Brechas laborales que perjudican a las mujeres
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MONEDERO
Brechas laborales que perjudican a las mujeres
En este mes de abril la Comisión Económica para América Latina y el Caribe presentó su documento “Panorama Social de América Latina y el Caribe”. La directora de la Cepal, Alicia Bárcenas, dijo que de 2010 a 2014 en la mayoría de los países de la región se presentó una caída o disminución de la pobreza, excepto en México y Costa Rica.
Este estudio comprende un informe sobre la cuestión social en la región con cifras de 2014. Analiza las tendencias de la pobreza y los cambios registrados en la distribución del ingreso. Así como las últimas tendencias del gasto social y los desafíos de la transición demográfica.
Profundiza en el análisis de las persistentes brechas que se manifiestan en el mercado laboral y sus efectos en la desigualdad social.
Según este informe, en el promedio de los países que cuentan con información reciente se registró una leve disminución de la desigualdad por ingresos entre 2013 y 2014.
Al comparar las últimas cifras disponibles con las de inicios de la década de 2010, se constata una reducción más significativa.
La desigualdad también se manifiesta en otras áreas, como los logros educativos. A pesar del expresivo aumento verificado en la conclusión de la educación primaria y de la secundaria en los últimos años, se observa que en 2013, mientras un 80 por ciento de las y los jóvenes de 20 a 24 años del quintil de mayores ingresos (quintil V) había concluido la secundaria, en el quintil de menores ingresos (quintil I) esta tasa solo alcanzaba al 34 por ciento. Al inicio del periodo analizado esa brecha era aún más elevada.
En lo concerniente a las rápidas transformaciones demográficas de la región, el análisis indica que, en un conjunto importante de países, el contexto favorable del bono demográfico seguirá vigente por un periodo relativamente largo, en el que tendrán la posibilidad de reforzar o poner en práctica las políticas públicas necesarias para hacer realidad las oportunidades de la juventud.
El trabajo es la llave maestra para la igualdad, eje de la integración social y económica, y mecanismo fundamental de construcción de autonomía, identidad, dignidad personal y ampliación de la ciudadanía.
El 80 por ciento de los ingresos totales de los hogares latinoamericanos proviene del trabajo que, por lo tanto, es el principal motor para la superación de la pobreza y el acceso al bienestar y a la protección.
No obstante, los mercados de trabajo de América Latina –México entre ellos– siguen caracterizándose por presentar grandes brechas.
A esto se suman las posibles consecuencias negativas sobre el mercado laboral de la actual fase de muy bajo crecimiento económico regional.
BRECHAS EN ACCESO AL MERCADO DE TRABAJO
Las tasas de participación de las mujeres aún son significativamente menores que las de los hombres, con diferencias que rondaron los 26 puntos porcentuales en 2013.
Las brechas en las tasas de participación laboral entre mujeres y hombres aumentan cuanto mayor es el grado de vulnerabilidad de los hogares en los que viven las personas en edad de trabajar, es decir, son justamente las mujeres más pobres quienes tienen más dificultad de insertarse en los mercados de trabajo, lo que constituye un obstáculo clave para que superen la pobreza.
En México, la brecha entre los sexos en el mercado laboral es de 28.2 puntos porcentuales, ya que la tasa de participación masculina es de 75.9 y la femenina tan sólo de 47.7 puntos porcentuales.
BRECHAS EN ACCESO A DERECHOS Y PROTECCIÓN SOCIAL
Un indicador relevante para el análisis de las brechas en el mercado laboral y la calidad de los empleos es la existencia de un contrato formal de trabajo, ya que éste permite el acceso a derechos y prestaciones sociales, como la cotización en sistemas de pensiones y de salud, el goce de licencias maternales y paternales, la delimitación de la jornada de trabajo, y el pago de horas extras y vacaciones, entre otras.
Hoy en México por cada 100 trabajadoras, 59.5 está desprotegidas, no cuentan con contrato formal, ni con seguridad social, pensiones o servicios de salud. 12.5 millones de trabajadoras no tiene acceso a instituciones de salud (cuarto trimestre ENOE-Inegi, 2015).
BRECHAS DE INGRESOS
El análisis de los ingresos laborales –que incluyen salarios e ingresos por trabajo independiente– da cuenta tanto de la calidad del empleo como de los niveles de segregación ocupacional.
Después de un estancamiento en los años 90, entre 2002 y 2013 se ha observado en la región un incremento en términos reales de los ingresos laborales, de un promedio de 4.1 a 4.9 veces la línea de pobreza.
Al considerar el sexo de los trabajadores, se verifica que esta variación ha sido dispar: si bien los ingresos laborales medios de las mujeres (4.1 veces la línea de pobreza alrededor de 2013) siguen siendo significativamente menores que los de los hombres (5.6 veces), la brecha mostró una leve disminución a lo largo del periodo 21.
Esto puede deberse al aumento de la tasa de participación de las mujeres, el incremento en los salarios mínimos y la implementación de políticas de formalización del empleo doméstico.
En el país, los índices de discriminación salarial por ocupación y sector de actividad muestran que las mujeres ganan 30.5 por ciento menos que los varones en ocupaciones industriales; 16.7 por ciento menos como comerciantes, y 15.3 por ciento menos como profesionales. Una brecha salarial muy considerable.
Twitter: @ramonaponce
*Economista especializada en temas de género.
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