Cambio Climático

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QUINTO PODER
DERECHOS HUMANOS
   Quinto poder
Genocidio ambiental selectivo
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Argentina Casanova*
Cimacnoticias | Campeche, Cam.- 07/02/2018

Desde hace tiempo se teme que las intención de los grandes corporativos de comprar, invertir, sembrar, modificar y alterar la genética alimentaria, la construcción de tecnologías de energía “limpia” que ensucia grandes extensiones de territorios en los países pobres, la minería con sus lavados de conciencia de los gobiernos que se proclaman justos y democráticos, son en realidad mecanismos de intervención en los países empobrecidos para salvar la distancia entre los países con futuro y los que devastan sus recursos.

No se trata solamente de las “locas ideas” de las llamadas estelas químicas o quimioestelas​ (chemtrails en inglés, que de acuerdo con su definición son un supuesto fenómeno que consiste, según los convencidos de su existencia, en que algunas estelas de condensación dejadas por aviones no son tales, sino que en realidad están compuestas por productos químicos) y de bombardeo aéreo a las nubes, sin contar el uso de plaguicidas que se arrojan en cultivos en tierras donde sus poblaciones empiezan a registrar altos índices de enfermedades respiratorias, alergias, cáncer y hasta alteraciones genéticas.

“Luego de casi tres décadas de explotación, Chevron dejó una gigantesca contaminación que es reconocida por expertos como el peor desastre petrolero en el mundo, no sólo por los daños en las aguas y el suelo, sino por el alto índice de indígenas y campesinos con cáncer.”

Son las noticias que dan cuenta de la civilización y su inexorable paso hacia el uso de las tecnologías que por sí mismas no representan la catástrofe, sino su consecución es el camino al desastre ambiental por el persistente uso de energías no renovables y un uso irracional de los recursos de los territorios de países empobrecidos a los que no les importa contaminar.

Lo mismo un país pequeño de África que un gran país como México y las mineras que no solo despojan a los dueños ancestrales aprovechándose de males convencionales tercermundistas como la corrupción y la impunidad que se sucede a los asesinatos de las personas que defienden la tierra frente al desmedido y voraz consumo de voluntades de ciudadanía que cree que realmente esas “inversiones” le significan algún beneficio a un pueblo.

Pueblos-territorios que en unos años no tendrán más que agujeros llenos de tierra muerta y aguas contaminadas imposibles de todo.

No. El futuro no es irreversible para todos, lo es para unos cuantos y se hace extensivo peligrosamente en la impredecibilidad de la estupidez de gobernantes que se sustraen a los compromisos ambientales y que creen que no existe el “caos climático” porque ha aumentado el frío en algunas zonas.

El futuro es irreversible para países tercermundistas, eufemísticamente denominados “en vías de desarrollo”.

Los diarios se llenan de testimonios de este genocidio selectivo: “La compañía llegó para ahorrarse dólares usando tecnología barata, contaminó ríos, destruyó selva, les quitaron la libertad a las comunidades indígenas. Por eso empezó una batalla legal en 1993.”

La lucha de los pueblos indígenas contra las trasnacionales es, mucho más que de lo que se ve, es al mismo tiempo un asunto de civilización frente a la barbarie, es Calibán frente a Próspero donde la tecnología tiene el rostro de Miranda frente a una Sycorax que atemoriza a los civilizados con su exuberancia.

Y en medio de toda la tragedia, las mujeres llevándose los efectos sin tener participación de un sistema patriarcal dominante, colonizador y opresor, un sistema capitalista que apuesta al consumismo exacerbado de bienes que depredan el ambiente para un uso instantáneo o de unos cuantos. Derroche de recursos, desperdicio de alimentos, desliz de los tiempos para acabar de una vez con lo acabable, los recursos y no dejar nada para el futuro.

Y son también las mujeres las que sobrelidian con los efectos del cambio en el clima, con las tormentas de la volubilidad humana frente a los desastres naturales, las que sin cortar el árbol tienen la condena de “reconstruir” un mundo que no tiene remedio en tanto mantenga el mismo sistema de control y dominantes.

Mujeres pobres en zonas devastadas en un plan de despoblación de las zonas marginadas con grandes volúmenes poblacionales, una suerte también de eugenesias que tiene como vía el medio ambiente y los efectos de la tecnologización per se.

Un mundo que se inventa con conciencia para los nuevos territorios donde civilizaciones blancas y que se cuestionan el uso de la tecnología para sustituir a un humano, la generación de la inteligencia artificial como sustituto de una humanidad que extingue a propósito a los que considera sustituibles.

* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche

18/AC/LGL

 








NACIONAL
CAMBIO CLIMÁTICO
   Es la primera mujer mexicana del programa Homeward Bound
   
Científica mexicana participará en programa de investigación en Antártida
Imagen retomada del blog Mujeres y Ciencia
Por: Armando Bonilla*
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 18/10/2017

La investigadora Sandra Leticia Guzmán Luna, becaria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), quien cursa un doctorado en política en la Universidad de York en Reino Unido, se convirtió en la primera mujer mexicana seleccionada para participar en el programa Homeward Bound, mismo que le permitirá viajar a la Antártida para documentar aspectos relacionados con el cambio climático.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la científica explicó que Homeward Bound es un programa que busca reconocer y fortalecer el liderazgo de las mujeres en el quehacer científico internacional. Se trata de un esfuerzo con una visión de diez años que arrancó en 2016 y cuyo objetivo es conjuntar una red de mil investigadoras alrededor del mundo que estén trabajando en temas relacionados con el cambio climático y de protección a la naturaleza.

“Este programa trazó el objetivo de llevar, de manera anual, alrededor de cien mujeres científicas a la Antártida, esto con el fin de documentar los impactos del cambio climático en ese territorio, pero también ayudar o brindar elementos científicos para que el liderazgo de las mujeres se vea fortalecido. En mi caso, soy la primera mujer mexicana seleccionada para este proyecto y una de las cinco latinoamericanas que han sido seleccionadas”.

— Armando Bonilla (AB): ¿En qué consiste el trabajo que realizará ahí?

— Sandra Leticia Guzmán Luna (SLGL): Hasta el momento nos hemos organizado en grupos de trabajo (…) Nos hemos dividido en clústeres que abordarán diversos temas, por ejemplo, habrá un grupo que se encargará de analizar cómo comunicar la relación entre el cambio climático y la Antártida, con el fin de promover acciones urgentes para atender el cambio climático.

Hay otro grupo denominado la ciencia del cambio climático que se enfocará en definir cuáles son las áreas que no han sido tan investigadas en torno al impacto del cambio climático en la Antártida, para desarrollar de manera conjunta contribuciones al respecto. Asimismo, hay investigadoras trabajando en temas con energía renovable y transición energética para saber qué tipo de información hace falta tener o desarrollar para acelerar la transición de los combustibles fósiles hacia energías amigables con el planeta y así proteger el futuro de la Antártida también.

Yo participaré en el clúster que trabajará en la importancia de comunicar el cambio climático, en particular la ciencia del cambio climático hacia fuera —su alcance a otras disciplinas— y también en el equipo de trabajo que abordará la transición energética. Ya hemos comenzado a trabajar en una serie de preguntas cuya respuesta buscaremos documentar durante el viaje.

ASÍ OBTUVO GUZMÁN LUNA SU PASE DE ABORDAR

Sobre por qué considera que fue la primera mexicana y una de las cinco mujeres latinoamericanas que han sido seleccionadas para este proyecto, Guzmán Luna explicó que fue gracias a su trayectoria en temas relacionados con el cambio climático.

"Actualmente, como parte de mi doctorado trabajo en el análisis del rol de las finanzas públicas en la atención del cambio climático en países de América Latina y el Caribe y en particular estoy analizando las condiciones que promueven u obstaculizan la integración del cambio climático en el gasto público de dichos países. El objetivo es identificar si hay patrones que los países sigan para integrar el tema de cambio climático como prioritario en sus esquemas de planeación y gasto y con ello acelerar la transición hacia un desarrollo bajo en emisiones y resiliente al clima".

Explicó que su estudio contempla los 21 países más emisores de la región y puntualiza los casos de México y Colombia como objeto de estudio debido a que se trata de economías similares, pero donde la integración del cambio climático en la agenda de gasto público ha evolucionado de manera diferente, es decir, ha sido más favorable en el caso de Colombia que en el de México.

Asimismo, previo a su doctorado, la investigadora se había relacionado directamente con el quehacer ambiental gracias a que trabajó en el Centro Mexicano de Derecho Ambiental y posteriormente en WWF México. Además de ello, fundó su propia organización no gubernamental que se dedica a estudiar y capacitar en temas de financiamiento climático, es el Grupo de Financiamiento Climático para América Latina y el Caribe (Gflac).

