violencia social
DERECHOS HUMANOS
Amenazadas por cometer “apología del delito y provocación”
Mujeres Yaquis se organizaron para ampararse y detener megaproyecto

La violencia generada por la empresa transnacional IEnova (Sempra Energy) en la comunidad Yaqui del estado de Sonora, es un ataque a la cultura indígena y a los derechos de las mujeres, indicó la representante legal que interpuso el amparo a nombre de las autoridades de Bácum, ante el Juzgado Séptimo de Distrito.
En entrevista con Cimacnoticias, la abogada Alma V. Ch. dijo que las mujeres indígenas que habitan en la Loma de Bácum, quienes han participado de manera activa en la defensa del territorio colectivo de los 8 pueblos Yaquis, están bajo amenaza y las criminalizan al señalarlas socialmente por cometer “apología del delito” y “provocación”, aunque aún no reciben notificaciones oficiales de parte del Ministerio Público.
Confirmó que fueron las mujeres que habitan en la Loma de Bácum, quienes buscaron el apoyo legal para interponer el amparo con número 312/2016 ante el Juzgado Séptimo de Distrito el pasado 4 de abril, que busca detener la construcción del megaproyecto que afectará una franja de 90 kilómetros de largo por 10 metros de ancho en el territorio colectivo de los 8 pueblos Yaquis, acción legal que fue firmada en colectivo porque es toda la comunidad la que se opone.
Alma V. Ch. dijo que las mujeres han recibido amenazas de parte de los miembros de la comunidad que trabajan para la transnacional IEnova (Sempra Energy), quienes les advirtieron que incendiarán sus casas si continúan oponiéndose a la obra. Sin embargo, la abogada comentó que son mayoría quienes se oponen a la construcción del ducto, pero no fueron escuchados por sus autoridades.
La unión de las mujeres Yaquis del pueblo de Vícam (uno de los 8 pueblos Yaquis, ubicado en el municipio de Guaymas), que integran la agrupación Jamut Boo’o (Camino de Mujer), firmaron un documento en apoyo a las autoridades tradicionales de la Loma de Bácum, el pasado viernes 28 de octubre, en donde manifiestan su descontento por la forma en la que realizaron el consenso en los otros pueblos de la etnia.
La empresa transnacional IEnova, señaló la abogada, ha provocado violencia entre los miembros de la misma etnia al contratar a los habitantes de la Loma de Guamuchil para que cuiden la construcción del ducto y ha llevado un proceso de consenso de la obra de manera individual (por cada pueblo Yaqui) cuando debió hacerlo de manera colectiva.
La abogada dijo que los derechos que les están violentando con esa construcción son a la autonomía y decisión de los pueblos indígenas, así como el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.
Sobre la orden de detención de la obra emitida por el Juzgado Séptimo de Distrito (dos días después de presentado el amparo) en respuesta al recurso legal interpuesto por la comunidad de la Loma de Bácum, la representante legal dijo que la empresa argumentó que “no está construyendo en el territorio perteneciente a la Loma de Bácum, que el territorio en donde están construyendo es colectivo”.
El seguimiento del amparo lo lleva el Tribunal Colegiado (federal) del Décimo Tercer Circuito, quien tendrá que resolver qué extensión comprende el territorio colectivo de los 8 pueblos Yaquis y de la Loma de Bácum, para proceder con la detención de la obra o en su defecto permitir que la empresa continúe con la instalación del ducto de gas natural.
16/GVV/LGL
INFANCIA
Lydia Cacho Plan b*
Las niñas ante la corrupción

Las niñas y niños están sentados en un semicírculo, tienen entre 15 y 8 años, pertenecen a la clase media, y esta tarde se han convertido en nuestro grupo asesor para entender qué programas de televisión ven, qué temas les interesan, si se sienten o no escuchados por las personas adultas. Ningún tema les es ajeno a pesar de que, como ellas y ellos nos dicen, las personas adultas decidan no discutir ciertos tópicos con ellos como seres capaces de dialogar y comprender las crisis que viven las familias mexicanas debido a la violencia social y política, a los desequilibrios económicos, a la creciente violencia dentro de la familia.
Niñas y niños de todo el país tienen mucho en común, quienes viven en las ciudades o pertenecen a grupos indígenas que viven en el campo tienen ideas muy similares sobre la ausencia de fortaleza de las personas adultas. Un tema en particular nos une en estos encuentros de diálogo intergeneracional ¿en qué momento de la vida una o un joven con solidez ética elige el camino de la corrupción? Por qué una o un estudiante que demostró tener principios y valores sólidos unos años después de salir de la universidad obtiene un buen trabajo, por ejemplo, en el servicio público, y de pronto elige ser parte del problema y no de la solución.
Las niñas y niños con menos de 18 años sostienen una hipótesis: las personas adultas están en constante estado de estrés, reciben golpes sistemáticos a su economía, viven una y otra vez experiencias de injusticia que, por pequeñas que parezcan, van dejando huellas que las debilitan emocionalmente, que les convierten en seres cínicos, ambiciosos, y a los cínicos no les importa lo que suceda con las personas de su entorno siempre y cuando ellos y su círculo cercano tengan todo lo que quieren.
¿Ustedes creen entonces que los adultos de tanto sufrir se dan por vencidos? Sí, replican niñas y niños a coro en señal afirmativa.
Además, dicen, se vuelven desconfiados, y egoístas. Sí, afirma un chico, se vuelven corruptos por egoísmo; eligen sólo pensar en ellos y no en las consecuencias que sus propios actos tienen en las demás personas.
Un chico de 8 años, en una sesión anterior define su visión personal de justicia: “si yo le doy una galleta a José y media galleta a Juan, eso está mal. Debo darles lo mismo a ambos porque si no lo hago, creo injusticia.” Otra pequeña Tzotzil de Chiapas definió a los políticos como personas que tienen un trabajo en que deben mejorar la vida de las personas pero en lugar de hacerlo deciden robar, mentir y hacer mal su trabajo. Hablan del partido Verde, les inquiero si es lo que piensan ellas o sus padres y madres. Yo pienso eso, dice una niña Tzeltal con voz segura, los del partido Verde nomás vinieron a prometernos escuela, útiles, agua, luz. Nada más llegó a ser gobernador y seguimos igual. Estas niñas y niños, a diferencia del primer grupo, estudian por las mañanas y trabajan en el mercado en los puestos familiares para apoyar su economía.
Todas ellas y ellos hablan de la existencia de fosas, de las desapariciones forzadas, pueden explicar casi con la misma precisión el secuestro que el fútbol. Ven a superhéroes realistas con defectos y virtudes, rescatan a mascotas desprotegidas y muchas de ellas creen que a veces deben rescatar a sus padres y madres del negativismo abrumador que les arrebata la alegría.
No importa su origen social, racial o económico, las niñas y niños se niegan a participar de la decepción emocional que causa desesperanza, esa que las personas adultas a su alrededor derraman a diario frente a los atentos oídos de sus hijos, hijas, nietos, sobrinas, o estudiantes. Tal vez este México en guerra, donde la muerte y el crimen son tema de sobremesa, está criando sin saberlo a una generación resiliente al horror. Una generación que sabe que tiene derechos, que de verdad lo sabe. Es un hecho que las organizaciones por los derechos de niños y niñas han hecho un gran trabajo, empoderaron a millones de jóvenes que entienden mejor al país que muchos adultos cínicos que se han rendido.
* Plan b es una columna cuyo nombre se inspira en la creencia de que siempre hay otra manera de ver las cosas y otros temas que muy probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá.
@lydiacachosi
16/LCR/LGL
