misoginia

ZONA DE REFLEXIÓN
VIOLENCIA
   Zona de Reflexión
¿Por qué nos matan?
CIMACFoto: Lucía Lagunes Huerta
Por: Lucía Lagunes Huerta*
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 18/09/2017

Tras el feminicidio de Mara Castilla, la pregunta vuelve a rondar una y otra vez ¿por qué los hombres asesinan a las mujeres? Y la respuesta es sencilla, porque pueden.

Y cuando hablo de que pueden no me refiero a la fuerza física, me refiero a que históricamente han construido un sistema que les permite violentar a las mujeres, incluso asesinarlas, como un privilegio de poder masculino.

¿Por qué nos matan? porque la vida de las mujeres no les importa. Ni la vida, ni la integridad. No les importa ni la edad, ni la apariencia física; y no les importa porque han aprendido que la vida de las mujeres no importa, porque nada de lo femenino tiene valía en esta sociedad profundamente patriarcal.

Porque antes de asesinar a una mujer aprendieron a devaluar todo lo femenino “porque el que llega al último es vieja”; “porque llorar es de viejas”; “porque el que pega suave, pega como vieja”… y un largo etcétera.

No es que amanecen un día convertidos en asesinos. No. Lo van aprendiendo, sobre todo aquellos que viven en donde la misoginia es aceptada abiertamente.

Por ello se criminaliza a las víctimas, porque también han desarrollado un mecanismo para exculparse y no asumir su responsabilidad.

Por ello tenemos que salir a las calles, porque la rabia se desborda, porque estamos hartas de la violencia y de la inacción del Estado para garantizarnos poder vivir sin miedo.

¿Por qué nos matan? Es una pregunta que ha llevado a las feministas a investigar y documentar por años la respuesta. Porque ellos tienen poder y las mujeres no.

En 1971 la bibliotecaria americana Elizabeth Gould, en su libro “El primer sexo” hizo un recuento de los pretextos empleados para quemar vivas a las mujeres durante la época medieval: “por amenazar a sus maridos, por contestarle a un cura, por rechazar a un cura, por robar, por prostitución, por adulterio, por ‘salir embarazada’ fuera del matrimonio, por permitir la sodomía, aún cuando el marido o el sacerdote que lo practicaban eran perdonados, por masturbarse, por lesbianismo, por descuidar a sus hijos, reprender y regañar y aún por haber tenido un aborto espontáneo, aunque el mismo hubiera sido producto por un puntapié o un golpe propinado por el marido.”

“De este modo la crueldad física y hasta el asesinato, que ha llegado a institucionalizarse, pueden convertirse en cuestiones de costumbre. Los hombres, al incorporar a la cultura dominante sus actitudes inhumanas, evitaban asumir la responsabilidad de sus propias conductas individuales”, afirmó Elizabeth Gould.

Algunos de esos pretextos han sido sustituidos por otros que responden a la actualidad: la ropa que vestimos, el horario en el que transitamos las mujeres o las formas de divertirnos.

Todos ellos pretextos inmundos para deslizar la responsabilidad de la agresión a las víctimas, y tal cual lo señala Gould, evitar asumir la responsabilidad propia de sus conductas individuales y sociales, agregaría yo.

Como colectivo, los hombres deben hacerse cargo de sus responsabilidades. Tolerar cualquier violencia contra las mujeres es aceitar el camino al feminicidio.

No es que haya violencias chiquitas, tolerables, y otras grandotas como el feminicidio, intolerables para algunos. Los chistes misóginos, el cuchicheo masculino sobre la vida sexual de las mujeres, sobre el cuerpo de las mujeres, es parte de esas costumbres de la cultura dominante.

Dudar, casi en automático, de la palabra de las víctimas de cualquier tipo de violencia; divulgar los mitos que mantienen la desigualdad entre mujeres y hombres, es parte de la cultura que permite que ellos puedan matarnos.

A tal grado llega el desdén de la violencia contra las mujeres y el cinismo patriarcal, que un hombre acusado de violencia física por parte de su compañera, puede ser Premio Nobel de la Paz. Me refiero al ex primer ministro de Japón Eisaku Sato, quien recibió el Nobel en 1974, pese a que Hiroko Sato, su cónyuge, denunciara que él la golpeaba. La paz de ella no importó.

De ese poder hablo cuando digo que ellos pueden violentarnos porque han creado un sistema que se los permite.

