Juegos Olímpicos
DERECHOS HUMANOS
La descalifican por “débil”
Mujeres se abren paso en el mundo del deporte

En un pasado las mujeres tenían como actividad profesional, en la mayoría de los casos, ser ama de casa y madre. En la actualidad, consiguen integrarse en el mercado laboral a veces, con grandes diferencias con el género masculino.
El deporte es uno de los sectores en el que las mujeres se ven más vetadas, no porque no puedan practicarlo con normalidad, sino porque para que una mujer pueda dedicarse profesionalmente al deporte necesitaría de un buen financiamiento -tanto de organismos privados como públicos y, al día de hoy, son prácticamente inexistentes-, así como de apoyo familiar.
La situación de la mujer en el deporte actualmente está cambiando progresivamente, aunque todavía no se da la misma importancia a un éxito conseguido por un equipo femenino que por uno masculino.
Además, el mundo del deporte utiliza el cuerpo de la mujer como excusa para que aumente el espectáculo “la mujer en el deporte como decoración”, (las chicas que dan los premios en la Fórmula 1, ciclismo, entre más ejemplos). Las mujeres tuvieron que conseguir múltiples victorias y medallas para empezar a ser conocidas tanto por los medios de comunicación como por la sociedad en general.
La discriminación siempre ha sido un tema polémico. Incluso el fundador de los Juegos Olímpicos modernos, Baron Pierre de Coubertin, afirmó en 1896 que “sin importar qué tan fuerte sea una atleta, su organismo no está hecho para soportar ciertos shocks”.
A partir de ahí, la igualdad de género en los deportes ha avanzado exponencialmente. La UNESCO reconoció al deporte y la actividad física como un Derecho Humano, no sólo para los hombres, en 1978.
En muchas especialidades deportivas, la mujer tuvo y tiene que soportar adjetivos descalificadores por practicar deportes que son considerados sólo aptos para los hombres por su fuerza y rudeza, como por ejemplo el fútbol y el rugby.
Las investigaciones respaldan la noción de que se valoran menos los deportes femeninos, lo que conlleva salarios y cobertura desigual en comparación con los deportes masculinos.
Según la Fundación Deportiva de Mujeres, a pesar de que, aproximadamente, 40 por ciento de los practicantes de deportes y actividades físicas son mujeres, sólo entre 6 por ciento y 8 por ciento de la cobertura de los medios de comunicación deportivos se dedican a las atletas femeninas.
Con el paso del tiempo hemos podido apreciar que la discriminación de la mujer en el deporte se está reduciendo, pero aun así seguimos encontrando casos y, lo que es peor, situaciones de violencia de género y abusos sexuales.
Por violencia de género no sólo nos referimos a abusos físicos, también a maltrato psicológico y a que muchas mujeres y niñas tengan que llevar en los entrenamientos sus cuerpos a unos niveles inhumanos.
Desde la infancia, una mujer que se quiera dedicar al deporte profesional a simple vista tiene las mismas posibilidades que un hombre, pero no es así.
Una mujer tiene que aceptar las críticas de la sociedad en la que vive por realizar un deporte que fundamentalmente es practicado por hombres, esto no quiere decir que no pase con los hombres sino que con las mujeres estos casos son más numerosos, están más señalados y se les da más importancia.
Si bien la discriminación se va reduciendo, nos encontramos con casos de abuso físico y maltrato psicológico, que suelen venir dados por una figura masculina, la cual puede ser su entrenador o incluso un compañero.
Un ejemplo claro en España de discriminación ha sido y es el de Gala León, quien ha sido cuestionada por su género al ser nombrada capitana de la Federación Española de Tenis.
Otro ejemplo que pudimos ver hace escasos meses fue el del voleibol de playa, donde se abrió un amplio debate sobre la vestimenta que llevaban las jugadoras a la hora de practicar dicho deporte. Muchas fueron las críticas sobre la normativa vigente por ser “sexista”.
Este, como otros muchos, es un caso en el que se utiliza el cuerpo de las mujeres en el deporte para aumentar el “espectáculo” y no para fomentar el deporte.
La conclusión final a la que llegamos -sobre las mujeres y el deporte- es que, tradicionalmente, la mujer ha sido excluida de la práctica deportiva porque no encajaba en su rol de género, pues se consideraba que no reunía las condiciones necesarias para practicar una actividad que realizan los hombres.
Esto se debe a que desde la infancia nos hacen ver que el fútbol es cosa de niños y la gimnasia cosa de niñas, cuando podemos ser eficaces los dos sexos en los dos deportes. En lo que se refiere a los deportes, el fútbol es el deporte rey, pero sólo se destacan futbolistas masculinos y apenas existen equipos femeninos ni se nombra algún detalle sobre la liga femenina de algún país.
*Este artículo fue retomado de la revista Con la A.
