asesinatos de mujeres
VIOLENCIA
Exigen justicia y acciones del gobierno para terminar violencia
Cientos de chiapanecas salen a las calles a marchar contra feminicidio

“Justicia, Justicia, Justicia” gritaron frente a Palacio de Gobierno del estado, unas mil voces que se unieron ayer en la capital de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, para exigir a las autoridades de los diferentes niveles de gobierno acciones efectivas para disminuir la violencia en contra de las mujeres.
La tarde de ayer, cientos de personas marcharon del parque de la Juventud a Palacio de Gobierno para condenar el feminicidio de la joven Gloria Castellanos Balcázar, quien fue encontrada asesinada el pasado martes 16 de enero.
Familiares de Gloria Castellanos encabezaron la marcha así como las familias de otras jóvenes que han sido víctimas de feminicidio en el estado.
La manifestación ha sido la más numerosa en comparación de las otras marchas que se han realizado en la misma capital para condenar la violencia en contra de las mujeres.
La mayoría de las y los manifestantes vistieron de negro, en señal de luto, realizaron una ofrenda en la entrada principal de Palacio de Gobierno, en donde colocaron veladoras y flores.
En Chiapas desde noviembre del 2016 se declaró la Alerta de Violencia de Género (AVG) para siete municipios y se pidieron acciones urgentes para los municipios que conforman la región Altos de Chiapas.
Hasta el momento el gobierno del estado y los municipios, donde se declaró la Alerta, no han informado el recurso que han invertido para las políticas públicas y acciones urgentes afirmativas que debieron de ejecutar por la declaratoria.
El gobernador del estado, Manuel Velasco Coello ni siquiera ha reconocido de manera pública la declaratoria de AVG que obliga a los diferentes niveles de gobierno a implementar de manera inmediata acciones que garanticen una vida libre de violencia para las mujeres.
Las y los manifestantes urgieron a los tres niveles de gobierno realizar acciones en contra de la violencia hacia las mujeres así como castigo inmediato para los feminicidas.
Durante la manifestación se leyó el siguiente pronunciamiento:
“En Chiapas las mujeres caminamos en la oscuridad, en la desolación, en la impotencia. Tal parece que estamos solas, que nos han abandonado.
La AVG se declaró en nuestro estado en noviembre del 2016, y sin embargo, desde entonces a la fecha han ocurrido 258 muertes violentas de mujeres, según datos del Observatorio Feminista contra la Violencia hacia las Mujeres en Chipas.
¿Qué necesitamos hacer? ¿A quién pedir ayuda? ¿Quién va a salvarnos de ser asesinadas de regreso a casa?
Hoy nos sentimos rotas, con el alma profundamente lastimada por la muerte de Gloria Castellanos Balcázar, por ella y por Viridiana, Maricarmen, Gabriela, Kimberly, Ruby, Lucrecia, Manuela, Yuri, Ángela, Blanca, Rita, y por todas las asesinadas cuyo único pecado era ser mujer.
Pero también compañeras y compañeros, es necesario que dejemos de reproducir ideas equivocadas, ideas que perpetúan la responsabilidad de la víctima y justifican al agresor. ´Llevaba minifalda, iba tomada, andaba sola, le gustaba la fiesta, era noviera´, son comentarios que construyen nuestro imaginario colectivo, estableciendo mitos que alimentan nuestra imaginaria realidad, cuando la realidad es que las mujeres somos libres de vestir como queramos, de ir de fiesta, de sentir y dar amor a quien así decidamos, somos libres de transitar a la hora y en donde queramos, sin que estos derechos sean motivo para terminar violadas y asesinadas en el fondo de un pozo.
La formación de las futuras generaciones está en nuestras manos, dejemos de perpetuar la idea de que somos las mujeres las que nos tenemos que cuidar de los hombres, y mejor enseñémosle a los futuros hombres a respetar la vida y la dignidad de una mujer, porque de las 220 muertes violentas de mujeres registradas en 2017, todas fueron perpetradas por un hombre.
La sociedad en Chiapas está en duelo permanente por los feminicidios, por lo que urge un cambio de cultura, urge fomentar una cultura de respeto hacia la mujer, urgen acciones contundentes por parte de las autoridades, que la AVG declarada en nuestra entidad no sea solamente un discurso. Que el gobierno entienda que estamos hartas de esta inseguridad, estamos indignadas, nos sentimos impotentes, estamos hartas de su omisión y su desdén.
