El huracán se llevó su casa y la posibilidad de su nacionalización
Migración
Carolina pierde visa de trabajo y el dinero invertido en el trámite
El huracán se llevó su casa y la posibilidad de su nacionalización
En 2005, el huracán “Stan” no sólo se llevó la casa en la que vivía Carolina junto con su hermana y su madre, si no la posibilidad de lograr la nacionalidad mexicana.
Ella cumple todos los requisitos para residir de manera legal en México, pero le hace falta dinero para el trámite y esperar otros cinco años.
Carolina tiene 32 años de edad y 14 viviendo en Tapachula, Chiapas, un lugar caracterizado por la migración no sólo de personas de origen centroamericano, sino también procedentes de China y Alemania.
En 2005 ella, su madre y su hermana se refugiaron en un albergue. “Yo tenía ya dos años pagando mi formato de residencia en México; era la única de las tres que lo tenía porque una amiga con la que trabajaba me había ayudado, pero cuando salimos nos fuimos sin nada. Cuando fui a Migración me dijeron que ahí no había ningún registro y que tenía que volver a tramitar el papel. Nunca lo hice. Era demasiado dinero para mí”, relató la mujer originaria de El Salvador.
Para lograr la nacionalización mexicana por residencia, las personas extranjeras tienen que acreditar una estancia legal de cinco años. Lo que significa que tuvieron que pagar cada año entre mil 600 y 2 mil 800 pesos en ese lapso. El trámite final sale en 4 mil 110 pesos más.
Carolina se ha empleado como mesera en restaurantes y bares, trabajadora del hogar y en los últimos meses como comerciante ambulante, a lo largo de los 14 años en los que ha vivido en Tapachula. Su sueldo no le alcanza para hacer el trámite ante el Instituto Nacional de Migración (INM). Ella vive al día.
En 2010 su madre falleció y su situación económica empeoró. No continuó el trámite de nacionalización porque eso significaba dinero.
“Cuando trabajaba en un restaurante una amiga me ayudó a sacar mi (visa) FM3; la pagué durante dos años y tenía los papeles, pero cuando vino el huracán no sacamos nada (de la casa). Después me dijeron que no había ningún registro de mis datos, que tenía que volver a tramitar la FM3. Son cinco años que tengo que estar pagando para después ver si me dan mis papeles de legal”.
El caso de Carolina no es el único. En la misma condición se encuentran centenares, si no es que miles de migrantes en Tapachula. Llevan varios años viviendo en México, se han casado aquí, sus hijos son mexicanos de nacimiento, pero no han podido regularizar su estancia por falta de recursos para pagar el trámite.
El director del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, Diego Loreto, dijo que es difícil lograr la nacionalización para las y los migrantes centroamericanos que llegan a México a trabajar.
“Las personas migrantes se emplean en trabajos mal remunerados, que apenas y les da para ir pasando el día y poder enviar algo a su familia. Para una familia de pepenadores en Tapachula –hay muchos migrantes en este oficio– es prácticamente imposible tramitar la nacionalización.
“(Si son cinco integrantes) cada año tendrían que pagar entre ocho y 10 mil pesos y en el supuesto que les den la nacionalización tendrían que pagar unos 20 mil pesos. ¿De dónde van a sacar ese dinero?”, expuso Loreto.
Aunado a esto, las y los migrantes se enfrentan a la falta de información por parte del INM y a las extorsiones. Por el temor a ser deportados prefieren ni siquiera acercarse a preguntar.
Diego Loreto consideró que es necesario que el gobierno mexicano baje las cuotas para los trámites de nacionalización para las y los trabajadores extranjeros.
Las y los migrantes han logrado, en gran medida, que Tapachula crezca económicamente. Se emplean en las fincas cafetaleras, de trabajadores de la construcción, como trabajadoras del hogar y en un sinfín de actividades que ayudan a la producción, pero que a la población migrante apenas le permite sobrevivir.
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