Mujeres luchan por el reencuentro familiar
Migración
Se organizan para lograr visas y visitar a migrantes en EU
Mujeres luchan por el reencuentro familiar
Esta época decembrina, cientos de mujeres de comunidades indígenas migrantes de varios estados del país no pasarán las festividades en compañía de sus familiares que emigraron hace decenas de años a Estados Unidos.
No obstante, se organizan para conseguir recursos, conocer sus derechos y entender el fenómeno migratorio para obtener una visa temporal y reunirse con sus seres queridos.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración (INM), 255 mil 929 personas de origen mexicano vivían en EU en 2013, el doble que en 2012.
Josefina Guadalupe Romero, originaria de la región mixteca de Puebla, contó que esperó 20 años para reunirse con sus cuatro hijas e hijos en EU, quienes dejaron uno a uno el país por falta de oportunidades.
La comunidad de origen de esta familia es Amatlán, municipio poblano de Zoquiapan, con apenas 334 habitantes y cuyo grado de escolaridad es tan sólo de cinco años.
Guadalupe, de 62 años de edad, sabe de los riesgos que enfrentarían sus hijas e hijos si vinieran a visitarla, ya que para regresar a EU tendrían que emigrar otra vez de manera irregular; además –aseguró– en México no tendrían posibilidad de conseguir un buen empleo.
Como otras mujeres de Amatlán (la mayoría adultas mayores), Guadalupe se había resignado a no volver a ver a su descendencia, sobre todo porque le acaban de diagnosticar diabetes.
Sin embargo, hace tres años recibió la llamada de su hijo menor, quien le propuso: “Aquí hay una organización (Ñani Migrante) que ayuda a las familias a reencontrarse”.
“¿Cómo va ser eso?” –contestó Guadalupe–, “¿Cómo voy ir a Nueva York, yo una campesina, si tejer sombreros y cuidar pollos es lo único que sé hacer?”.
Guadalupe buscó el apoyo de vecinas y vecinos, quienes también tienen familia en EU, para organizarse y de manera colectiva conseguir comunicarse con Ñani Migrante.
Supieron que el objetivo de Ñani Migrante (proyecto ciudadano con más de cuatro años en EU) es “avanzar en el acceso a la justicia social, económica y política a favor de las familias trasnacionales, a través de un modelo de educación, empoderamiento, organización comunitaria y cooperación trasnacional entre migrantes y sus familias”.
Se enteraron que debían organizar a toda la comunidad, realizar proyectos, buscar recursos económicos, informarse y estar en contacto con Ñani Migrante.
“La primerita vez fui yo –recordó Guadalupe–, pero luego otras parejas mayores de Amatlán me ayudaron a convencer a la gente, a empezar a reunirnos”.
Relató que fue complicado porque la gente de su comunidad es muy tímida y desconfiada: “Somos una región muy pobre donde no hay trabajo, mis padres me enseñaron puro mixteco y fue muy difícil aprender español y hablar en público”.
Luego de meses de convocatoria, las familias de la región empezaron a dar talleres de lo que cada quien sabía hacer, y desde entonces cada mes se reúnen con abogados y otros profesionistas para aprender sus derechos durante el proceso migratorio.
Después se reunieron con otras comunidades en diferentes partes del país y formaron la Asamblea Popular de Familias Migrantes (Apofam), integrada por 200 familias de Oaxaca, Guerrero, Puebla, Hidalgo y el Distrito Federal.
En marzo pasado, dos familias de Amatlán (entre ellas la de Guadalupe y su esposo) consiguieron una visa temporal y viajaron un mes a Nueva York para ver a sus hijas e hijos.
“Fueron momentos de alegría y emoción llegar y abrazar a mis hijos con mis lágrimas y conocer a mis nietos”, recordó Guadalupe.
Ahora que regresó a México está apoyando a otra pareja de adultos mayores para que viajen a EU. Además, dijo, “estamos buscando la manera de conseguir mercado para sacar nuestros productos, porque hay fruta, pero no hay forma de comercializarla. También queremos tener una antena para tener comunicación porque allá no hay señal”, detalló Guadalupe.
Enfatizó que las comunidades de origen de la migración “hemos trabajado mucho para poder ver a nuestros hijos”. Y es que las familias de su localidad formaron un centro comunitario donde dan talleres de bordado, preparación de moles y tejido con palma, además de vender sombreros y presentar obras culturales como bailables o carnavales.
REFORMA MIGRATORIA
Apofam no sólo busca reunir a las familias, sino que también exige al gobierno mexicano una reforma migratoria inmediata que ponga fin a las deportaciones, fomente el diálogo trasnacional y permita el libre tránsito de personas.
Marco Antonio Castillo Martínez, director de Apofam, explicó que la organización se conformó por el creciente interés de las comunidades de abordar el tema migratorio, ya que es un factor que aumenta la separación familiar.
La Asamblea surgió por el interés de las comunidades para reunificarse con sus familiares, encontrar alternativas a la migración, y atacar las causas que obligaron a sus parientes a irse.
Castillo agregó que Apofam ayuda a las familias migrantes a desarrollar procesos comunitarios, empoderarlas y dar servicios individuales de atención a casos migratorios, o la búsqueda de empleo para migrantes retornados.
Apuntó que “si las familias no se fragmentan por completo y las comunidades no han tenido un estallido mayor es gracias al trabajo de las mujeres”, ya que la población femenina en el proceso migratorio es el sostén moral y económico.
La mayoría de integrantes de Apofam son mujeres que reclaman el derecho de ver a sus familiares, abundó.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha reportado que entre 2010 y 2014 van 9 mil 780 solicitudes de apoyo consular en casos de custodia de niñas y niños en EU.
Otras mujeres que integran la organización fueron deportadas a México y tuvieron que dejar sus empleos, su hogar y sus familias.
Aquí afrontan el desempleo, problemas de integración y el desinterés de las autoridades migratorias para apoyarlas en la reunificación familiar. Según el INM, 345 mil 542 personas de origen mexicano fueron repatriadas desde EU en 2012; de ellas, 31 mil 540 eran mujeres.
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