Seguiremos luchando y saldremos a las calles a protestar cuantas veces sea necesario, por nosotras, por nuestras amigas, por nuestras hermanas, por nuestras hijas, anhelando que un día dejemos por fin de caminar sin el miedo a ser la siguiente. Mientras ese día llega, seguiremos exigiendo ¡justicia, justicia, justicia!
18/SS/LGL
VIOLENCIA
A las mujeres se les asesina con mayor brutalidad: ONU Mujeres
México suma 52 mil asesinatos de mujeres en 32 años

En los últimos 32 años se han registrado en México 52 mil 210 asesinatos de mujeres pero de estos no se tiene certeza cuántos podrían ser feminicidio aunque en todos existen características que muestran la brutalidad con la que son asesina a las mujeres, revela un estudio de ONU Mujeres y el Instituto Nacional de las Mujeres.
Dada la falta de registros certeros sobre el feminicidio en el país, la investigación “La violencia feminicida en México aproximaciones y tendencias 1985 y 2016”, intenta realizar un acercamiento a esta problemática a partir de los certificados de defunciones de mujeres en los que se presume se trató de un “homicidio”.
Con ello, el estudio también apoyado por la Secretaría de Gobernación y el Colegio de México, retoma las características de estos decesos para aproximarse a las razones de género que marcan el feminicidio.
De acuerdo con la investigación, a pesar de que el uso de armas de fuego es la principal herramienta para asesinar a mujeres y hombres, se observa que en ellas se ejercen medios más brutales: el ahorcamiento, estrangulamiento, sofocación y objetos punzocortantes.
Por ejemplo, tan sólo en 2016 de las 21 mil 225 mujeres asesinadas se registró que 17.2 por ciento de los crímenes se perpetraron ahorcando a la víctima, otro 16.6 por ciento con un objeto cortante y 1.4 por ciento con sustancias nocivas o fuego.
Las mujeres asesinadas con un arma de fuego representaron 48.4 por ciento, mientras los hombres un 67.4 por ciento. Estos datos permiten mostrar la saña con la que son cometidos los asesinatos de la población femenina, sostiene la investigación.
Otra característica de los asesinatos de mujeres es el lugar donde se cometen: son ultimadas principalmente en la vía pública (en 2016 representó un 41 por ciento de los decesos), aunque existe un porcentaje amplio que fue asesinada dentro de sus hogares (31 por ciento en 2016).
Cabe destacar que el restante (28 por ciento) se desconoce dónde las asesinaron pues en los certificados se ignora el lugar en el que ocurrió.
Otro problema que destaca el informe es en el número de asesinatos de mujeres que derivaron de la violencia familiar. De 2011 a 2016 un total de 9 por ciento de los asesinatos de mujeres se calificó como producto de este tipo de violencia pero estos datos podrían ser mayores ya que esta variable no se contestó en todos los certificados.
Estas características (lugar y modo) se acercan a las siete razones de género establecidas en el Código Penal Federal para tipificar un feminicidio: que la víctima presente signos de violencia sexual; le hayan infligido lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes; antecedentes de violencia en al ámbito familiar laboral o escolar del asesino contra la víctima; que haya existido una relación sentimental, afectiva o de confianza; acoso, amenazas del asesino contra la víctima; y que la víctima haya sido incomunicada y el cuerpo sea expuesto en un lugar público.
Asimismo desde 2015 la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la sentencia por el feminicidio de Mariana Lima (ocurrido en 2010 en el Estado de México) estableció que toda muerte violenta de una mujer debe investigarse con perspectiva de género.
El informe retoma las cifras de feminicidio registradas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi) pero incluso en esta plataforma las cifras varían según la encuesta que se consulte.
Por ejemplo, el Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales del Inegi contó sólo 125 “probables víctimas de feminicidio” de 2013 a 2015. En tanto, en el mismo periodo el Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal, de la misma dependencia, registró mil 404 víctimas de feminicidio.
“Esta ausencia de información refuerza la necesidad de investigar todas las defunciones de mujeres por causas externas con un protocolo con perspectiva de género, como lo establece la sentencia de la SCJN, para poder afirmar o descartar que tales muertes fueron causadas por el hecho de ser mujeres”, señala la investigación.
Las instituciones añaden que se deben seguir fortaleciendo los sistemas de información que den cuenta de los casos de violencia contra las mujeres, como lo indican las recomendaciones 12, 13, 17, 18 y 19 del Comité de Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) al Estado mexicano.
