarie”.

Amarnos en tiempos de soledades radicales es una forma de resistencia al sistema opresor, amar es transgredir, amar es romper el control del sistema patriarcal, pero amar de otra forma libre de los miedos del sistema que nos quiere constreñidas y oprimidas bajo sus propios códigos.

No podemos, o no debemos vivir con miedo, no más un mundo –aunque sé que aún es utópico- en el que las mujeres y los hombres nos relacionemos desde el miedo, el miedo a descubrir que nos hemos enamorado de personajes inventados por la incapacidad de mostrarnos como somos realmente.

Miedo a mostrar nuestras volubilidades o sentimientos porque este sistema patriarcal nos dice que no, que lleva a la impostura porque quien se abre, cede, quien se enamora pierde y se subyuga, vencer la idea de que el amor es una forma de subyugamiento y que enamorarse tiene que ser la pérdida de algo... el paraíso que nunca fue nuestro, no al menos viviendo en un mundo en el que el amor se sigue construyendo como una batalla a la que hay que ir con armaduras y temer al otro.

Hombres y mujeres tenemos por delante aprender a vencer el miedo y a construir relaciones en las que no sea un recurso de autocuidado, y aprendamos a quitarnos la última máscara impuesta por el patriarcado en la sexualidad, la del miedo a la entrega y la confianza.

Cierro con la frase de la canción de Amparo Ochoa, otra, tras iniciar también con una de ella misma: “Como aire que entra por la ranura, los dos jugaron con su ternura, le dio la vuelta a la cerradura, durmió de pronto todos sus males”.

* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche

18/AC/LGL

 








NACIONAL
FEMINISMO
   CRÓNICA
   Mujeres tejen hilos de confianza
Rebeldía, lucha, resistencia y fiesta: 3 días en El Caracol
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Anayeli García Martínez y Hazel Zamora Mendieta, enviadas
Cimacnoticias | Altamirano, Chis.- 15/03/2018

Durante cinco días un torbellino de palabras recorrió el Caracol de Morelia, territorio zapatista ubicado en el estado sureño de Chiapas, cada mujer se apropió de una y la repitió tantas veces como pudo; algunas de piel curtida por el sol y pasos lentos, mencionaron “lucha”, otras con bebés envueltos en el rebozo pronunciaron “Taj k'anot (te quiero en tzotzil)” y muchas más, jóvenes y citadinas, dijeron “resistencia”.

Las palabras fueron constantes e interminables, por momentos fueron acompañadas por sonidos de guitarra o tambor, por dibujos en hojas de papel o bordados en tela, y en ocasiones se quedaron en el aire y fueron interpretadas con movimientos de brazos, caderas, manos y pies, pero todas fueron palabras que salieron del corazón de las mujeres de Europa, Asia y América, que durante cinco días, algunas solo tres, se reunieron para dar rienda suelta a sus ideas.

Aunque algunas hablaban solo chol, tzotzil, tzeltal, español, inglés, francés, alemán o italiano, desde el 8 hasta y hasta el 10 de marzo se entendieron durante el “Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan” organizado por las indígenas de la Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), un movimiento que en enero de 1994 se levantó en armas para ser protagonistas de su propia historia.

Como hace una década cuando las zapatistas organizaron un encuentro con mujeres de todo el mundo, esta vez las indígenas volvieron a hablar de su revolución y de su mundo, pero a diferencia de lo que ocurrió del 29 de diciembre de 2007 al 1 de enero de 2008 en el Caracol La Garrucha, hoy las zapatistas decidieron que su espacio de encuentro sería sin la presencia de hombres y con una gran dosis de arte, música y deporte.

“AQUÍ, SOLO MUJERES”

Es fácil saber que se pisan tierras revolucionarias. Unos metros antes de llegar al epicentro de la reunión, el Caracol de Morelia, un cartel gigantesco con la leyenda “Zapatistas” sirvió como primer anuncio. Una vez en el lugar hombres cubiertos con pasamontañas se encargaron de dar paso a coches y camiones repletos de mujeres que  la tarde del 7 de marzo comenzaron a llegar. Amables, platicaron con las visitantes y dieron indicaciones para que todas se registraran.

Ya en las puertas del Caracol un letrero azul decía: “Bienvenidas Mujeres del Mundo”; otro, de un tono amarillo puso la primera regla del encuentro: “Prohibido entrar hombres” y uno más reafirmó la indicación: “Aquí, solo para mujeres”. A partir de ese espacio, marcado por una puerta para ingresar a la zona, las indígenas se hicieron cargo de todas las tareas, desde la seguridad, alimentación, limpieza, audio y luz, hasta el liderazgo y la vocería.

Para entrar a este mundo que en realidad es otro mundo  --uno donde se construye y no se destruye, como indica uno de los siete principios zapatistas-- las visitantes cargadas con maletas, víveres, instrumentos de música y mochilas, hicieron largas filas que se prolongaron por la madrugada mientras las zapatistas, acostumbradas a acompañarse, ofrecieron sus manos solidarias para cargar equipajes o simplemente saludar a través de sus ojos expresivos descubiertos por los pasamontañas.

A partir del 8 de marzo el Caracol se convirtió en un lugar mágico, cubierto de murales pintados de colores brillantes en los que las zapatistas plasmaron su rebeldía, resistencia, lucha y su ideal por la libertad para la población femenina y el derrocamiento del sistema capitalista. Entre esos murales caminaron y bailaron las mujeres del mundo, quienes en aquel rincón de Chiapas encontraron la libertad de ser y estar, con ropa o sin ella, con maquillaje o sin nada de eso.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

Una cancha de fútbol fue el espacio central de esta reunión que sumó a unas cinco mil asistentes y dos mil zapatistas provenientes de los cinco Caracoles zapatistas ubicados en tierras recuperadas por el movimiento de 1994: el de Morelia, La Realidad, La Garrucha, Oventik y Roberto Barrios. Las zapatistas movieron todo por dar la mayor comodidad a sus invitadas y así convirtieron en dormitorios la cancha de básquetbol, las tarimas y los auditorios.

CADA AÑO ES UN AÑO DE LUCHA

En los montes chiapanecos el sol manda, por eso con los primeros rayos del sol del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, a las 6 de la mañana comenzó a escucharse una tonada: “Que linda esta la mañana… en que vengo a saludarte…”, la letra de “Las Mañanitas” a cargo de un grupo musical de mujeres zapatistas que con bajo, guitarra y voz dieron la bienvenida a las mujeres del mundo.

En la inauguración las zapatistas “de juicio”, como se les llama a las adultas de los cinco Caracoles, narraron cómo vivían antes del levantamiento zapatista en 1994 y cómo fueron discriminadas y violentadas por ser mujeres indígenas hasta que se integraron a la lucha de hace 24 años.