*Este artículo fue retomado del portal de noticias http://conacytprensa.mx

17/AB/LGL








INTERNACIONAL
CAMBIO CLIMÁTICO
   Modificación del clima ahonda desigualdad de género
Cambio climático genera desastres y las principales víctimas son mujeres y niñas
Imagen retomada del portal Tribuna feminista.
Por: la Redacción*
Cimacnoticias | Madrid, Esp .- 02/06/2017

El cambio climático es un fenómeno global que tiene efectos e implicaciones significativas para toda la agenda de desarrollo. Se refiere a la modificación del clima con respecto al historial climático a una escala global y regional. Tales cambios se producen en diversos momentos del tiempo en los parámetros climáticos como temperatura y precipitaciones. Para muchos sistemas naturales, los efectos negativos del cambio climático podrían ser devastadores. La integración de una perspectiva de género a esta problemática es muy reciente, poco discutida e integrada a los estudios hasta ahora, pero es un asunto de suma importancia.
 
Los efectos del cambio climático tienden a ser desproporcionados para las poblaciones más pobres y vulnerables, generalmente sobre-representadas por mujeres. Según datos de 2008 de Naciones Unidas para los Derechos Humanos se estima que el 70 por ciento de las personas pobres en el mundo son mujeres.
 
Las desigualdades de género existentes afectan el acceso y control sobre recursos, empleo, educación y toma de decisiones, las cuales se podrían agudizar ante los efectos del cambio climático. La desigual distribución de roles en el ámbito doméstico, la alta dependencia de las mujeres de la agricultura de subsistencia, y las dificultades de acceso a recursos como agua y leña, las hace más vulnerables ante este fenómeno.
 
El cambio climático genera amenazas que, de no tomarse las medidas necesarias, podrían desembocar en una situación de desastre, en la cual las mujeres se encuentran en una posición de mayor vulnerabilidad. De acuerdo a datos de Naciones Unidas (2008) las mujeres y los niños/as tienen 14 veces más posibilidades de morir durante una emergencia o desastre que los hombres.
 
“El cambio climático afecta a las mujeres porque, por lo general, son ellas quienes se ocupan de cultivar la tierra y producir arroz, mijo y legumbres. La falta de lluvia por el cambio climático les afecta directamente. Las jóvenes tienen que abandonar los estudios para trabajar para la familia”, señala la directora ejecutiva de Green Senegal y presidenta de la coalición no gubernamental internacional, “Conseil des ONG d’Appui au Développment (CONGAD), Voré Gana Seck,”.
 
LOS DATOS
 
Unos 2 mil 500 millones de personas – dos tercios de las cuales viven en Asia y un cuarto en África subsahariana – siguen utilizando instalaciones de saneamiento no mejoradas y 748 millones de personas carecen de agua potable. Las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada. ¿Cómo es posible? Pues porque son ellas quienes recorren más distancias para obtener agua o usar un retrete, ya que la ausencia de aseos privados y seguros hacen a las mujeres y niñas más vulnerables a la violencia.
 
Las mujeres y las niñas asumen también la principal carga de la recolección de agua en los países en desarrollo. De hecho, un análisis de 25 países de África subsahariana reveló que el 71 por ciento de quienes recolectan agua en la región son mujeres y niñas, y en un solo día las mujeres gastan colectivamente alrededor de 16 millones de horas en buscar agua (los hombres, 6 millones).
 
*Este artículo fue retomado del portal de la revista feminista Tribuna Feminista.
 
17/RED








INTERNACIONAL
POBLACIÓN Y DESARROLLO
   Proyectos, sin pautas para incluirlas
Mujeres, más vulnerables ante el cambio climático
Mercy Ssekide, del distrito de Mabende, en Uganda, trabaja con su esposo en el terreno familiar. Crédito: FAO.
Por: Sally Nyakanyanga*
Cimacnoticias | Kampala.- 01/02/2017

El debate en torno al cambio climático ha ignorado la forma en que el fenómeno afecta de forma diferente a hombres y mujeres, concentrándose en subrayar la extrema variabilidad del clima y el hecho de que es impredecible, así como la disminución de la productividad agrícola.
 
Las mujeres representan 56 por ciento de los agricultores ugandeses y son responsables de más de 70 por ciento de la producción agrícola, así como de la seguridad alimentaria y nutricional en los hogares, según la Red de Mujeres de Uganda (Wougnet). Sin embargo, solo son propietarias de 16 por ciento de las tierras cultivables de este país.
 