¿Por qué no han funcionado las leyes que han creado las feministas para desterrar la desigualdad y garantizar la vida y la integridad de las mujeres? ¿Por qué los dineros del erario público gastados para erradicar la violencia contra las mujeres no han tenido buenos resultados? ¿Por qué en las escuelas la violencia contras las niñas sigue creciendo sin que las autoridades hagan algo?

¿Por qué un agresor sexual puede ir a la marcha que busca erradicar todas las violencias contra las mujeres? Es como si un torturador fuera a la marcha de las víctimas de tortura. ¡A ningún torturador se le ha ocurrido este disparate! ¿por qué a un agresor de mujeres sí se le ocurre ir a vender panqués y colocarse justo al lado donde se imprimen las serigrafías de Mara Castilla? Porque aún persiste esta impunidad masculina que les hace creer que no les pasará nada y es necesario que sí les pase.

Eliminar esta impunidad y los pretextos que justifican la violencia masculina, construir realmente una equivalencia humana de las mujeres, es el camino más efectivo para eliminar la violencia contra nosotras.

*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC
Twitter: @lagunes28

17/LLGH/LGL








ZONA DE REFLEXIÓN
   ZONA DE REFLEXIÓN
Silenciemos la misoginia
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Lucía Lagunes Huerta*
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 18/04/2017

Desde hace 11 días la misoginia de un conductor se ha vuelto noticia y él, cómodamente sentado, disfruta la fama que le da el ser violento contra las mujeres.
 
Su nombre da 59 mil resultados en la web en menos de un minuto. Dos elementos son recurrentes en su biografía: haber sido líder del movimiento estudiantil en el año 1968 y sus declaraciones misóginas sobre la violencia sexual contra las mujeres y el acoso callejero.
 
Sus comentarios misóginos, basados en la ignorancia, el machismo y la vulgaridad emitidos al aire el 7 de abril, en la estación de radio de la máxima casa de estudio, generaron la indignación de muchas mujeres generó la respuesta inmediata de la UNAM al cancelar el programa Sentido Contrario por contravenir el espíritu de Radio UNAM al “normalizar la violencia contra las mujeres”, se explicó en un comunicado.
 
Lejos de haber perdido un espacio el ex conductor, Marcelino Perelló, ganó fama y micrófonos, tanto en la radio comercial como en los medios nacionales e internacionales que reproducen su misoginia palabras tras palabra, nota tras nota.
 
El fenómeno nos lleva a varias reflexiones: una, quién cuida en las radios universitarias los contenidos emitidos y, dos, cómo son seleccionadas las personas que colaboran en ellos.
 
El programa Sentido Contrario, del ex conductor Perelló, estaba al aire desde el año 2015, según los podcasts hospedados en la página de Radio UNAM; su corte era político y su conductor perfectamente identificado, con una duración  de hora y media.
 
Cómo es que Perelló ganó un espacio en la Radio Universitaria. Será que hasta el 7 de abril ocultó su misoginia y las autoridades universitarias desconocían el sexismo y la misoginia de Perelló.
 
Será que el declararse violador el 7 de julio de 2011 en su cuenta de twitter fue desconocida para las autoridades universitarias que nunca dudaron abrirle los micrófonos de la radio.
 
Vale la pena decir que en las radios de la Ciudad de México, hasta 2012, las conductoras de noticias ocupaban el 17.6  por ciento del espectro noticioso semanal, según una investigación hecha en ese entonces por el IMER, y cuando Carmen Aristegui aún contaba con su programa en la radio abierta. Hoy esa realidad ha cambiado en contra de las periodistas. El espectro radial está copado por conductores hombres, cuántos de ellos misóginos.
 
Otra reflexión tiene que ver porque la misoginia basada en la ignorancia se vuelve noticia durante 11 días, porque la violencia verbal de un ex conductor, ex líder estudiantil ocupa el espacio noticioso, cuando en Veracruz, por ejemplo, cada 36 horas una mujer es asesinada.
 
Veracruz que ahora está en el ojo informativo no solo porque el ex gobernador, Javier Duarte, está detenido en Guatemala, sino también porque esta entidad está en pleno proceso electoral.

Porque es tan fácil ganar micrófonos y fama por ser abiertamente violento contra las mujeres y porque la violencia contra las mujeres sigue siendo noticia sensacionalista.
 