Ellas, las abuelas, también contaron los logros alcanzados después de construir una comunidad autónoma que edificó sus propios centros de salud y espacios educativos, y que fomentó la participación activa de las mujeres en las comunidades y la búsqueda de la igualdad entre todas y todos.

Las mujeres sabias que hablaron estuvieron acompañadas de niñas y jóvenes herederas de sus luchas y beneficiarias de los frutos de su revolución, por eso las jóvenes pidieron respeto y reconocimiento hacia sus ancestras: “Son mujeres que ya tiene años y que luchan [...] nosotras queremos llegar a ser como ellas, llegar a tener edad y saber que seguimos luchando. Queremos llegar a ser mayores de edad y poder decir que tenemos muchos años y que cada año quiere decir un año de lucha”.

Pronto los rayos del sol se volvieron más intensos y el cúmulo de mujeres que escucharon los discursos de las zapatistas se fue replegando a las sombras, otras tantas permanecieron pero el ejemplo lo dieron las zapatistas quienes firmes, bajo el calor, no rompieron las filas hasta el final. “Tenemos mucho que aprender”, decían las citadinas. Así se dio inició a las actividades artísticas, políticas, culturales y deportivas en un encuentro con el único propósito de saberse juntas y sin miedo.

TEJER LAZOS

Mujeres de todas las razas, indígenas, mestizas, europeas o afrodescendientes; algunas otomíes, mapuches, amazonas o apaches; se dieron cita en actividades de fútbol, volibol y basquetbol; otras en talleres, obras de teatro y diálogos de diversos temas: resistencia civil no violenta, defensa de territorios, yoga, meditación, autodefensa, experiencia de sobrevivientes víctimas de violencia, un sin fin de charlas donde cada participante reconocía el saber de la otras.

Por tres días, en un abrir y cerrar de ojos, se vio a las niñas y jóvenes de pasamontañas vistiendo uniformes de fútbol, corriendo tras el balón y deslizando sus cuerpos por la cancha de aserrín; también se les vio correr de un lado a otro cargando costales de elote, llevando agua para servir café o vigilando que no se quemaran los cazones de arroz, frijoles y arroz con leche; también se les vio con libreta en mano anotando las enseñanzas de sus compañeras de otros lugares que les hablaron de todo, desde aborto hasta redes sociales.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

Al pasar los días, tal y como se tejen los hilos en el telar, se tejieron los lazos de la confianza y las zapatistas se sentaron a hablar con las visitantes. Las mujeres de todos los mundos probaron la comida indígena, cada una apreció las artesanías de las demás, reconoció sus aportes, valoró sus diferencias y escuchó sus modos de organización, sus tradiciones y su lengua. “Sus cosas raras que no sabíamos ni que son” reirían alegres las zapatistas al final de las jornadas.

Entre cada actividad, mientras se iba de una plática a un concierto, cuando se pelaba la fruta, se cortaban las verduras o se preparaba el café, las mujeres contaron que este Encuentro se tenía planeado como una actividad que se realizaría durante los recorridos de María de Jesús Patricio, conocida como Marichuy, la mujer indígena que representando al Consejo Indígena de Gobierno (CIG) y el Congreso Nacional Indígena (CNI) buscó postularse como candidata independiente a la Presidencia de la República.

Sin embargo, el tiempo fue insuficiente para organizarse, por eso en este encuentro que se concretó en marzo Marichuy y las concejalas del CIG fueron observadoras de honor y aunque ella estuvo presente evitó ser protagonista y decidió dejar el lugar de atención para las zapatistas como la comandanta Miriam, heredera de la comandanta Ramona, esencial en la historia de las comunidades que hace 25 años promovieron, consensuaron y aprobaron la Ley Revolucionaria de Mujeres.

Otro efecto de la historia es que si en 2008 las zapatistas se solidarizaron con el pueblo de Atenco, en el Estado de México, que apenas dos años antes, el 3 y 4 de mayo de 2006, había sido reprimido en un operativo policiaco que dejó como saldo dos muertos, 207 personas detenidas y 26 mujeres víctimas de tortura sexual, esta vez fue inevitable no mencionar a las madres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, desaparecidos el 26 de septiembre de 2014 en el estado de Guerrero y las decenas de mujeres desaparecidas y asesinadas en todo el país.

En este escenario la rebeldía, la resistencia y la lucha también deben estar acompañadas de fiesta. Por eso, por la noche, en los montes, resonaron los tambores, sonidos acompañados de alaridos y aplausos de mujeres que se congregaron en círculos para liberar sus fuerzas con el movimiento de caderas, piernas y brazos. Otras cantaron al ritmo del rap, hip hop y corridos revolucionarios.

Al cierre del evento, el sábado 10 de marzo, las zapatistas dieron la última lección: “es importante construir comunidad”. Aunque después de varios días sin hombres ver a uno dentro del Caracol de Morelia causó la sorpresa de varias de las asistentes, las zapatistas se vieron alegres de compartir este Encuentro con los varones que las esperaron afuera, y de celebrar con ellos al ritmo de música ranchera, salsa y cumbia, que se prolongó hasta el amanecer.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

¡QUÉ VIVAN LAS ZAPATISTAS!

Después de este histórico “Primer Encuentro de las Mujeres que Luchan”, viene la reflexión. Las zapatistas están acostumbradas a escuchar y por esa razón colocaron a lo largo de su territorio cajas de cartón para que las visitantes depositaran sus críticas, quejas y recomendaciones, ellas sabrán qué de todo eso tomarán en cuenta.

Por cinco días un aire de libertad para las mujeres rondó el Caracol de Morelia. Las zapatistas lo dijeron desde el comienzo: estos días no eran un espacio para criticarse o competir, mucho menos para firmar un pronunciamiento. El pacto, por el contrario, fue más complejo, una especie de complicidad y acuerdo entre todas las mujeres del mundo: luchar, dejar crecer la rebeldía y mantenerse vivas. En sus espacios, modos y tiempos.

La despedida llegó la mañana del domingo 11 de marzo cuando las zapatistas dijeron hasta pronto con una promesa, la de volverse a encontrar. Los camiones comenzaron a partir a las 4 de la madrugada con diversos rumbos, horas de viajes les esperaban a muchas.

Ese último día también fue tiempo para que las zapatistas retornaran a sus comunidades. Se desprendieron de sus pasamontañas, revelaron sus rostros, cargaron sus maletas, sus ollas y sus utopías y subieron a las camionetas. En ese torbellino de palabras, las más pequeñas pero a la vez las más fuertes y revolucionarias dijeron “¡adiós!”. Las otras, las altas y con muchas ganas de aprender respondieron “¡Gracias!, ¡Qué vivan las zapatistas! ¡Qué vivan!”.

