Más muertes absurdas

   OPINIÓN
Más muertes absurdas
Por: Teresa Mollá*
CIMAC | México, DF.- 15/07/2008

Todavía no hemos llegado a la mitad del mes de julio y ya llevamos a nuestras espaldas la muerte de casi cuarenta mujeres.

La verdad es que cada vez que me entero de una de estas muertes se me erizan los vellos de todo el cuerpo puesto que las considero tan estúpidas, tan sin sentido que me espantan por el simple hecho de que ocurran.

El último episodio conocido ha sido el de un descerebrado que, en la localidad murciana de Yecla, se ha llevado por delante la vida de sus dos hijos y de su esposa para luego suicidarse, al parecer por temas meramente económicos. No alcanzo a entenderlo.

Cada vez que matan a una mujer matan a una parte de parte de la sociedad, puesto que no matan únicamente a la persona, también acaban con una importante fuente de recursos y posibilidades para el conjunto de la sociedad.

Estamos acostumbrados a ver en los diferentes medios de comunicación las cifras de muertes en accidentes de tráfico y, por supuesto ya nos hemos acostumbrado a que cada campaña de prevención de accidentes de tráfico sea agresiva, con mensajes contundentes y con elementos visuales que identifiquen al infractor para que se sienta culpable.

Pero no ocurre lo mismo con las campañas contra el terrorismo machista o violencia de género, en donde las imágenes que nos muestran los medios continúan siendo las de las víctimas, nunca las de los agresores que siguen, de este modo, gozando de una cierta impunidad social, puesto que continúa siendo cierta la máxima de que lo que no se ve no existe y a ellos, a los asesinos de mujeres, seguimos sin ponerles rostro.

Es triste y penoso que las posibilidades vitales de decenas de mujeres, de personas, sigan truncadas cada año en el Estado español por el simple hecho de haber nacido mujeres y haberse educado como tales.

Parece como si el estigma del pecado bíblico de Eva, el de la culpa, nos persiguiera a lo largo de la historia.

Pero Eva no existió y, por tanto el supuesto pecado que cometió tampoco. Pero el sistema patriarcal se ha servido de eso para castigarnos a las mujeres como si de verdad hubiera existido. Y no contentos con el castigo histórico, en la actualidad, en los inicios del siglo XXI, después de muertas se nos sigue criminalizando al no considerar que las muertas a manos de los terroristas machistas son víctimas de primer orden, como lo son las víctimas del terrorismo de ETA o las del terrorismo islámico.

Y yo me sigo peguntando: ¿en qué mundo vivimos?, ¿porqué las muertas a manos de sus parejas o ex-parejas continúan siendo víctimas de segundo orden, cuyo nombre ni se nombra en los informativos, mientras que cada muerto o muerta de ETA, aparte de tener nombre y apellido, son armas políticas arrojadizas en manos de los partidos políticos?

¿Acaso todas nos llamamos Eva y, por ese motivo no tenemos derecho a ser nombradas y, por tanto a existir?.

Es cierto que con la aprobación de la Ley Orgánica de Medidas de Protección contra la Violencia de Género hemos avanzado bastante tanto en prevención como en otros aspectos, pero también lo es que mientras la comunidad educativa no se sienta cómplice con este tema, el avance será mucho más lento de lo teóricamente previsto.

Y, al menos de momento, esta comunidad no está haciendo todo lo que sería deseable para fomentar una convivencia igualitaria y no violenta en las relaciones entre nuestros escolares.

No creo que todo tenga que estar legislado. Soy de las que creen que la iniciativa personal es una potente arma en los ámbitos en los que cada persona es capaz de interactuar, por tanto cada persona se convierte en un potencial agente anti-terrorismo machista cada vez que matan a una mujer por el simple hecho de serlo.

Creo que tendremos que comenzar a exigir que hay que dar un paso más en la prevención y, sobre todo, habrá que incorporar este tipo de valores en la escuela y en los institutos para que nuestra juventud aprenda a convivir con ideas en las que ningún terrorismo, venga de donde venga, es justificable.

tmolla@teremolla.net

* Periodista y feminista española en Ontinyent, Valencia.

08/TM/CV