Porque es tan fácil que los misóginos como Perelló sigan ganando, en lugar de perder, por ser violentos contra las mujeres. Silenciarlos es la respuesta, dejar de alimentar el ego  machista, que los convence que no tienen por qué retractarse y sí jactarse de su violencia.
 
Es urgente voltear a ver los efectos de la violencia contra las Mujeres, desde la grave violación  de Derechos Humanos que significa, para dejar de contar muertas y exigir a las autoridades acciones efectivas  y no sólo mediáticas.
 
La desinformación, la apología de la violencia contra las mujeres, la justificación de la violación a una menor de edad, no debe tener cabida en el periodismo.
 
*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC
Twitter: @lagunes28
 
17/LLH/GG








NACIONAL
VIOLENCIA
   Académicas de la UACM presentan queja ante Conapred
Dichos de Perelló, apología de la violencia sexual: De la Peña
CIMACFoto: César Martínez López
Por: la Redacción
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 10/04/2017

Luego de que el  conductor del programa “Sentido Contrario”, Marcelino Perelló realizó comentarios sexistas, ofensivos y misóginos contra víctimas de violencia sexual, por lo que Radio UNAM canceló la emisión el pasado 7 de abril, la senadora perredista Angélica de la Peña llamó a los concesionarios de radio y televisión a mejorar sus códigos de ética y autorregulación en la producción y transmisión de contenidos.
 
En un comunicado, la senadora feminista y una de las principales impulsoras y redactoras de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, dijo que este lamentable episodio, ocurrido el 28 de marzo debe ser analizado, pues la libertad de expresión tiene límites y esa delimitación es el respeto de los derechos de terceros, en este caso, los derechos de mujeres, niñas y adolescentes.
 
“Las expresiones de Perelló fueron actos de violencia de género contra las mujeres, que transmitidas a través de un medio de comunicación, se convierten en una apología de la violencia sexual; sus expresiones refuerzan estereotipos machistas y violentos que atentan contra la dignidad y la seguridad de las mujeres y las niñas”, señaló De la Peña Gómez.
 
El pasado 28 de marzo, el conductor del programa que se transmitía en la emisora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se expresó en forma vulgar, misógina y sexista respecto a la violación sexual sufrida por Daphne en Veracruz, y del fallo emitido por el juez Anuar González Hemadi, también se refirió, en el mismo tono, al caso de Tamara de Anda, quien denunció acoso callejero,  lo que provocó que Radio UNAM anunciara la salida del aire de su programa, el pasado 7 de abril.
 
La senadora De la Peña agregó que el lenguaje sexista y discriminatorio quebranta el derecho de las mujeres y niñas a vivir una vida libre de violencia, de transitar de manera libre y segura y contribuye a la normalización del acoso callejero y la violencia sexual.
 
“México avanza lentamente hacia un Estado de derecho, donde el principio de la igualdad de género y la no discriminación son principios rectores del sistema democrático; Marcelino Perelló es muestra del gran desafío que representa la transformación cultural como paso previo para alcanzar la igualdad sustantiva”, agregó en su comunicado.
 
Recordó que la  UNAM, quien tiene múltiples denuncias por acoso sexual contra alumnas y que también ha sido criticada por la carencia de perspectiva de género en el tratamiento que dio a dichos casos, “se adhirió a la campaña “He for She” de Naciones Unidas e implementó diversas para promover la igualdad de género y la prevención del acoso sexual entre la comunidad universitaria”.
 
Angélica de la Peña hizo un llamado a la sociedad civil organizada y a las instituciones públicas para desterrar todos los tipos de violencia de género y agregó que “sería positivo que Radio UNAM dedicara un espacio de su programación a la promoción de los principios de la igualdad de género y la no discriminación, así como a la prevención de todos los tipos de violencia contra las mujeres y niñas”.
 
QUEJA ANTE CONAPRED
 
El mismo 7 de abril fue presentada ante el Consejo Nacional para Prevenir la  discriminación (Conapred) una queja contra el aún profesor de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Marcelino Perelló, interpuesta por las profesoras- investigadoras de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), Aleyda Gaspar González, Adriana González Mateos y Graciela González Phillips.
 
Señalan las académicas que es sumamente grave que los dichos de Perelló se hayan hecho en las frecuencias de Radio UNAM, una estación de radio pública y cuestionan por qué la UNAM tardó más de una semana en suspender el programa “como si los directivos de la emisora necesitaran enterarse a través de redes sociales de lo que se dice en sus propias transmisiones”.