18/AGM/HZM/LGL

 








QUINTO PODER
FEMINISMO
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   Quinto Poder
Las supremacías inexistentes
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Argentina Casanova*
Cimacnoticias | Campeche, Cam.- 14/03/2018

La película Black Panter y Las cazafantasmas se basan en una misma premisa sugerida que por un lado lleva a la gente blanca a creer que tiene que defenderse de una posible supremacía negra, y por otra, a los hombres a proclamar el derecho al “Día del hombre” frente a un apabullante posicionamiento del pensamiento feminista. En realidad ambas situaciones son ficticias y solo se conciben en la mente del blanco-opresor-patriarcal como una amenaza a su hegemonía.

Plantear un posible escenario de la supremacía negra y el racismo inverso, o la opresión de las mujeres frente a los hombres marginados, violentados y subyugados, es el discurso del opresor para advertir el inminente peligro que significa cualquier asomo de autonomía o la búsqueda de este por, no solo la desestabilización de la sociedad, sino la amenaza de una opresión, claro sin reconocer su propia opresión.

Cabe aclarar que estos escenarios los planteamos desde lo social-estructural, es decir podría hoy día estar ocurriendo uno o algunos casos que en lo particular constituyan formas de opresión de personas de piel oscura sobre personas blancas, o de personas en cuerpos genitalmente identificados como “mujer” oprimiendo a uno o algunas personas hombres y mujeres, esto puede ocurrir, pero no es un fenómeno estructural.

Hay que entender de qué se trata la posibilidad real de que un grupo pueda llegar a constituir una mayoría opresora, basándose no solo en estructuras institucionales que lo sustentan, propician y contribuyen sino a entender que la persona oprimida sea capaz de darse cuenta de todas las dimensiones de esta opresión y un día, de la nada decida revertirlo, lo cual sabemos no es posible.

No, no es posible revertir 2  mil años de sistema heteronormado-blanco-patriarcal-occidental de la noche a la mañana. Tampoco es factible creer que la intención del oprimido sea revertirlo en lo inmediato si aún él o ella misma no sabe cuánto tiempo le llevará aprender a no ubicarse en el plano de la minoría, la subordinación es y ha sido el único camino transitado y su única forma de aprendizaje ha sido como nos dice Franz Fannon el enmascaramiento.

Sin embargo, estoy aquí escribiendo esta reflexión como algo necesario no solo a partir de la película recién vista –Black Panter, sobre la que aún hay mucho más qué pensar- sino a partir de los discursos de odio contra las mujeres y el pensamiento feminista, con diversas aristas pero en todos concluye el desprecio de hombres y mujeres hacia algo que desconocen y sobre lo que opinan asegurando comprender.

El fenómeno mismo del odio valdría ser analizado, pero ahora me ocupo de la respuesta lógica discursivamente hacia el feminismo.

Se logra una marcha multitudinaria en España, en Turquía, en algunos otros países, se logra algo visualmente interesante, un día, una marea. En naciones en las que, al igual que en México, son asesinadas las mujeres, son víctimas de violación y son ellas a las que se juzga. Un día una marea y se habla de que las mujeres ya lo han conseguido todo, espera ya casi dominan al mundo y además están “generizando” todo.

El discurso se convierte en el mecanismo para alentar a otros a no permitir el fortalecimiento de la persona oprimida. El discurso mediático es el del opresor en los medios diciendo no permitamos que las personas subyugadas se salgan del lugar al que les hemos conferido, pero lo hace diciendo que se ha puesto en riesgo la paz mundial, el equilibrio universal de que haya un inferior bajo esa supremacía.

Así de absurdo es el discurso, pero la peor parte es que se hace alentando el odio hacia las mujeres feministas, se les señala y por supuesto se evidencia que algo no está bien en ellas, unos llaman a expulsarle los demonios –aunque no crean en ninguna fe-, otros llaman a dañarlas, a golpearlas a ponerlas en su lugar.

Hay mujeres que incluso defienden “el derecho a no ser feminista”, como si viviéramos ya en una sociedad feminista cuyo régimen obligara a todas a pensar como feminista, el solo ponerlo así nos demuestra lo inverosímil de la postura que asumen estas personas pues vivimos y nunca nos hemos asomado fuera de un sistema hetero-patriarcal-hegemónico occidental, pero claro primero tendrían que saber lo que eso significa. Es más fácil por supuesto cuestionar a las feministas sin detenerse a pensar que ser feminista ha implicado no solo asumirse como tal sino deconstruir pensamiento y conocimiento occidental, dedicar horas al estudio, la reflexión y el aprendizaje de otra manera de ser humana, una que no supone ni busca una hegemonía, ni opresión de nadie.

Entonces nos devuelven al principio, esos discursos, esas opiniones, esa supuesta supremacía de las mujeres nos lleva a ninguna parte pero nos ubica en su mismo plano, confiere al feminismo el mismo lugar del opresor lo que justamente el pensamiento crítico feminista trata de enmarcar y visibilizar. Ahí el riesgo.

* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche

18/AC/LGL

 








NACIONAL
FEMINISMO
   CRÓNICA
   El campamento masculino en el Encuentro Mujeres que luchan
“Prohibido entrar hombres”
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: César Martínez López, enviado
Cimacnoticias | Altamirano, Chis.- 14/03/2018

Para llegar al Municipio Autónomo “17 de noviembre”, perteneciente al Caracol IV Morelia, en el estado de Chiapas, muchas mujeres y hombres recorrieron más de 40 horas en autobús. Ellos asistían como acompañantes, y ellas se darían cita en el “Primer Encuentro Internacional Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan” que se realizó del 8 al 10 de marzo.

La convocatoria era clara: “Si eres hombre, de balde estás escuchando o leyendo esto porque no estás invitado”. “Si te quiere acompañar un varón mayor de 16 años, ahí lo veas, pero de la cocina no pasa. Aunque tal vez ahí algo alcanza a ver y a escuchar, y algo aprende”.

Al llegar a las puertas de acceso al encuentro, otro letrero en una lona amarilla advertía: “Hombres no entran”.

A cuentagotas iban llegando acompañantes de las mujeres en camiones, colectivos, taxis y autos particulares. En el área designada para los hombres ya se encontraban algunos montando su casa de campaña. Para las tres de la tarde del 7 de marzo ya había una veintena de “aliados” como se autonombran.