Según la investigación la tasa de defunciones femeninas con presunción de homicidio en México es de 4.4 por cada 100 mil mujeres. Arriba de esta tasa se encuentra Colima con una tasa de 16.3 y le siguen Guerrero (13.1), Zacatecas (9.7), Chihuahua (8.8) y Morelos con 8.4 defunciones de mujeres.
17/HZM
VIOLENCIA
De 2012 a 2015 asesinan cada semana a una mujer
Olga Nayeli: feminicidio sin justicia en Puebla

Olga Nayeli Sosa Romero tenía una sonrisa amplia y una cara redonda enmarcada por su cabello largo, negro y lacio. Su familia la recuerda como una mujer leal e inteligente, que siempre les impulsaba a conseguir sus metas.
La vida de Olga Nayeli terminó el 9 de junio de 2014. Su esposo Moisés la mató a golpes en su casa; luego cercenó el cuerpo en pedazos, subió los restos de Olga al coche y manejó una hora y media de la ciudad de Puebla hasta el municipio de Huaquechula, donde finalmente los roció con gasolina y les prendió fuego.
Los 35 años de logros e ilusiones acumulados en el cuerpo de Olga quedaron reducidos a huesos calcinados, imposibles de identificar sin una prueba de ADN.
En el estado de Puebla de 2012 a 2015 fue asesinada una mujer cada semana, de acuerdo con datos del Sistema Nacional de Información de Salud (Sinais), elaborados con los certificados de defunción que emite la Secretaría de Salud, actas de defunción del registro civil y el cuaderno de defunciones del Ministerio Público.
Durante 2013 los homicidios de mujeres subieron 66 por ciento en comparación con el año anterior. Fue en ese año que la entidad dejó los últimos lugares en asesinatos de mujeres para ubicarse entre los diez estados con más casos a nivel nacional.

En Puebla cuatro de cada diez mujeres fueron asesinadas en sus propios hogares, como ocurrió con Olga Nayeli. De las que mataron en sus casas, la mitad estaba casada o en unión libre, como Olga, y una de cada cuatro tenía de 26 a 40 años al momento de su homicidio.
Olga Nayeli no trabajaba en el momento en que su esposo la mató. Tampoco lo hacían cuatro de cada diez de las mujeres víctimas de homicidio en Puebla. Olga estaba estudiando su segunda licenciatura, mucho tiempo atrás había terminado Estomatología, con un excelente promedio. Hasta pocos días antes de su muerte estudiaba Enseñanza de francés en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), porque quería dar clases a niños y niñas de la edad de su hija Sara.
Para Olga Nayeli Sosa su hija era su principal motivación para seguir aprendiendo. Desde que supo que estaba embarazada escuchaba música especial y leía mucho sobre cuestiones relacionadas al parto o la crianza. Cuando nació Sara se dedicó a buscar libros, música y programas de televisión que la formaran y resolvieran sus inquietudes.
Olga siempre acompañaba a su hija de 4 años a todas sus actividades, por eso a su familia se le hizo muy extraño que ese lunes 9 de junio no llevara a Sara a la clase de ballet. Todo ese día sus padres y sus hermanos intentaron localizarla, pero su teléfono estaba apagado. Moisés, con mucha tranquilidad, les dijo que seguro estaba haciendo cosas. Fue hasta la madrugada del martes que les confirmó su desaparición.
A partir de ese momento los padres, hermanos, primos y amigos la empezaron a buscar en hospitales, agencias del Ministerio Público y en las calles cercanas a su casa. Mientras, Moisés se mantenía en calma y trataba de hacer su vida con normalidad.
Cuando la familia de Olga lo acompañó a interponer la denuncia por la desaparición, Moisés les dijo a los agentes ministeriales que seguro era un berrinche y que quizás se habría ido con algún amante.
Pero quienes conocieron a Olga saben que eso era imposible: ella siempre fue muy leal y no soportaba las mentiras, el día que descubrió a Moisés en una mentira le pidió el divorcio.

Después de varios días de búsqueda, los agentes del Ministerio Público llegaron a revisar la casa de Olga. Había un olor fuertísimo a cloro, los peritos descubrieron restos de sangre en la casa y, sobre todo, en el baño. El esposo de Olga iba perdiendo el color de la cara en tanto las autoridades encontraban más pruebas.