17/LGL/GG
 








OPINIÓN
   La trinchera de Juana la Loca
Locas por el sexo: una historia feminista de la histeria
Foto: Dani Rojinegro
Por: Yolanda de la Torre*
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 17/01/2017

En este texto no hay ningún hilo negro: es bien conocido cómo los brotes de histeria femenina en la Inglaterra victoriana llevaron al feliz nacimiento de los consoladores: a mediados del siglo XIX, las mujeres aquejadas por desfallecimientos, irritabilidad y una “tendencia a causar problemas”, entre otros síntomas, eran diagnosticadas como histéricas; cien años después la ciencia médica admitió que el padecimiento no existía.
 
La histeria femenina desapareció de los manuales psiquiátricos, pero  no su herencia, que actualmente se refleja en clásicos como “no te pongas histérica”, “ya cásate”, “andas en tus días” y otras joyas de la descalificación que pueden resumirse en una perla de la jerga mexicana: “eres una malcogida”. ¿Cómo fue que la histeria nos legó un sucio dicho sexual que hoy, curiosamente, se extiende a ambos sexos?
 
Cuando se inventó el diagnóstico de la histeria (del griego hystera, útero), era común tratarla con “masajes pélvicos”: la estimulación manual de los genitales hasta que las mujeres llegaran al orgasmo o, como decían los mojigatos médicos de entonces, al “paroxismo histérico”. La ciencia decimonónica facilitó esos masajes con la creación de los primeros artefactos para aliviar “las tensiones femeninas”, irónicamente llamados consoladores. Aunque era obvio el elemento sexual de la (no) enfermedad, que las mujeres tuvieran que ser satisfechas en la cama no le cruzaba por la cabeza a nadie. De ellas se esperaban pensamientos y conductas virginales, o al menos inocentes. Su altanera irritabilidad se debía a su útero enfermizo, que desataba en ellas bajas e indeseadas pasiones hasta volverlas locas por el sexo o por su falta.
 
Otros tratamientos para la histeria iban desde el uso de sanguijuelas hasta la histerectomía: una vez removido el útero inmoral se esperaba que las mujeres difíciles se tornaran dóciles, sencillas, bellos espíritus sin perturbaciones; pero la idea que los daba sustento no era muy original: se remontaba por lo menos hasta Platón e Hipócrates. Galeno creía que la privación sexual afectaba a las mujeres pasionales. Durante la Edad Media y el Renacimiento se les recetaba el coito a las casadas, a las solteras el matrimonio y a ambas, si no había otro remedio, el masaje de una comadrona.  Para el siglo XVIII el botánico Jean-Étienne Guettard recomendaba el uso científico de chinches: sin duda, el invento de los dildos en el siglo siguiente debió de ser un alivio para aquellas que no disfrutaban de buen sexo o de ningún sexo en absoluto.
 
A mediados del siglo XX, extinguido el diagnóstico de histeria femenina, la noción de que la irritabilidad y la insatisfacción sexual se relacionan adquirió nuevas formas tras la liberación femenina que tomó por asalto a las buenas conciencias: de pronto las mujeres tenían derecho a obtener placer y lo ejercían. De ser marido dominante y mujer sometida, las parejas se transformaron en compañeros más igualitarios, especialmente en las ciudades, mientras el campo transitaba, como hasta ahora, por un camino más lento. Hoy a poca gente ofende que las mujeres vivan su sexualidad sean solteras, casadas, viudas o divorciadas, y ellas mismas se han arrogado el derecho de usar las viejas frases misóginas  que otros (y otras) les espetaban. Quizá por eso ahora escuchamos de hombres malcogidos que están en sus días (ellos no parecen tomárselo a mal: la historia convirtió el dicho en una broma cuyo sexismo es difícil entrever).
 
Por supuesto, el contexto importa. El mundo actual es mucho más libre que hace dos centurias, cuando se pensaba que las pasiones lanzaban a las mujeres al libertinaje y que éste, a su vez, predisponía a la locura. Cientos de mujeres “inmorales” acabaron en cárceles y manicomios insertos en un mundo de amplio poder masculino. Cuando el sexo dejó de ser motivo de acusaciones de depravación, los diagnósticos de la histeria femenina desaparecieron en los anales de la enfermedad mental, aunque el término histeria aún es empleado para trastornos masculinos y femeninos que no tienen nada que ver con los úteros. No queda sino agradecer que los tratamientos para la irritabilidad hayan cambiado tanto desde el siglo XVIII: siempre será mejor divertirse con un juguete sexual que pasar por un ejército científico de chinches.
 