La confusión y la duda incrementaba en el campamento, algunos se preguntaban entre sí ¿Cuándo nos dejarán entrar para “ayudar” en la cocina? ¿Dónde vamos a cocinar? Desconcertados, sólo les quedó esperar a que alguien solicitara su ayuda, para algo. Aún no sabían su papel en este Encuentro, tal vez muchos se fueron sin saberlo.

CIMACFoto: César Martínez López

Ya entrada la noche llegaron más camiones, uno tras otro, al tiempo que pobladores de la comunidad ofrecían tamales, empanadas, café, arroz con leche. Un hombre gritaba “llegaron los tamales… de a seis, de a seis”  y más tardó en abrir la bolsa que en venderlos. Y es que la zona para hombres estaba cerca del estacionamiento, lo que hizo que las participantes del Encuentro, al llegar exhaustas luego de un viaje de más de 30 horas, decidieran cenar antes de registrarse.

DÍA 1: 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer

Los primeros rayos del sol iluminaban las montañas zapatistas y a la par, en el sonido local, sonaron las mañanitas. Al terminar, la voz de una mujer enunció ¡“bienvenidas mujeres del mundo”! en respuesta, un grito masivo de alegría de miles de mujeres retumbó hasta las tiendas de campaña del campamento de hombres.

El eco de ese grito hizo que varios hombres salieran de sus tiendas de campaña, sólo escuchando, sólo mirando, tal vez preguntándose cuál sería su papel en este hecho histórico en el que por vez primera no serían los protagonistas.

EL “MOMENTO” LLEGÓ

Ya para medio día había poco más de 60 hombres en el campamento. Provenientes de diferentes estados de la República y países. Había de Chiapas, Ciudad de México, Coahuila, Colima, Estado de México, Jalisco, Michoacán,  Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí; también de Argentina, Bélgica, Canadá, Chile, Colombia, Cuba, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Italia, País Vasco, Suiza y Uruguay.

Muchos de ellos “mochileros”, o viajeros nómadas como también se les conoce, que acompañaron a las mujeres al Encuentro.

Al campamento llegaron dos mujeres zapatistas: -“Compañeros, queremos hacerles una petición. Siguen llegando hombres y no tienen tienda de campaña, les pedimos quienes sí la tienen, la muevan a la orilla para que ellos queden en medio y se cubran un poco el frío”.

Mientras algunos asentían con la cabeza, otros levantaban la mano para pedir la palabra. El primero preguntó “¿Compañera, cuándo nos dejarán entrar para apoyar, nos dijeron que haríamos labores de cocina, limpieza?” Otro agregó “¿Dónde están las regaderas? ¿Dónde podemos tomar agua?”

La mujer zapatista con voz firme les contestó: - “ya tenemos cubierta la parte de la cocina, la limpieza, todo. Por ahora no necesitamos apoyo, compañero. De las regaderas vamos a preguntar. Sólo les pedimos hagan espacio para sus compañeros”-.

- “Ni modo, yo estaba dispuesto a ayudar”- se alcanzó a escuchar una voz a lo lejos. Sin embargo, un adulto mayor, con voz fuerte dijo:

- “Compañeros, aprovechando que las compañeras zapatistas lograron reunirnos, quisiera proponer, bueno, primero me presento, soy Francisco Reyes, Concejal del Congreso Indígena de Gobierno. Me gustaría que ya estando reunidos pudiéramos platicar entre nosotros sobre lo que nos trae aquí, yo quisiera hablarles un poco sobre el proceso zapatista, de Marichuy, claro, si ustedes lo desean”-.

La mayoría aprobó la idea. Se sumaron más propuestas. Entre las inquietudes salieron varias cosas, desde que un “compa” argentino lavó las letrinas porque estaban muy sucias, hasta el tema de la basura. -“Hay que recoger la basura compas, no es posible que si nos ofrecieron este espacio, les dejemos un basurero”-.

Todos voltearon a su alrededor sólo para confirmar el hecho, pero nadie levantó un solo papel.

Otra propuesta se escuchaba: -“también propongo que ya estando aquí hablemos de nosotros. Aprovechemos el tiempo ya que no nos requieren allá”-.

La propuesta generó un silencio total. Para no provocar más incertidumbre el Concejal propuso hacer una Asamblea, presentarse, de dónde venían, a qué venían.

Uno por uno se fueron presentando. Algunos se retiraron a recostar cerca de su tienda de campaña, a mirar la montaña. Luego de la ronda de presentación algunos levantaron la mano para plantear temas y grupos de trabajo: pareja, amigos, cuestiones personales, trabajo, sexualidad, conciliación, cuerpo, casa, formación, lenguaje, contexto, difusión, fueron los temas a platicar.

CIMACFoto: César Martínez López

La consigna antes de iniciar las pláticas era: “Mirémonos en el espejo, ya estamos aquí compañeros, aprovechemos el espacio, reconozcamos que somos hombres con privilegios y busquemos entre nosotros la forma de romper con ello”.

Alguien más aprovechó la oportunidad y propuso: - “Compañeros, qué les parece que además de lo que hablemos, redactamos una carta y se las hacemos llegar a las compañeras del Encuentro. Decirles que estamos con ellas, que las acompañamos, que estamos afuera a la expectativa de lo que resuelvan allá adentro.

Aún no terminaba de hablar y varios ya tenían alzada la mano.

- “Amigo ¿en verdad crees que están pensando cómo la estamos pasando acá afuera? ¿Crees que van a hacer un espacio en sus actividades para leer una carta redactada por hombres? No les interesa lo que hagamos nosotros, mucho menos están esperando una carta de nosotros”-.

- “Ellas están hartas de que los hombres robemos espacios, que seamos los protagonistas. Dejémoslo así, nada de cartas ni mensajes”, decía alguien más.

En los equipos las conversaciones se alargaban, otros grupos terminaban en el tiempo estipulado y comenzaban a prender una fogata, sonaban los primeros acordes del “compa” que trae la guitarra y otro los tambores. Los equipos que daban por terminada la discusión, se acercaban al fuego. Así, simple y llanamente se “decidía” continuar con la Asamblea al día siguiente “a las 9, no, mejor a las 10 de la mañana”.

DÍA 2: LA COSTUMBRE DEL PROTAGONISMO

Mientras algunos esperaban la Asamblea, un grupo de casi 40 hombres comenzaba a recoger algunas pertenencias de su tienda de campaña y caminar rumbo a la carretera. Permeaba el desconcierto, y enseguida se difundió la noticia.

-“Ayer, fuimos 10 compas al Caracol que está más adelante y los zapatistas nos dejaron bañar, hoy nos dan chance de regresar a darnos un regaderazo, conocer los murales, y ya de paso podemos echar la ‘cáscara’”.

Nadie se opuso, pero la Asamblea organizada para las 10 de la mañana se recorrió para las 3 de la tarde. Mientras unos se iban, otros se quedaron a platicar entre ellos.