16/MVM/AMS
Trata de Personas
MUJERES CAUTIVAS
El derecho al olvido en la demanda de prostitución

Cuando la sociedad señala y critica a los políticos y gobernantes por cometer actos de corrupción o por haberse extralimitado en sus funciones, existe la necesidad de visibilizar a la persona, con nombre y apellidos, porque representa las razones del hartazgo social.
Si decimos que fulano tiene cuentas millonarias en algún paraíso fiscal, por ejemplo, estamos señalando a una persona en particular que forma parte del desfalco a las arcas públicas, de tal forma que exhibirlo ante los medios o las redes sociales puede generar una presión tal, que a la larga logre justicia.
Así que, si preguntamos a cualquiera, es probable que la mayoría considere necesario señalar públicamente a este tipo de personas, ya que hacen daño a la sociedad y por lo general no reciben castigo. Pero además, muchas veces olvidamos que detrás de los grandes problemas nacionales existen responsables que pueden ser perfectamente identificables, e incluso estar más cerca de nosotros de lo que podríamos creer.
Ahora que los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro terminaron, empezamos a conocer datos interesantes. Si antes y durante las jornadas deportivas alertamos sobre la imperiosa necesidad de prevenir, desalentar, combatir y erradicar el turismo sexual, hoy podemos saber que éste existió, gracias al rastro que dejaron los consumidores en internet.
Hace unos días, Net Idex Eliminalia (empresa española que se dedica a borrar información personal, a solicitud de sus usuarios) publicó un informe que da cuenta numérica de los solicitantes de servicios sexuales en webs de sexo, escorts y bares de alterne durante los Juegos Olímpicos, que solicitaron borrar su rastro digital.
Aunque por el momento no contamos con cifras reales de estos consumidores –sino solamente los que pidieron borrar sus datos-, lo aportado por Eliminalia sí alcanza a darnos dos indicadores importantes.
El primero, que son los mexicanos quienes más solicitaron borrar sus registros, “lo que supone un aumento del 124 por ciento respecto a las peticiones que tuvieron lugar desde México para eliminar el rastro online en el mismo periodo del año pasado”. Nuestros paisanos fueron seguidos por argentinos, brasileños, bolivianos, colombianos, caribeños, chilenos, uruguayos, peruanos, ecuatorianos y venezolanos, en ese orden.
Es posible, como dice el reporte, que los mexicanos sean quienes solicitaron más servicios sexuales por internet, pero esto también nos habla de un gran interés por ocultar y desaparecer su rastro. Es decir, vivimos en una sociedad hipócrita.
En segundo lugar, Eliminalia informa que las solicitudes de eliminación de interacciones en internet que tienen que ver con contactos sexuales, provienen de deportistas “que paulatinamente fueron descalificados en sus respectivas competiciones, así como de entrenadores, personal técnico adscrito a las delegaciones oficiales, miembros de federaciones deportivas y periodistas acreditados que no desean aparecer mencionados en las redes sociales de comercio sexual”.
Esto nos dice, en primer término, que efectivamente el turismo sexual no es bien visto socialmente y que, aunque aparentemente todo en Río fue sana convivencia, en realidad persistió la percepción de un evento deportivo de orden internacional como gran atractivo para practicar turismo sexual, aunque después sea necesario pedir que se eliminen los datos personales de la red.
Ponemos énfasis en este punto porque la trata y la explotación sexual de mujeres, niñas, niños y adolescentes que son usados para el turismo sexual, no es un fenómeno lejano o difuso, sino la consecuencia real de dos factores principales que nadie ha querido resolver.
Por un lado, la pobreza, desigualdad, discriminación y ausencia de derechos que vulneran a las mujeres y a las niñas, y las entregan a proxenetas y tratantes. Y en segundo lugar, pero no menos importante, la demanda de servicios sexuales que estos mexicanos (sean o no deportistas), argentinos, etcétera, activan, convirtiéndose así en cómplices de un oscuro y violento entramado comercial que no vende camisetas o artesanías, sino cuerpos a los que se puede usar y hacer lo que se desee a cambio de dinero.
Dice Eliminalia en su sitio web que su único objetivo es la defensa al derecho al olvido y el borrado de los contenidos en internet relacionados con empresas y particulares. Apelan al habeas data (recurso para proteger la información nominativa, es decir, la que identifica al individuo) y se dirigen a sus clientes asumiéndose como “los vigilantes de su reputación, suya y de su compañía…”
No dudamos que el derecho al olvido es importante en muchas otras circunstancias, pero cuando hablamos de quienes demandan los servicios de víctimas de trata y explotación sexual, no parece buena idea defender reputaciones, ya que estaríamos hablando de complicidad.
Y les tenemos una mala noticia a los consumidores mexicanos de turismo sexual. Aunque esta práctica se lleve a cabo en el extranjero, pueden ser castigados a su regreso en nuestro país con una pena que va de 2 a 40 años de cárcel.