*Periodista, narradora y tallerista independiente. Fue editora en jefe del sitio web de Canal 11 y fundadora de la agencia de información cultural Noticias 22.
 
17/YT/LGL








OPINIÓN
DERECHOS HUMANOS
   Lydia Cacho Plan b*
El fin del sueño americano
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Lydia Cacho
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 14/11/2016

Como ustedes, llevo varios días harta de las premoniciones, especulaciones y proyecciones sobre el futuro de México y el mundo a partir de la llegada de Donald Trump a la presidencia.

Durante más de una década he viajado de norte a sur en los Estados Unidos, de California a Utah, de Wisconsin a Florida, de Carolina del Norte a Washington State, estas travesías las he llevado a cabo trabajando directamente con organizaciones civiles educativas y enfocadas en la defensa de todas las áreas de los Derechos Humanos; con académicas, políticas, feministas, ambientalistas que documentan y  enfrentan a diario los problemas más serios de su país, esa “América” que durante décadas se ha convertido en la policía del mundo y ha dejado de mirarse a sí misma con un optimismo cosmético promovido sistemáticamente por las y los políticos en el poder.  

Por ello entiendo que la llegada de Trump, por deleznable que nos parezca debido a su ignorancia supina y una visión de empresario capitalista, misógino y racista que contraviene todo avance de los Derechos Humanos, de igualdad y democracia, ha tenido un efecto positivo: despertó a la sociedad del sueño de los inocentes. O como dirían algunas antropólogas sociales americanas “the American dream is over, we have awaken”.

Siempre, particularmente desde que documenté los altos índices de trata de personas dentro de los Estados Unidos a la par de los casos de feminicidio, he pensado que el sueño americano no implica que cualquiera que intente tener éxito económico y académico lo logre; significa que la gran mayoría de la población está adormilada, soñando que viven en un país de libertades amenazado a tal grado por los enemigos externos que es preciso unirse sin mirar los problemas internos. Los terroristas, los rusos, los narcos mexicanos, la lista de enemigos externos a los que la “policía mundial” debe mantener a raya” es tan larga como cuantioso el presupuesto para hacer la guerra en los países lejanos, esos territorios que un 60 por ciento de los norteamericanos no pueden encontrar en el mapa, pero de los cuales el Pentágono ha sabido apropiarse.

En ese sueño americano, ellas y ellos, en particular las personas blancas y privilegiadas, sueñan que son el país construido por inmigrantes, el de la diversidad que permitió la rebelión contra el colonialismo británico, el que se unió bajo el símbolo de la estatua que da la bienvenida a todos los barcos viajeros (de preferencia cargados de personas de raza blanca y con dinero para invertir en la gran empresa capitalista). Esa es la Gran América (“The Great America”) de la que habló durante toda su campaña Donald Trump.

La patria que Trump celebra y a la que inspira es a esa en la que los hijos de los privilegiados tendrán acceso al poder, la fama, el lavado de dinero y la gloria. La patria que ha hecho a los personajes más famosos y representativos del sueño americano de esta década de las Kardashian, muñecas de mente vacua, iletradas, artificialmente construidas gracias al multimillonario negocio de la cirugía estética que convierte en blancas a las personas negras y morenas, dedicadas a vender su vida íntima al mejor postor.

Guiadas por esa madre muy americana que teme a la vejez y es capaz de vender a sus hijas para ganar celebridad ante sus carencias para aportar algo a su país que no sea la fantasía de ser Miss Universo. Trump ha sido siempre el padre de la misoginia capitalista, rey de los concursos de belleza que promueven el hostigamiento y acoso sexual como estrategias para acercar a las mujeres al poder. Él es el “all american man”, el verdadero blanco americano perfecto, el hombre-man que ha comprado esposas de los países con mayor número de novias en venta, el experto en hacer pasar la trata y compraventa de mujeres en una elección capitalista positiva.

Estamos obsesionados con el muro, mientras más de dos terceras partes de nuestra frontera norte ya tienen un muro y estrategias legalizadas de radicales “mata-migrantes”. Frente a un gobierno democrático americano que ha deportado a cientos de miles de personas mexicanas y latinas. Pero estamos frente a un empresario que obedece las reglas del mercado, una población cuyos mercados de agricultura dependen un 90 por ciento de la esclavitud humana de personas latinas, mayormente mexicanas.