- ¿Ha venido tu compañera al campamento?

- Sí, vino ayer, me dijo que está muy contenta de estar allá, que se respira libertad, sin ningún hombre que las esté acosando. A ti ¿te han venido a ver?

- No, no sé nada, tal vez sea por eso que no vienen.

Eran casi las 2 de la tarde y empezaban a regresar de “echar la cáscara”. Para la hora de la comida, algunas mujeres acudieron al campamento a compartir la comida con sus compañeros.

Un grupo de cuatro hombres, arriba de los 45 años, que se la pasaron bajo la sombra, sentados, con los brazos cruzados, sólo mirando pasar a la gente aprovecharon para hacer “chistes” a sus compañeras:

- “¿Ya pidieron la comida?”  -les pregunta una mujer a sus compañeros-.

- “No te me enojes mi chaparrita cuerpo de uva… ¡ah no! eso ya no está permitido ¿“verdá”? ¿o sí?… ¿nos van a dar un manual de qué piropos sí podemos decirles?

Acto seguido, toma el gafete color rojo de su compañera y dice a los demás:

- “Como en el fútbol. Me van a sacar la tarjeta roja por andar diciendo esas cosas”. Los tres hombres que lo acompañan se ríen.

Una hora y media después se escuchaban chiflidos y voces que gritaban: “compas, ya vamos a empezar, acérquense”. Para ese momento se juntaron cerca de 70 hombres. Uno de ellos tomó la palabra “Tenemos un acuerdo, son pocos días. No nos comprometimos, quedamos a las 10. Son casi las 4 de la tarde”. El comentario terminó siendo regaño. Nadie dijo nada.

La discusión se centró en la propuesta de un participante:

- “Compañeros, les propongo que recopilemos las reflexiones y hagamos un pronunciamiento”.  Sólo un par lo secundaron, enseguida otros levantaron la mano.

- “Yo no me imagino un manifiesto, un pronunciamiento o algo por el estilo. Es un Encuentro de Mujeres, te imaginas si publicamos un texto, cómo lo van a tomar los medios, las mismas compañeras, la idea es dejar de ser protagonistas. Quitemos de la cabeza ese pensamiento”, afirmaba un joven que no pasaba de los 25 años.

Otros continuaron: “Yo más bien creo que valdría la pena juntar todas las reflexiones, hacer una comisión que redacte un texto y nos lo rolemos. Uso personal, nada público, estamos acá y han salido ideas que podemos seguir trabajando desde nuestros espacios, pero siempre en lo individual, nada de protagonismos. No le demos más herramientas al patriarcado”.

Votemos y lo que diga la mayoría, se mencionó, pero el Concejal rechazó la idea de votación y propuso seguir un principio zapatista que también es usado por las feministas: “Convencer y no vencer”. Con ese argumento, la propuesta del pronunciamiento no trascendió.

Con ese acuerdo concluyó el día. Nuevamente se hizo una fogata.

Cerca de medianoche un grupo de zapatistas se acercó a la fogata. Uno de ellos señaló a un joven. Lo llamaron y lo separaron del grupo que permanecía cerca del fuego. Lo cuestionaron de consumir droga. Al principio lo negó, sin embargo, aceptó su acción. Los insurgentes sólo le llamaron la atención y le pidieron no volver a hacerlo en espacios autónomos, de otra forma sería expulsado.

Y es que desde la “Ampliación de la Ley Revolucionaria de Mujeres Zapatistas”, acordada justamente en una Asamblea preparatoria para las actividades del Día Internacional de la Mujer en el año de 1996, quedó expresamente prohibido el uso de cualquier sustancia adictiva. “Se prohíbe estrictamente la siembra, el cultivo y el consumo de drogas, mariguana, amapola, cocaína, en nuestros cuerpos porque somos las mujeres las que más sufrimos las consecuencias de este vicio”.

Prohibir el consumo de bebidas alcohólicas y drogas fue una decisión colectiva. Las Asambleas de mujeres y hombres, de jóvenes y adultos mayores, fueron quienes definieron las Leyes Revolucionarias Zapatistas.

CIMACFoto: César Martínez López

DÍA 3: EL CIERRE Y “EL BAILONGO”

Ya para el último día los temas que cobraron más interés fueron los relacionados a la sexualidad, el cuerpo y el lenguaje.

Como en el primer día, los cuestionamientos permeaban el ambiente. -“Dicen que nos dejarán entrar para el cierre. Que va a haber ‘bailongo’”. Algunos se emocionaron. No querían dejar pasar la oportunidad de “sentirse” parte de esta historia, la que sería contada solo por mujeres.

Para el cierre, los cerca de 70 hombres compartieron los últimos comentarios, además de “rolar” una lista de contactos para poder compartir por medio de internet lecturas, ideas, propuestas y todo lo que aporte para seguir dándole seguimiento a este esbozo de ideas.

De pronto alguien dijo por ahí: - “Ya está confirmado, sí nos dejarán entrar para el cierre”.

Enseguida las opiniones se dividieron:

- “A mí sí me gustaría entrar pero me sentiría más cómodo si vinieran a invitarnos”.

- “¿Tú te crees que van a venir por ti a llevarte de la mano? Hermano, no nos necesitan, están súper felices allá”-.

- “Bueno, tal vez podríamos ir a la puerta”-, insistía.

- “Estarás en las rejas esperando que te abran… no… así no es la cosa, esa tiene que ser una decisión propia de si vas o no”-.

En tanto, al término de la clausura, cerca de las 10 de la noche, los demás estaban a la espera de que las puertas que dividieron los campamentos durante 3 días, se abrieran para reunirse nuevamente con sus compañeras.

18/CML/LGL

 








DESDE LA LUNA DE VALENCIA
FEMINISMO
   OPINIÓN
   Desde la Luna de Valencia
Mediocridad política
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Teresa Mollá Castels*
Cimacnoticias | Ontinyent, Esp.- 14/03/2018

Después del éxito de la pasada huelga feminista del 8 de marzo, toca aterrizar de nuevo en lo cotidiano. Y en ese aterrizaje, al menos yo, me he encontrado con mucha mezquindad.

No quiero ser pesimista, no es mi estilo, pero escuchando y analizando no ya solo los resultados de la huelga histórica, sino el día a día de la política, observo el grado de parálisis legislativa al que se ha llegado.

La falta de aprobación de presupuestos generales va mucho más allá de la aprobación de las cuentas del Estado. Conlleva la paralización de la puesta en marcha de proyectos y acuerdos previos. Y entre esos acuerdos está el Pacto de Estado contra la Violencia de Género aprobado el pasado otoño.