Stella Tereka, enlace sobre género y cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), explicó que las prácticas culturales discriminatorias, que tienden a favorecer a los hombres, limitan el control de las mujeres sobre los recursos productivos clave, lo que exacerba su vulnerabilidad al cambio climático.
 
“El trabajo intensivo recae sobre las mujeres, en especial las tareas no remuneradas del cuidado, lo que hace que no tengan tiempo para practicar lo que aprenden, el conocimiento y las capacidades obtenidas en grupo en sus actividades agrícolas”, explicó Tereka a IPS.
 
Por su parte, Winnie Masiko, negociadora de género y cambio climático que representa a Uganda en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), criticó la falta de pautas claras para incorporar la dimensión de género en los proyectos de cambio climático.
 
La Política de Tierras ugandesa, de 2013, garantiza a las mujeres el mismo derecho que a los hombres de ser propietarias o copropietarias de la tierra, pero eso no siempre se refleja en el terreno.
 
Masiko subrayó la necesidad de iniciativas concentradas en atender los desequilibrios estructurales para achicar la brecha de género, comprender las distintas necesidades de hombres y mujeres y allanar el camino para una efectiva adaptación al cambio climático.
 
Edidah Ampaire, coordinadora del proyecto Acción Política para la Adaptación al Cambio Climático, dijo que las contribuciones y los derechos de las mujeres están extremadamente restringidos, en especial en zonas rurales, y que el gobierno hace muy poco para atender los desequilibrios.
 
“La desigualdad de género está generalizada en las comunidades agrícolas y deja a las mujeres en desventaja”, precisó Ampaire.
 
Tereka subrayó que la promoción de la igualdad de género está en el centro de los programas de la FAO y que la agencia realiza esfuerzos deliberados para garantizar la inclusión femenina en todos sus programas.
 
“Es fundamental que las mujeres ganen poder y formen parte de la toma de decisiones en todos los niveles, a fin de que podamos ver su contribución efectiva al desarrollo de sus familias y sus naciones”, explicó Tereka.
 
ESCUELAS SIN MUROS
 
A través de la metodología de Escuelas de Campo para Agricultores (ECA), “conocidas como escuelas sin muros”, la FAO permite que hombres y mujeres con un objetivo común reciban capacitación, compartan ideas, aprendan entre sí mediante la observación y la experimentación en su propio contexto.
 
En promedio, las ECA cuentan con 60 por ciento de mujeres.
 
Proscovia Nakibuye, quien cría ganado en el distrito ugandés de Nakasongola, dijo que las ECA le enseñaron estrategias efectivas para hacer frente al cambio climático. “No enseñaron buenas prácticas para mantener el ganado y plantar pasturas”, relató.
 
“Las ECA ofrecen un espacio para aprender en grupo de forma práctica, mejorar la capacidad de realizar análisis críticos e incentivar el proceso de decisión de las poblaciones locales”, explicó Tereka.
 
“Las actividades se basan en el campo e incluyen la experimentación para resolver problemas, al reflejar un contexto local específico”, añadió.
 
“Los participantes aprenden a mejorar sus habilidades agrarias mediante experimentación, observación, análisis y aplicación en su propio terreno, lo que contribuye a una mejor producción y sustento. El proceso de las ECA mejora el empoderamiento individual, doméstico y comunitario, así como la cohesión social”, precisó.
 
De hecho, Nakibuye y su esposo observan grandes cambios tanto en su hogar como en las actividades agrícolas. “Antes, mis hijos no iban a la escuela, pero ahora gracias a la mayor venta de leche, les puedo pagar una educación decente”, aseguró.
 
La FAO también utilizó los Sistemas de Aprendizaje Acción de Género, una herramienta comunitaria que permite a hombres y mujeres planear el futuro que quieren y actuar contra las barreras, incluidas las normas sociales que inhiben la igualdad de género y la justicia.
 
Por su parte, Mercy Ssekide, una agricultora del distrito de Mubende que se unió a la ECA de Balyejjusa, observó: “Si no colaboras con tu propia familia, los cultivos no prosperan, por eso impulsé a mi esposo a unirse a las ECA, para que trabajemos como equipo”.
 
“Nos capacitan y nos impulsan a trabajar duro para manejar el cambio climático y para cubrir nuestras necesidades. Fuera de temporada, cultivamos tomates y ganamos dinero porque la población local y los comerciantes nos compran a nosotros”, indicó el marido de Mercy.
 
Así, la familia logró diversificar sus actividades y aventurarse en la avicultura, la cría de cabras y de cerdos y mantener una huerta. Y ahora, los Ssekide deciden en conjunto el uso de los ingresos y pueden pagar la educación terciaria de sus hijos.
 