Le pidieron que metiera al coche a la casa y allí encontraron más rastros de sangre, así como varios de los objetos con que se deshizo del cuerpo.
Al día siguiente del cateo Moisés acudió a rendir su declaración y fue en ese momento que confesó el asesinato; dijo que “fue de forma imprudencial porque al calor de una discusión la empujó y ella se desnucó”. Los huesos que quedaron de Olga lo desmienten: su cráneo seguía pegado a su columna, murió por los golpes que él le dio con un mazo.
Olga Nayeli habría sufrido también violencia familiar previa, pues 15 días antes de su homicidio llegó a casa de su madre con moretones en los brazos. Las marcas tenían la forma de unos dedos, como si alguien la hubiera sujetado muy fuerte. Años antes Olga llegó una noche con la mano lastimada y llorando; le dijo a su familia que sin querer se machucó con la puerta del coche y no quiso hablar más del incidente.
Moisés, médico de profesión, la obligaba a tomar medicamento porque supuestamente sufría hipotiroidismo. A partir de entonces Olga Nayeli tenía crisis de ausencia, no se acordaba de muchas cosas que hacía o decía.
Según el Sinais en Puebla ocho de cada diez mujeres que fueron asesinadas y sufrieron violencia familiar previa murieron en sus hogares.

El Código Penal del estado de Puebla señala que una de las hipótesis para que se acredite el delito de feminicidio es la violencia previa. De tal forma que los 20 casos donde sí hubo violencia se podrían considerar no como homicidios, sino como feminicidio.
Aunque para la abogada Karla Micheel Salas Ramírez, del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social, quien litigó uno de los casos de Campo Algodonero en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la mayoría de homicidios de mujeres en el país serían feminicidio.
En el caso de Olga Nayeli cumple con cuatro de las nueve causales de feminicidio vigentes en el estado de Puebla: la violencia previa antes del homicidio, las lesiones crueles y degradantes que sufrió su cuerpo, la relación sentimental que tenía con su homicida y que éste la mantuvo incomunicada antes de muerte.
Sin embargo, la justicia está lejos de llegar para Olga: el asesino no tiene sentencia porque interpuso varios amparos, porque pide que los restos de quien era su esposa se sometan a pruebas, porque ni siquiera muerta la deja descansar.
* Reportaje colaborativo coordinado y elaborado por periodistas de la Red Nacional de Periodistas de Chiapas, Jalisco, Ciudad de México, Guanajuato, Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí, Tamaulipas y Tlaxcala con motivo del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres
17/SP/LGL
DERECHOS HUMANOS
Emitirán un diagnóstico sobre procesos legales
Comisión de DH de Coahuila investigará casos de feminicidio

La Comisión de Derechos Humanos del estado de Coahuila inició las indagaciones sobre los asesinatos de mujeres en la entidad para determinar, entre otras cosas, si se trató de feminicidio.
Así lo explicó en entrevista con Cimacnoticias, el Visitador General de la Comisión estatal, Eduardo Roque Valdés, quien indicó que esta instancia sigue un proceso paralelo al de la Red de Mujeres de la Laguna, quienes presentaron la petición de Alerta por Violencia de Género ante el Instituto Nacional de las Mujeres.
El funcionario detalló que se iniciará una investigación de oficio de cada uno de los homicidios de toda la entidad y no sólo del municipio de Torreón, como solicitaron las activistas de la Laguna.
El Visitador, aclaró que se inspeccionará en todo el territorio de Coahuila con base en los expedientes recabados e información de la Procuraduría General de Justicia del Estado y de otras fuentes hemerográficas de prensa.
Dijo que se emitirá un diagnóstico sobre los procesos legales que se siguieron a los victimarios, si hubo irregularidades y dilación y por qué se determinó que fueron homicidio o feminicidio.
“Estamos en el proceso de recibir los primeros datos de las autoridades, por eso se decidió ampliarla para todo el estado, no solo para Torreón”, insistió.
Por su parte la Secretaria de la Mujer, Luz Elena Morales, manifestó que es falso que los casos de feminicidio en la entidad se estén integrando como homicidios, ya que se ha cumplido con la tipificación según las características del crimen.
Anunció que se elabora un diagnóstico sobre violencia de género en Coahuila en conjunto con la ONU y otras personas expertas, para dejar un antecedente a la siguiente administración.