Un empresariado del “cinturón bíblico” que votó por Trump  ha promovido y defendido la esclavitud laboral a fin de no darle empleo a los millones de desempleados blancos y resentidos por un falso discurso. No, los pro-Trump no quieren empleados norteamericanos con derechos y sindicatos, quieren esclavos sin papeles, amedrentados, callados y explotados. Tal vez por eso la pantomima recién montada por el secretario Osorio Chong con los empresarios mexicanos: ellos saben que la esclavitud humana ha mejorado notablemente la agricultura americana, ellos saben que, en cuanto a México, esto seguirá prácticamente igual. Los norteamericanos tendrán que mirar las ruinas de su país y actuar con fortaleza para reconstruir un tejido social que ha sido descubierto, por fin. Ya era hora.

* Plan b es una columna cuyo nombre se inspira en la creencia de que siempre hay otra manera de ver las cosas y otros temas que muy probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá.

16/LC/LGL








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VIOLENCIA
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Si fuera hombre me daría vergüenza
Sala Regional Xalapa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación | Especial
Por: Lucía Lagunes Huerta*
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 08/11/2016

Esta vez no fue un error, ni pifia, no darse cuenta que el micrófono estaba abierto y dejaba al descubierto lo que realmente es un servidor público. No, en esta ocasión fue totalmente consciente y  hasta puedo asegurarles que, orgulloso, creyó que dio toda una cátedra. Y de alguna forma sí, mostró de manera genuina de qué está hecho el hombre que ocupa el cargo de Presidente de la Sala Regional Xalapa, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Juan Manuel Sánchez Macías.
 
Si yo fuera hombre, me daría vergüenza saber que tal personaje sea funcionario, que haya llegado al Tribunal Electoral y que su periodo concluya hasta 2019, que sea invitado a participar en un Diálogo sobre Paridad de Género, y sin el menor pudor hable sobre las mujeres de la manera más vulgar y soez como lo hizo en Villahermosa, Tabasco, el pasado lunes 7 de noviembre.
 
Cabe hacer notar que el foro “Diálogo sobre Paridad de Género”, en el que participó el Presidente de la Sala Regional, Sánchez Macías, fue organizado por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco con el propósito de contribuir a generar los lineamientos en materia de paridad para las candidaturas de  alcaldías y diputaciones locales para el 2018.
 
Juan Manuel Sánchez Macías, egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México y catedrático en diversas universidades, nos pone el espejo del patriarcado machista cotidiano que se resiste a morir. Con frases denigrantes contra las mujeres se convirtió en noticia. ¿De ese tamaño son los hombres que ocupan el poder? tan pequeños para el encargo que se les encomienda.
 
Si yo fuera hombre después de escucharlo me daría vergüenza, pues sus palabras ponen en tela de juicio la idea de que todos los hombres que llegan al poder lo hacen por sus capacidades (lo machista y misógino no se les elimina con los grados académicos que logran).
 
¿Cuál es la capacidad de señor Presidente de la Sala Regional, Juan Manuel Sánchez Macías? ¿Ser un lenguaraz que llega a un foro sin una mínima preparación a decir lo que piensa, porque el tema Paridad de Género le merece poca relevancia y porque está convencido que sus creencias son fantásticas y brillantes?
 
Pero no sólo está convencido que sus ideas son brillantes, sino que es una autoridad en la materia, por lo que asegura que las mujeres llegan al poder no por sus capacidades intelectuales  y sí por su físico, cuando en el mismo foro se encontraban mujeres sobresalientes que han demostrado con un discurso argumentativo sólido la razón de la paridad de género.
 
Si yo fuera hombre, tras el discurso del magistrado Juan Manuel Sánchez -quien en 2012 obtuvo la medalla al Mérito Judicial Electoral- saldría con un letrero deslindándome de él y exigiría a las autoridades que revisen las formas en que son electos personajes como éste, que pone en vergüenza a la humanidad, por lo menos al 48 por ciento que está conformada por el sexo masculino.
 
Le exigiría su renuncia por demostrar que no tiene la capacidad para ocupar un cargo que exige solidez intelectual y moral. Claro, esto lo haría si fuera un hombre convencido en el respeto a la dignidad humana de las mujeres, en la urgente necesidad de una democracia completa para nuestro país porque ya varios personajes masculinos han hecho lo suyo para estar avergonzados.
 