Y no pasa nada porque ese Pacto de Estado no se ponga en marcha. Ni siquiera en los aspectos en los que no se necesita de la aprobación de los presupuestos generales. Y no pasa nada porque, al menos la impresión que a mí me da, es que no existe voluntad política de ponerlo en marcha por parte de la gente que nos gobierna. Esa gente mediocre que es capaz de hacer chantaje emocional con un tema tan delicado como lo son los asesinatos de las mujeres y las niñas para intentar que otros partidos les apoyen las cuentas.

Por supuesto el resto de partidos buscan también su particular rédito político a un teórico SÍ a esas cuentas. Pero entre esos réditos no se encuentra como objetivo prioritario la puesta en marcha de medidas que prevengan esos asesinatos de mujeres.

Y ahí me surge una duda que hoy quiero compartir ¿Tendrá alguna cosa que ver con que todos los dirigentes de los partidos políticos sean hombres y por tanto no acaben de empatizar con lo que realmente supone la sangría de mujeres y niñas asesinadas por el patriarcado, del cual ellos forman parte?

No quiero, ni de lejos, criminalizar a todos los hombres. Faltaría más. Sencillamente veo cómo, salvando excepciones de dirigentes de algunas instituciones, el tema de la igualdad entre mujeres y hombres es un tema atrayente dentro de la agenda política, pero no lo es de igual manera el de la prevención de las violencias machistas. Y se ha de entender que el máximo grado de desigualdad entre mujeres y hombres es el asesinato de mujeres. No se puede trabajar la igualdad sin trabajar, también y de forma indisoluble, la prevención de las violencias machistas de todo tipo.

Y esas violencias no solo son las físicas, las hay también institucionalizadas que es lo que han de aprender a corregir la gente que ostenta cargos públicos de cualquier índole

El pírrico pacto de Estado, fue la consecuencia de la lucha de mucha gente por visibilizar lo que nos pasa a las mujeres por ser mujeres y concretamente el hecho de poner sobre la agenda política de todos los partidos la necesidad de poner fin a esos asesinatos así como a cualquier tipo de violencia. Pero la mediocridad de nuestros gobernantes vuelve a demostrarse cuando no ponen en marcha algunas de las medidas pactadas y que no necesitan de los presupuestos generales.

Otra vez las vidas de mujeres y criaturas pasa por tener precio partidista para obtener beneficios de gobierno o de cualquier índole. Otra vez se "diluye" el problema porque además las víctimas han perdido su propia voz. Las asesinadas porque ya no están y las que quedan porque se convierten en muertas vivientes por todo el dolor y sufrimiento acumulado.

Y mientras sigue la función esperpéntica del intercambio de cromos entre gentes que no tienen ni idea de lo que sus decisiones o, lo que es peor, su falta de decisiones les puede costar a muchas mujeres y niñas. Les puede costar directamente la vida.

Y con la excusa de la falta de presupuestos, cualquier exigencia de medidas para la sensibilización, la prevención y la actuación quedan en agua de borrajas o, directamente en un chantaje para mantenerse en el gobierno.

Es un gobierno paralizado y al cual la vida de las mujeres, e incluso sus muertes no les resulta dolorosa por muchos lazos morados que se pusieran el pasado 8 de marzo. Un gobierno mediocre por no llamarlo directamente nefasto para la vida de tantas mujeres y criaturas.

Las feministas y la gente de bien a quien nos duelen tanto estos asesinatos no vamos a cejar en nuestra lucha por defender la memoria y las voces de quienes no están y de las que, aun estando, han perdido su voz.

* Corresponsal, España. Comunicadora de Ontinyent.

tmolla@telefonica.net

18/TMC/LGL








NACIONAL
FEMINISMO
   Mujeres zapatistas organizan pláticas y talleres
En el Caracol, rinden homenaje a mujeres asesinadas
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Anayeli García Martínez, enviada
Cimacnoticias | Altamirano, Chis.- 09/03/2018

A pleno rayo del sol, en medio de la explanada del Caracol de Morelia, en Chiapas, una mujer adulta, protegida solo por un rebozo azul, trata de seguir las palabras de otra mujer que habla, y aunque intenta no perder las ideas, tampoco lleva premura, así que lentamente desliza la pluma sobre su cuaderno para anotar cada letra, tratando de hacerla bien redonda o muy espigada.

Ella y otras mujeres, la mayoría con pasamontañas, van y vienen de un lado a otro con su cuaderno y pluma en mano para anotar lo que escuchan en los talleres y pláticas del “Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultura de Mujeres que Luchan” organizado por las integrantes y simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y del Consejo Indígena de Gobierno y el Congreso Nacional Indígena.

Durante la segunda jornada del encuentro que inició ayer y concluirá este sábado 10, las mujeres del mundo, mexicanas, europeas o latinas, continuaron una jornada de celebración que ayer 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, cerró con un homenaje a las mujeres rebeldes pero sobre todo a las que han sido asesinadas o que murieron mientras luchaban por una vida digna.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

La noche de este jueves las zapatistas suspendieron la música y apagaron las luces para que en todo el Caracol se vieran las veladoras que alumbraron el lugar y que por unos momentos permanecieron encendidas para recordar a quienes fueron asesinadas o ya no están vivas.

A partir de las ocho de la mañana de este viernes comenzaron los talleres y pláticas, sesiones donde las zapatistas llegaron dispuestas a aprender, y es que quienes no cargaron a sus hijos en brazos, llevaron sus libretas para recoger la palabra escrita que es una de las pertenencias más valiosas cuando se trata de comunicar la filosofía del movimiento zapatista.

A la par del baile y de las retas de fútbol o volibol, las reflexiones estuvieron presentes y aunque la tradición indígena ha hecho que las mujeres tengan precaución para hablar en público y con gente desconocida, entre ellas comentan las exposiciones donde se ha hecho ver las batallas de otros países pero también la violencia sistemática contra las mujeres.

Con frases como: "Hija sírvele a tu esposo, las mujeres como las escopetas, cargadas y en el rincón... ya vas a chillar...pareces vieja... Para ser mujer no está mal... Como la van a respetar si se viste así ¿Y sí puedes o que te ayuden?..", un colectivo montó una propuesta dancística y sonora que puso el debate sobre la mesa.

Y mientras unas escribieron la palabra otras hablaron de la migración, del ser mujer, de expresar emociones; y otras más hicieron contacto con el cuerpo, con los movimientos de manos, caderas y pies porque resulta más efectivo cuando no todas hablan el mismo lenguaje y se entienden mejor que en tzotzil, español, italiano o inglés.