"El pasado mes de febrero tuvimos una reunión con la Red de Mujeres de la Laguna, conocieron a grandes rasgos como estaba trabajando la Procuraduría y es falso que se estén calificando solo como homicidios”, dijo.
Por otro lado y luego de que la Red de Mujeres de la Laguna mencionara la cifra de 48 homicidios de mujeres en esa región de Coahuila, esto desde el 2013, la Procuraduría General de Justicia en el estado (PGJE) dio a conocer que desde esa fecha se han tipificado doce casos como feminicidio.
La directora general de investigaciones especiales de la PGJE, Martha Rosario Rivera Hernández, explicó que desde que se tipificó el delito de feminicidio en el mes de noviembre del 2012, el registro de casos ha ido en incremento.
En 2013 se registraron dos hechos de este tipo; en 2014 fueron 10; en el año 2015 se presentaron 16 casos de feminicidio; a 2016 fueron 15 casos, mientras que en el 2017 se han registrado seis con esta tipificación.
17/SN
VIOLENCIA
Gobierno debe asumir responsabilidad: Movimiento 7N
Tres mujeres más asesinadas y no llega dinero contra violencia

La plataforma del 7N condenó los nuevos asesinatos de mujeres este fin de semana en Madrid y Murcia a manos de sus parejas, en medio de la indignación mostrada en Madrid en la marcha, bajo el lema “Sin presupuestos ni participación las violencias machistas no serán Cuestión de Estado”, que exigió la urgente asignación de partidas presupuestarias para combatir esta lacra.
La indignación y denuncia de la pasividad de las instituciones y de quienes pueden hacer algo para amortiguar ese tipo de violencia ha sido compartida desde voces expertas, organizaciones feministas y mujeres que se niegan a ubicar el asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres como una catástrofe natural, como prolongación de lo irremediable, como destino al que resignarse.
Si los poderes públicos, y al frente de ellos el Gobierno central, no habilita de inmediato recursos y presupuestos para hacer frente al terrorismo machista, que este año ha matado a 37 mujeres y 9 niñas y niños, tendrá que asumir la responsabilidad que les corresponde, denuncia el Movimiento del 7N .
Poco antes de que comenzara este fin de semana trágico, cientos de personas, principalmente mujeres, pedían al Gobierno y a los grupos parlamentarios que incrementen en unos 120 millones de euros la partida específicamente destinada a combatir la violencia de género en los PGE para 2017.
La movilización, convocada por la Plataforma 7N, contó con el apoyo de más de 40 asociaciones feministas, sindicatos, partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil, que marcharon desde la puerta del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en la madrileño Paseo del Prado, hasta la plaza de la Cibeles.
Los colectivos reclamaron la modificación del Proyecto de Presupuestos Generales del Estado, denunciando que las políticas contra la discriminación y la violencia suman 47.47 millones de euros, es decir, un 0.01 por ciento del presupuesto de 2017, lo cual, en un Estado donde 2.5 millones de mujeres ha sufrido alguna vez violencia de pareja y 1.5 millones sufre violencia sexual fuera de la pareja, supone una ofensa para las víctimas y una vergüenza para todas.
Pero los conservadores rechazaron el jueves en la comisión de presupuestos todas las enmiendas presentadas por la oposición para mejorar la prevención y atención a las víctimas y para reforzar las políticas de igualdad. Ni siquiera aceptaron una propuesta que pedía desgravaciones fiscales para los donantes del Fondo de Becas Soledad Cazorla, unas becas promovidas por la familia de la primera fiscala contra la violencia sobre la mujer fallecida en 2015 con el objetivo de ayudar a las víctimas más olvidadas e invisibles: las huérfanas y los huérfanos de las madres asesinadas.
PACTO DE ESTADO
Llevamos meses escuchando declaraciones en torno a un pacto de Estado que no verá la luz si no se destinan recursos para su implementación. Expertas han participado en la subcomisión del Congreso aportando sugerencias e iniciativas, basadas en una valiosa experiencia de años de lucha. Pero nos encontramos con el muro de la indiferencia, el desconocimiento y la falta de voluntad política para poner la cuestión en un lugar prioritario. Y no es tolerable que en nuestro país hayan sido asesinadas 34 mujeres en cinco meses. Que la violencia sea estructural no puede relegarla a un lugar terciario, aparentemente inexistente.