La FAO, con fondos aportados por la Unión Europea, implementa el Proyecto Global de Cambio Climático en los distritos centrales ganaderos de Luwero, Nakasangola, Nakaseke, Mubende, Sembabule y Kiboga.
 
Teniendo en cuenta la falta de tiempo y el peso de las tareas que recaen sobre las mujeres, la FAO procura que las actividades de sus proyectos fomenten la participación femenina, en particular ajustando el horario de reuniones y de la capacitación para que ellas puedan participar y beneficiarse de las capacidades y del conocimiento sobre agricultura climáticamente inteligente.
 
Tereka cree que con un clima cada vez más impredecible, es fundamental el desarrollo de capacidades relacionadas con la agricultura climáticamente inteligente.
 
Incluso, urgió al gobierno ugandés a renovar el sistema de extensión agrícola para ofrecer una mejor respuesta de género para que los agricultores, y en especial las mujeres, usen de forma correcta los insumos distribuidos por el Estado en el marco de la Operación Creación de Riqueza.
 
La metodología de las ECA se implementa actualmente en 90 países, con cuatro millones de agricultores en el mundo que lograron mejorar sus capacidades y se ajustaron bien a los efectos del cambio climático.
 
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
 
17/SN/GGQ
 








NACIONAL
CAMBIO CLIMÁTICO
   Afirma la experta brasileña Camila Moreno
Proyectos contra cambio climático ignoran el bienestar de la gente, aplastan culturas indígenas
Camila Moreno experta en política climática | Foto: Cristina Acuña Roeder
Por: Cristina Acuña Roeder
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 16/08/2016

Los proyectos internacionales para combatir el cambio climático se enfocan en la reducción de emisiones de carbono pero ignoran la pérdida de biodiversidad y el bienestar de la gente, lo que beneficia a las empresas y no soluciona el problema medio ambiental, expresó la doctora Camila Moreno, experta en la política climática de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro, Brasil. 
 
Durante una rueda de prensa llevada a cabo hoy en esta capital, para presentar su libro “La métrica del carbono: ¿el CO2 como medida de todas las cosas?”, escrito con Daniel Speich Chassé y  Lili Fuhr, dijo que desde la Cumbre del Clima de 2015 empezó una transición internacional del capitalismo industrial al capitalismo verde, donde las compañías grandes, como Chevron y Shell, son las protagonistas, no el medio ambiente.
 
“El mantra hoy de todas las agencias del Banco Mundial a las Naciones Unidas es colocar un precio al carbón”, señaló Moreno. “El precio del carbón hoy figura en el centro de la agenda del capital financiero internacional”, dijo.
 
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el Acuerdo de Paris, que fue adoptado durante la 21 Conferencia Sobre el Cambio Climático, en diciembre de 2015 en la capital francesa, intenta limitar el aumento de la temperatura del planeta mediante la reducción global de las emisiones de carbono, empezando en 2020.
 
Sin embargo, Moreno declaró ser “extremamente critica de este marco de debate de cambio climático” porque existe una “lógica colonial” en la estrategia de reducción de carbono que mantiene una disparidad económica global y “aplasta” muchas culturas indígenas.
 
REDUCCIÓN QUE AFECTA
 
La especialista señaló que se ha empezado a tratar la reducción de emisiones de carbono como una dieta que consiste en contar calorías sin prestarle atención al valor nutritivo de lo que es consumido.
 
Por ejemplo, algunos países consideran justo aumentar las emisiones de carbono para apoyar a la industria del petróleo o la siderurgia, pero castigan las emisiones producidas durante la caza de animales para consumo personal o el uso de la leña para cocinar, lo que afecta a la población indígena y beneficia a las empresas grandes, explicó.
 
Esto también está creando un mercado ambiental internacional donde las compañías grandes pueden “comprar el aire” para continuar con sus emisiones de carbono con ayuda de esquemas como el de la Bolsa del Clima de Chicago, un sistema de comercio de derechos de emisión en América del Norte.
 
El ensayo, coescrito por Moreno, por el profesor de historia en la Universidad de Lucerna en Suiza, Daniel Speich Chassé, y la encargada del departamento de Ecología y Desarrollo Sostenible de la Fundación Heinrich Böll, Lili Fuhr, será presentado el 18 de agosto en el Centro Cultural Isidro Fabela en San Ángel a las 18:00 horas.
 
16/CAR/GGQ








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