18/AGM/LGL








NACIONAL
FEMINISMO
   Feministas exigen seguridad, una vida libre de violencias
La Ciudad se pinta de morado en el Día Internacional de la Mujer
CIMACFoto: Aline Espinosa Gutierrez
Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 09/03/2018

“Vengo en primer lugar por el llamado que desde toda la historia hacen las mujeres, que aunque ya hayan muerto su voz ha trascendido. Esa voz yo la siento este día unida a la del presente. Tenemos ese llamado a tomar el lugar que nos corresponde en la historia, en la familia y en la sociedad porque México es hoy un mar de violencias contra nosotras”.

Así lo dijo Marta, una mujer de 56 años de edad, cuando se le preguntó por qué vino a marchar al Centro de la ciudad capital. Ella es defensora de la tierra en el Estado de México, y vino con otras mujeres de su comunidad para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, como se hizo ayer en todo el mundo.

A Gloria, otra mujer de 30 años, la invitó su amiga Rosa, que trabaja en el hogar y marchó por sus derechos laborales. Diana, de 22 años, se preparó con sus amigas de la universidad. Laura, de 54, convocó a sus compañeras en las oficinas del gobierno capitalino. María trajo a sus vecinas, con quienes resuelve los problemas de la colonia. Fernanda vino con compañeras del colectivo en el que participa, y Rosario vino sola después del trabajo.

Así fue como llegaron mujeres de diferentes edades, ocupaciones y opiniones a esta gran marcha: un lienzo iridiscente sobre el que se pintó una amplia diversidad femenina.

A todas estas mujeres, más de 2 mil en total, las congregó aquí al menos cuatro cosas en las que coinciden: conmemorar a quienes lucharon antes que ellas, exigir la garantía de todos sus derechos, sacar del silencio las violencias que viven todos los días, y construir lazos entre ellas.

“Esto es una lucha muy larga e histórica, pero no era tan visible. Ahora se hace visible porque la violencia es exacerbada. Es increíble que en un país que se dice democrático y que pertenece a organismos internacionales haya 7 feminicidios al día, sería el colmo que no se saliéramos”, dijo Guadalupe, quien ya se jubiló de su trabajo.

Sahíra, estudiante de historia, coincide: “creo que esta lucha es de todas las mujeres. Vivimos en un sistema patriarcal y capitalista donde es muy clara la explotación de las amas de casa y de las trabajadoras con salarios con los que no pueden ni siquiera vivir. Esta marcha es para hacer ruido en la calle y hacer ver que hay que cambiar este sistema.  Este trabajo empezó hace varios siglos con diferentes mujeres. Ahora en los estados, en la periferia es donde más se tiene que hacer ruido.”

Ingrid y María, estudiantes jóvenes, consideran que “la conciencia que hay ahora sobre la violencia se debe a la sororidad como mujeres, ya que no sólo aprendimos a no quedarnos calladas, aprendimos a apoyarnos.

“Es una unión que se ha dado entre las mujeres que antes no habíamos podido conseguir, en este momento estamos reconstruyendo esas relaciones entre nosotras. Ya podemos ver un poco más hacia dónde es el camino”, comentaron.

María, ama de casa, también coincidió en este punto. “Nosotras hablamos de esto en el mercado, o en las juntas en las escuelas. Somos nosotras quienes nos estamos tendiendo la mano, y quienes ya no nos queremos quedar calladas.

LAS NUEVAS, LAS DE SIEMPRE

La marcha salió puntual del Ángel de la Independencia y con un conglomerado amplio. Al frente, como icono de lo que es este país en materia de violencia contra las mujeres, madres e hijas de víctimas de feminicidio marcharon en fila.

En medio estaba Norma Andrade, madre de Lilia Alejandra García, asesinada en 2001 en Ciudad Juárez, Chihuahua; Norma se volvió la activista de otras madres y sus pies andan en marcha infinita. A su lado caminó Consuelo Salas, madre de Victoria Pamela que fue asesinada apenas el año pasado; ella marcha ahora donde apenas nace el río.

Más tarde la vanguardia la ocupó el contingente de feministas jóvenes, dispuestas a no cederla a ninguno de los hombres. Sus paliacates en la cara, cuerpos pintados, bailes, y ropas negras llenaron de otros tonos la protesta.

Las consignas de cada contingente fueron espejos de la diversidad: “Hija, escucha, tu madre está en la lucha”, la consigna de las víctimas; “que tiemblen, que tiemblen los machistas que América Latina será toda feminista”, la consigna que siempre es vigente; “anticonceptivos para no abortar, aborto seguro para no morir”, la consigna necesaria; “verga violadora, a la licuadora” la consigna de autodefensa; y hubo otras de grupos más específicos: “pucha con pucha, lesbianas en la lucha”.

Ahí también estuvieron las cartulinas con plumón morado: “ya no tenemos miedo”, “tu aliado es el opresor de otras”, “nuestro cuerpo no es para tu consumo”, o “es mi derecho tener un parto respetado”, por decir algunos.

GOLPE DE REALIDAD

Esta marcha no fue tan robusta como la de España. Tampoco fue la de la mayoría de las mujeres, ni estuvieron ahí todas. México es distinto: en paralelo al gran Paro de mujeres en la ciudad, cientos estuvieron en Chiapas en el Encuentro de Mujeres que Luchan, que organizaron las mujeres zapatistas; y al mismo tiempo, las mujeres en los estados también salieron a las calles y organizaron otros encuentros.

México también es particular con más de la mitad de su población femenina en condición de pobreza extrema, o en condición de explotación en sus trabajos; más las que viven situaciones de violencia doméstica. Miles de mujeres que, aunque quisieran, no habrían podido participar en esta marcha o que ni siquiera se enteraron.

A las mujeres de México, la realidad las confronta en la cara: en pleno Zócalo, una mujer y su hijo adulto increpaban a las manifestantes por su protesta. “Lesbiana, “eres una lesbiana” “deberías estar luchando por algo que sí valga la pena” “eres una pinche naca”, les gritaba en la cara de las jóvenes la señora y su hijo.

Además, una periodista que estuvo en la marcha relató que tuvo que insistir a su jefatura de información para que se le permitiera cubrir este evento. Esto implicó más trabajo para el día siguiente.

En los contingentes mixtos, un hombre que se asumió “feminista” con pancarta y todo, comentaba a sus compañeras en tono de burla que no era gay, que no se confundieran.

Algunas mujeres que iban detrás en los contingentes de sindicatos se negaron a dar entrevistas y pedían que éstas se hicieran a los dirigentes de su gremio que sostenían la pancarta. Y al cierre de la marcha, en pleno mitin, otro contingente encabezado principalmente por hombres gritó consignas y anuló con su voz las palabras de las jóvenes que leían poesía.