Sino, dejaría pasar esto como un comentario de “mal gusto”, no le daría la importancia que tiene, porque en el fondo, en el mundo privado, ahí, donde bromeó con mis cuates, creemos lo mismo que Sánchez Macías y no sólo lo creemos, sino que actuamos en consecuencia. Exigimos favores sexuales a nuestras trabajadoras o colegas, denigramos la creatividad femenina y su talento asegurando que llegan a los encargos por sus atributos físicos, porque ese es el camino que les exigimos a las mujeres cuando los hombres tenemos el poder.
 
Claro, si yo fuera hombre podría decir lo que sea sobre las mujeres prácticamente sin consecuencias que pusieran en riesgo mi carrera política, y además, sería noticia.
 
*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC
Twitter: @lagunes28
 
16/LLH/LGL








LENGUANTES
DERECHOS HUMANOS
   LENGUANTES
Rebeldías lésbicas, estamos en todas partes
Especial
Por: Las Punto Género*
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 21/10/2016

“La última subversión: amar a las mujeres en un mundo que las odia” Artemiza Tellez
 
¿Qué significa estar en todas partes cuando a las mujeres nos están asesinando? El día 13 de octubre del año 2007, durante el VII Encuentro Lésbico Feminista de América Latina y el Caribe, se decidió dedicar este día a las lesbianas rebeldes que resistimos los embates de una Latinoamérica misógina y feminicida. La pretensión va más allá del nombrarnos.
 
El 13 de octubre es el día de las rebeldías lésbicas y pretende que se logren realizar y articular acciones para visibilizar nuestra existencia porque, efectivamente, estamos en todas partes. La manera cotidiana en la que desarrollamos nuestras vidas no precisaría visibilizar nuestra presencia en ella si pudiésemos reconocernos en los diversos escenarios en los que transita nuestra existencia, si cada día nos encontráramos con la posibilidad de besarnos en la calle sin el temor a ser violentadas, si los sistemas de salud atendieran nuestras necesidades, si los referentes en las pantallas que vemos hicieran eco de nuestras voces; pero no es así, el hecho de no nombrarnos ni constituir la expresión de nuestra sexualidad un referente más nos hace vivir en un sistema de por sí desigual para las mujeres. Esta desigualdad para las lesbianas se traduce en un tema de justicia social pues el acceso a derechos se encuentra limitado y los obstáculos a los que nos enfrentamos para vivir nos hacen reconocernos como hijas de la resistencia y la rebeldía.
 
En la Ciudad de México se conjugaron algunas acciones, nosotras, defensoras del ciberespacio como un ámbito público que demanda nuestra presencia, vimos con entusiasmo el movimiento de las #RebeldíasLésbicas #ResistenciaLésbica #LasLesbianasResistimosCuando ... es decir, nos emociona el sabernos también en la red, sin embargo, la narrativa con la que nos manifestamos muestra como, una vez más, lo personal es político también para nosotras y las implicaciones que adquiere la invisibilidad deberían ser prioridad porque también nos están asesinando.
 
Entonces ¿en dónde estamos? ¿en dónde está nuestra resistencia? ¿en dónde está nuestra rebeldía? En cada beso, sí, porque besarnos públicamente puede significar morir, como Jess -lesbiana asesinada en Coahuila el mes de junio de este año-; cuando recuperamos nuestra historia, sí, porque la oficial no tiene interés en nombrarnos, cuando hacemos pública nuestra orientación sexual, sí, porque eso permite seguir en el camino que implica reconocer otras realidades; cuando construimos nuestra propia familia, sí, porque en la que nacimos no somos bienvenidas; cuando vamos a consulta médica, sí porque debemos aclarar que también tenemos sexo; cuando amamos, sí, porque significa enfrentar varios miedos; cuando nos asumimos feministas, sí, porque no queremos una menos y porque estamos también en la lucha que implica una vida digna para todas las mujeres.
 
Resistimos cuando nos sumamos a otras luchas, sí porque estar en todas partes significa que nuestra presencia se articula con la lucha de otras mujeres y de diversos movimientos sociales, al final del día 13 la noticia de una compañera trans víctima de violencia feminicida nos permitió nombrarnos con otras, con otras oprimidas, con las mujeres trans asesinadas este mes. Porque estamos con ellas, también, insistimos en todas partes.
 
*Las Punto Género son comunicadoras feministas. Twitter: @laspuntogenero
 
16/LPG/LGL








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