Eso ha querido denunciar el informe de Amnistía Internacional que lleva por título “El llanto invisible”. La diferencia entre el número de mujeres que refieren ser víctimas y el número de denuncias contra sus agresores es tal que pone en evidencia una realidad invisible, mayor y más sobrecogedora aún que la conocida.
En primer lugar, las cifras dinamitan la falacia de las denuncias falsas, falacia con la que violentos y cómplices enmascaran las verdaderas causas de la violencia y la legitiman. En el marco de esta campaña, hoy 30 de mayo, en una única representación en el Teatro Maravillas, María Lavalle canta contra la violencia de género. Amnistía Internacional quiere volver a llamar la atención sobre la necesidad de evaluar la aplicación de la Ley Integral contra la Violencia de Género desde su entrada en vigor en 2004.
IMPLICACIÓN SOCIAL Y MEDIOS
El asesinato de mujeres provoca la reacción inmediata de las instituciones más cercanas (ayuntamientos y comunidad) con minutos de silencio y concentraciones a las puertas de las sedes; pero esta respuesta, con ser necesaria, ya no basta, porque la legítima e indispensable indignación social se estrella una y otra vez contra la fría estadística de los números y de un terrorismo machista que debe ser combatido con toda la fuerza del Estado.
“Si las formaciones políticas, las instituciones, los poderes públicos y la sociedad civil no consiguen a la mayor brevedad convertir el terrorismo machista en cuestión de Estado, las herramientas para combatirlo siempre serán insuficientes y así no se puede seguir”, advierte el Movimiento del 7N.
Por otro lado, las organizaciones feministas agrupadas en torno al 7N reiteran su llamamiento a los medios de comunicación para que eviten abordar la violencia de género con la frivolidad de una página de sucesos. El tratamiento de los medios deja mucho que desear. En las noticias se deshumaniza a las mujeres, e incluso es habitual culpabilizar a la víctima de su destino y encontrarnos con la frase: “ninguna de las tres mujeres había denunciado”, como si por no denunciar tuvieran que ser asesinadas. En lugar de culpabilizarnos se debería averiguar por qué las mujeres no denunciamos y qué sucede cuando lo hacemos.
La última Macroencuesta de Violencia Contra la Mujer analiza las razones por las cuales las mujeres no denuncian, y una de esas razones es que “piensan que no les van a creer”. La idea de que las mujeres mentimos y que tenemos que demostrar lo que decimos sigue pensando demasiado en la sociedad actual.
“Las mujeres no mueren, son asesinadas”, y no estamos ante la simple crónica de un trágico suceso, sino ante una plaga de atentados machistas que constituye un verdadero problema social y político, recuerdan desde la Plataforma 7N.
17/RED
VIOLENCIA
En esa entidad se cometieron alrededor de 5 mil 163 crímenes, en 15 años
Edomex sigue en primer lugar en feminicidio

Las mujeres y niñas que viven en el Estado de México tienen más probabilidades de morir asesinadas toda vez que en 15 años (2000-2015) esta entidad concentró el mayor número de víctimas de homicidio femenino al sumar 5 mil 163 crímenes.
En el mismo periodo Chihuahua fue la segunda entidad de mayor riesgo para niñas y mujeres al concentrar 2 mil 654 víctimas; le siguió la Ciudad de México con 2 mil 24; luego Guerrero con mil 973, Oaxaca con mil 283 y Jalisco con mil 279 asesinatos.
Así lo indica la investigación “Asesinatos de Mujeres en México” elaborado por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, que muestra que en 15 años el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) registró 28 mil 175 asesinatos de mujeres.
El estudio publicado en noviembre 2016 y elaborado por la investigadora Irma del Rosario Kánter Coronel indica que el 56 por ciento de estos crímenes (15 mil 790) fueron contra mujeres jóvenes y de edad mediana, entre 15 y 39 años de edad.
Es decir, la investigación apunta a que las víctimas de homicidio son adolescentes y mujeres jóvenes que se encontraban en etapas esenciales de la vida productiva y reproductiva.
En el documento se destaca que estos casos de feminicidio se cometen en México a pesar de que el país asumió diversos compromisos sobre el respeto de los derechos de las mujeres con la comunidad internacional y con la región de América Latina y El Caribe.
Entre los instrumentos internacionales más importantes está la Convención Interamericana para Prevenir Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará) y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en ingles).