No olvidemos que sin demanda no hay oferta.
*Directora Regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (Catwlac, por sus siglas en inglés)
Twitter: @CATWLACDIR
16/TUZ/LGL
POBLACIÓN Y DESARROLLO
LENGUANTES
Sobre cuerpas olímpicas

(Esta columna, en agradecimiento a las mujeres que trabajan género y deporte incansablemente entre ciclos olímpicos: Pamboleras, @elpezflaco y las periodistas de deportes con perspectiva de género)
Tenía 6 años la primera vez que vi gimnasia en los Juegos Olímpicos con mi madre. Era 1996, el año en el que, Kerri Strug, lesionada, decidió aterrizar de todas maneras el salto de caballo que le dio el oro al equipo de EEUU en gimnasia artística femenil. El año en que María Petrova se retiró de la gimnasia rítmica con una de las rutinas de pelota más hermosas que, veinte años después, he visto en la historia de la gimnasia.
Una década después, ya con acceso a internet, pasé horas de mi vida leyendo, viendo y hablando sobre gimnasia y los Juegos Olímpicos. Durante los campeonatos mundiales, mi Twitter se llenaba de mensajes que literalmente A Nadie Le Importaban, y nunca tuve, fuera de los foros de Internet, con quien disfrutar esta afición. Ser fan de la gimnasia en un país de futbol es una actividad bastante solitaria.
Cuento esta historia porque, dos décadas después, el día que siempre esperé llegó por fin: los medios mexicanos estaban hablando sobre la gimnasia mexicana. ¡A la gente le importaba!
Excepto que no: a nadie le podría importar menos la gimnasia. La gente claramente sigue sin saber un pepino sobre los códigos de puntaje, los elementos de la gimnasia. En realidad, la gente no sabe un pepino sobre atletismo, natación, deportes olímpicos medianamente alejados de nuestra realidad diaria. Y eso no está mal. No tenemos por qué ser expertos en algo lejano.
¿Cómo, entonces, estamos ocupando el espacio de comunicación que crean los Juegos Olímpicos? La respuesta se vuelve evidente semanas antes de la ceremonia de apertura: nos gusta hablar sobre cuerpos. En específico, sobre cuerpos de mujeres.
La receta es simple: Tenemos una gimnasta mexicana, Alexa Moreno clasificada para unos Juegos Olímpicos(!!!). Naturalmente, decidimos usar el espacio de comunicación que se presenta para hacer comentarios raciclasistas y gordofóbicos sobre su cuerpo. Así como lo usamos para hablar de la “belleza sexy” de Cynthia Valdez, no sobre su larga carrera, cuando ella era la que estaba bajo el reflector.
¿Esto significa que debemos pretender que los cuerpos que vemos en los Juegos Olímpicos no son algo fuera de serie? Ésa no es mi postura. En realidad, me parece que los Juegos Olímpicos son una de las celebraciones más grandes que tenemos del cuerpo y de la verdadera magia que logra ejecutar.
De estos Juegos Olímpicos, siempre recordaré la emoción desbordante que me causó ver el poder de Caterine Ibargüen de Colombia, campeona olímpica en salto. La magia histórica de tener, después de décadas de tabú, a una nadadora afroamericana, Simone Manuel, y a otra, Yu Fuanhui, hablando abiertamente sobre menstruación. La resiliencia perpetua de Oksana Chusovitina, gimnasta que compitió en sus séptimos Juegos Olímpicos. La fuerza increíble de las mujeres haciendo halterofilia, la resistencia de las nadadoras sincronizadas.
Veinte años después, los Juegos Olímpicos volvieron a ser una oportunidad para sentarme con mi madre a admirar el trabajo de mujeres deportistas y maravillarnos con sus cuerpos, sus cuerpas. Tanto podemos celebrar sobre las cuerpas que no tenemos excusa para usar el poco espacio que dedicamos al olimpismo para criticar, pretender que lo que pueden hacer no es superhumano.
Espero que, en la próxima edición, medios de comunicación y civiles ocupemos el espacio para celebrar lo que ya muy elocuentemente ha dicho mi querida @evekamikaze: la cuerpa es potencia. Gracias a todas la atletas de Río 2016 por realizar la potencia de sus cuerpas de maneras tan inspiradoras.
Nota: al cierre de este texto, Guadalupe González ganó plata en marcha. Al centro de un escándalo de corrupción en las instancias del deporte mexicano, la cuerpa de esta mujer realizó su potencial en 20 kilómetros. Mi más profundo respeto.
*Mariel García Montes es comunicadora y “hippy” (“chaira”, “activistoide”) en temas de TIC para el cambio social con jóvenes y activistas. Ya no es tan joven, pero cada vez es más feminista, y quiere aprender de y con mujeres que así se identifiquen.
16/MG/AGM/