Con esto a cuestas, las feministas llevan más de 18 años marchando en esta ciudad. La pancarta arriba, los gritos fuertes, los tambores certeros, y el señalamiento expreso. “Ni un paso atrás”, es la consigna que más se grita en una marcha donde año tras año las protagonistas cambian pero la exigencia general es la misma: “vamos todas juntas por nuestra libertad”.  

18/AJSE/LGL








MUJERES CAUTIVAS
FEMINISMO
   OPINIÓN
   Mujeres Cautivas
Paro Internacional de Mujeres 2018
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Teresa C. Ulloa Ziáurriz*
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 05/03/2018

El Paro Internacional de Mujeres del 8 de marzo de este año es una movilización que tendrá lugar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Es convocado por organizaciones feministas y aliadas de la lucha por los derechos de las mujeres en todo el mundo. Se espera la adhesión de más de 70 países y una gran cantidad de actividades locales relacionadas.

La movilización es motivada por la lucha contra la violencia machista, la desigualdad de género y las distintas formas de opresión contra las mujeres. La acción internacional simultánea tiene el objetivo de visibilizar la situación de explotación de las mujeres en el ámbito del trabajo y la reproducción social.

ANTECEDENTES

Un primer antecedente histórico se dice que fue la Huelga de Nueva York, de obreras textileras, quienes luchaban por mejores salarios y menores jornadas. Otro antecedente es el paro nacional convocado por el movimiento de mujeres que tuvo lugar en Islandia, el 24 de octubre en 1975, en el que participaron trabajadoras remuneradas y amas de casa. En un aniversario de esa huelga, el 24 de octubre de 2016, las trabajadoras islandesas dejaron sus puestos de trabajo dos horas y veintidós minutos, antes de su hora de salida, como forma de hacer visible la brecha salarial entre hombres y mujeres.

El 3 de octubre de 2016, se realizó una protesta masiva en Polonia, bautizada como "lunes negro", contra un proyecto de ley que criminalizaba el aborto, incluyendo el aborto espontáneo y la interrupción del embarazo como consecuencia de una violación. La gran repercusión de esta protesta frenó la ley en el parlamento polaco. El 19 octubre del 2016, en Argentina, integrantes del movimiento “Ni Una Menos” y de otras organizaciones feministas convocaron a un paro de una hora y a diversas movilizaciones, tras una semana en la que hubo 7 casos de feminicidio.

En este marco de manifestaciones masivas en distintos países, las activistas polacas comenzaron a conectarse y coordinar acciones con movimientos similares de otros países, sumándose inicialmente Israel, Italia, Corea del Sur, Rusia, Irlanda, Brasil y México, para conformar un grupo impulsor del Primer Paro Internacional de Mujeres.

El Primer Paro Internacional de Mujeres, del 8 de marzo de 2017, tuvo presencia en más de 50 países y 200 ciudades alrededor del mundo. El 25 de noviembre del año pasado tuvieron lugar importantes manifestaciones por el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en varios países, así como una masiva respuesta a la convocatoria de la Women's March 2018 en Estados Unidos. Estas movilizaciones son consideradas por activistas como antecedentes para una segunda convocatoria global al Paro Internacional de Mujeres.

CONVOCATORIA

Bajo lemas como #NosotrasParamos, #WeStrike y “Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”, los movimientos feministas convocaron a un paro laboral, estudiantil, de cuidados y de consumo. El llamamiento incluye a mujeres asalariadas y no asalariadas, de todas las orientaciones e identidades sexuales.

Una de las principales reivindicaciones es por una sociedad libre de violencia machista, cuya manifestación más visible es la agresión y asesinato de mujeres por el solo hecho de ser mujeres. También se reivindican los derechos laborales de las mujeres, afectados por la precarización, la desigualdad salarial y el acoso sexual en el lugar de trabajo. Asimismo, se denuncian la pobreza, la violencia racial, la persecución a inmigrantes y los recortes de programas sociales y de salud. 

ORGANIZACIÓN

Las movilizaciones previstas para el próximo 8 de marzo se están preparando en más de 70 países por múltiples organizaciones, colectivos y activistas a nivel nacional y local. Mientras que algunos sectores del sindicalismo alegan que una huelga no puede legalmente distinguir entre sexos, el movimiento feminista sostiene que solamente las mujeres deberían parar. Desde esta perspectiva, los hombres deberían acompañar, asumiendo las tareas domésticas y de cuidados que quedarán sin atención, y participar con otro tipo de acciones que contribuyan a visibilizar el protagonismo de las mujeres.

TEMAS QUE DIVIDEN

Aparecieron temas como el “trabajo sexual” y los vientres subrogados, que no tiene el consenso y el de la agenda feminista v.s. la agenda del movimiento trans, que también provoca divisiones entre las feministas.

Bajo el supuesto estandarte del feminismo, reclaman espacio aquellas posiciones o discursos que, cuando se trata de la explotación sexual y reproductiva de las mujeres, califican la misma como un acto de voluntad. El neoliberalismo y las sociedades de mercado han implantado una nueva forma de racionalidad que sublima el individualismo del libre acuerdo donde, deliberadamente, se ignoran los condicionantes sistémicos que determinan esa supuesta libertad.

Ocultan que, para que el consentimiento sea válido ha de ser un acto libre e informado, requiere un yo autónomo no mediado por el abuso de poder, la subordinación y el sometimiento. Por ello, el argumento de la libre elección de las mujeres es una auténtica coartada para el patriarcado. No solo falsea la teoría del consentimiento sino que, en la medida que individualiza la decisión, la despolitiza.

Este año, el Paro Internacional de Mujeres quiere visibilizar la explotación de mujeres y niñas, y para estrechar una solidaridad global más fuerte para exigir poner fin a todas las violencias contra las mujeres, en todas sus formas y modalidades.

El Paro Internacional de Mujeres 2018 es un reconocimiento de que no podemos erradicar la violencia contra las mujeres sin tomar en cuenta la intersección con la pobreza, el racismo, la guerra, el saqueo ambiental, el capitalismo, el imperialismo y el patriarcado. La impunidad vive en el corazón de estas fuerzas entrelazadas.

En México nos levantamos por las desaparecidas, por las víctimas de feminicidio, las víctimas de la delincuencia organizada, las desplazadas, las madres que buscan a sus hijas e hijos, las víctimas y sobrevivientes de trata, de prostitución y otras formas de explotación sexual, las víctimas del trabajo infantil y del turismo sexual y la pornografía infantil, fenómenos que crecen en total impunidad en nuestro país.

*Directora Regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés).

Twitter: @CATWLACDIR

Facebook: Catwlac Directora

18/TUZ/LGL








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