A estos se suma la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra el Estado mexicano, emitida el 16 de noviembre de 2009 por no investigar y garantizar los derechos a la vida, integridad personal y libertad personal de tres de ocho mujeres asesinadas en un campo algodonero de Ciudad Juárez, Chihuahua, en noviembre de 2001.
En el periodo analizado se observó que de 2000 a 2006 el número de homicidios y, en particular, las tasas se mantuvieron prácticamente constantes entre 2.2 y 2.5 homicidios por cada 100 mil mujeres
En 2007, las muertes por violencia homicida disminuyeron notablemente, puesto que de un promedio anual de mil 280 asesinatos que se registraron entre 2000 y 2006, la cifra bajó a mil 83 defunciones, lo que se traduce en un descenso de alrededor de 15.4 por ciento.
La investigación no encontró argumentos sólidos para explicar la disminución de las muertes femeninas por homicidio, pero supone que fue producto de distintos factores como la adopción de un nuevo marco legal porque en 2007 se aprobó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
De acuerdo con la estadísticas de homicidios también se detectó que de 2007 a 2012 se incrementó la violencia homicida contra las mujeres porque los asesinatos pasaron de mil 83 víctimas en 2007 a 2 mil 764 en 2012.
Estos crímenes se produjeron en el periodo de mayor violencia e inseguridad en el país, producto de los enfrentamientos entre las organizaciones criminales y las fuerzas de seguridad. Además las cifras indican que en 2015 fueron asesinadas 564 mujeres más que en el año 2000. Es decir, en el país se asesinaron alrededor de 5 niñas y mujeres al día.
Desde 2012 el Código Penal Federal incluye el feminicidio como delito autónomo y menciona en su artículo 325 que comete el delito de feminicidio, quien prive de la vida a una mujer por razones de género cuando se dan en ciertas circunstancias como violencia sexual, lesiones, mutilación, amenazas, incomunicación o exhibición del cuerpo de la víctima.
A nivel de estatal, Guerrero fue la primera en tipificar el feminicidio como un delito en 2008; posteriormente, el 7 de septiembre de 2010, reformó su Código Penal para incluir el tipo penal feminicidio.
Al día de hoy, las 32 entidades del país han tipificado en sus respectivos Códigos Penales el delito de feminicidio. Sin embargo, el Comité de Expertas que da seguimiento a la CEDAW ha manifestado su preocupación por las deficiencias y diferencias en los términos que existen en las leyes estatales.
Es por ello que en julio de 2016, la Cámara de Diputados exhortó a las entidades federativas homologar los tipos de violencia contra las mujeres y estandarizar los protocolos de actuación para investigar las muertes violentas de mujeres.
17/AGM/KVR
VIOLENCIA
MUJERES Y SALUD MENTAL
Una ofrenda para ti mujer…

Dolor, angustia, miedo, enojo, impotencia, indignación, rabia, desesperación, injusticia e insomnio, han sido algunas y muchas de las emociones y sensaciones que he experimentado ante el terrible tsunami de asesinatos perpetuados contra mujeres mayoritariamente jóvenes.
Sentimientos y sensaciones que estoy segura, más de una o uno hemos experimentado…
Tengo 30 años de ejercer como psicóloga y psicoterapeuta, profesión que no sólo me apasiona, sino que también disfruto mucho por las satisfacciones que conlleva y que me regala la oportunidad de seguir aprendiendo día a día, de cada persona a quien he acompañado en su proceso de llegar a ser quien realmente es.
Un abordaje psicoterapéutico en el que desde hace 20 años incluyo la perspectiva de género y el respeto a la orientación sexual y afectiva de cada ser humano que asiste o ha asistido a psicoterapia.
Un quehacer emocional en el que como dice Joel Latner** “tengo que desarrollar la capacidad para involucrarme con toda la humanidad de la o el consultante, desde toda mi humanidad como psicoterapeuta”.
Y es así, a lo largo de todos estos años de ejercer una psicoterapia de género, que he vibrado con cada alegría, logro, tristeza, miedo, injusticia, abandono, éxito, enojo, impotencia, desesperación, duelos y un sinfín de situaciones, que he acompañado en cada mirada y en el latir de cada corazón con deseos de construir una mejor vida, al acomodar sus historias y tener que lidiar con la violencia social que desafortunadamente va en aumento y nos afecta a todas y a todos, cotidianamente.
El pasado miércoles 19 de octubre, varios países de Latinoamérica, incluido México, nos unimos a la movilización y protesta #NiUnaMenos. En nuestro país el llamado fue #FeminicidioEmergenciaNacional, acciones a las que nos sumamos muchas mujeres y hombres, desde nuestros espacios de trabajo, redes sociales y/o participando en marchas.
A propósito de estos días, en que en México se celebra el Día de Muertos y en los que empieza a crearse un ambiente mágico, místico y espiritual -que no necesariamente religioso y con olor a copal- siento la necesidad y sobre todo la urgencia que incluso me ha hecho despertar hoy más temprano de lo habitual, para escribir.
Una gran urgencia de llamar la atención de aquellas personas que espero que al leer mi columna, se den el tiempo para enviar un pensamiento amoroso y de justicia a cada una de las mujeres que han sido asesinadas y desaparecidas en nuestro país y en todo el mundo.
Estoy utilizando el término asesinato de mujeres, no por desconocimiento ni en oposición al término de feminicidio que acuñó hace ya varios años Marcela Lagarde, Antropóloga y feminista, mi intención es, tocar con la palabra asesinato, a la parte más subjetiva de cada persona que lea estas líneas.
Feminicidio es un término político y necesario, sin embargo, me parece que para algunas personas sigue siendo un concepto con el que no están del todo familiarizadas, ya que no terminan de comprenderlo y/o quizás de conocerlo, detrás del cual se han ido triste y peligrosamente sumando uno a uno los asesinatos contra las mujeres a través de la historia.
Estoy consciente que tanto feminicidio como asesinatos de mujeres, son términos “fuertes”, porque nos cimbran y nos desequilibran emocionalmente, muchas veces sin darnos cuenta de sus efectos.
¿No ha sido y sigue siendo “fuerte”, duro, doloroso e injusto que asesinen a las mujeres, las desaparezcan, las utilicen, las violen y las torturen, por ser mujeres? Porque el asesino de cada mujer se siente no sólo avalado, sino protegido por el sistema patriarcal que le ha otorgado el derecho a cosificarnos porque somos mujeres y entonces puede “hacer” con nosotras lo que le venga en gana…#YaBasta.
Dimensionar el hecho en su justa medida, permite que tomemos conciencia, y por tanto, creo que nos permite hacer un alto en el camino para reflexionar y para que a manera de homenaje, de ofrenda, construyamos un verdadero compromiso, primero desde lo personal, y después desde lo social, para evitar cualquier tipo de violencia contra las mujeres.
Paralelamente podremos evitar que hombres machistas y por tanto violentos, se sientan con el derecho de utilizar y acabar no sólo con la vida de las mujeres, sino con la de sus familiares y amistades, lastimándoles y violentando también a toda la sociedad.
Ojalá llegue pronto el día en que ya no tengamos que poner ni en un espacio físico, y tampoco en nuestro espacio psíquico, una ofrenda para las mujeres, porque ya no existe la violencia de género.
Hoy existe una ofrenda para las mujeres, que no se quede sólo en el hecho de tener un pensamiento de amor para aquellas niñas, adolescentes, mujeres adultas y adultas mayores, asesinadas.
Que sea una ofrenda que se convierta en un compromiso, en un profundo pacto, para seguir realizando acciones que contribuyan a disminuir las agresiones contra mujeres, hasta lograr que no se nos siga viendo y tratando como objetos a los que se nos puede desde insultar hasta asesinar, con el permiso del sistema patriarcal.
Quisiera compartir que la palabra ofrenda tiene su origen en el vocablo latín offerenda, y hace referencia a aquello que se ofrecerá. **
Por lo que te pregunto a ti lectora y lector, ¿qué ofrecerás para que en tus diferentes espacios como el familiar, laboral y social, no permitas ningún acto de violencia hacia ninguna mujer, hacia ninguna persona? y con ello, ofrezcas tu congruencia para parar la violencia hacia las mujeres.
Hoy he querido con mis palabras crear una ofrenda para las mujeres del mundo, que merecen ser tratadas con respeto, igualdad, equidad y dignidad, porque merecemos vivir sin miedo y sin los efectos emocionales que el miedo genera.
***Definición de ofrenda - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/ofrenda/#ixzz4OZkw6FGk
**Latner, Joel. “Fundamentos de la Gestalt”. Editorial Cuatro Vientos.
*Directora del Centro de Salud Mental y Género, psicóloga clínica, psicoterapeuta humanista existencial, y especialista en Estudios de Género.
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