Mujeres parejas de migrantes, responsabilidad sin autoridad
Realizan doble jornada y crianza de hijas e hijos
Mujeres parejas de migrantes, responsabilidad sin autoridad
Las mujeres parejas de migrantes, además de realizar trabajo remunerado, labores domésticas, dedicarse a la crianza de las hijas e hijos, asumen la responsabilidad del hogar sin tener autoridad, se vuelven "ejecutoras de órdenes" dadas por sus cónyuges desde Estados Unidos, lo que para ellas representa "una carga muy pesada", aseveró Gail Mummert, doctora en antropología social e investigadora de El Colegio de Michoacán.
"Soy mamá y soy papá" es una expresión recurrente que manifiestan las mujeres parejas de migrantes, y que revela la carga adicional de ser responsable del hogar, pero sin tener la autoridad, pues los hombres, desde "el otro lado" siguen tomando las decisiones, explicó Mummert, en videoconferencia desde el Colegio de la Frontera Norte (Colef), en Tijuana, Baja California.
Con base en su investigación titulada "Movimientos internacionales", que publicará El Colef en 2010, señaló que las esposas o cónyuges de migrantes se conducen de manera activa "para salir adelante"; por ejemplo, suman a su trabajo remunerado fuera del hogar y a las tareas domésticas y de crianza de sus hijas e hijos la responsabilidad del sostén de la familia, sin ser reconocidas como jefas de familia.
Incluso, algunas de ellas participan en actos o ritos de sus pueblos, que antes llevaban a cabo sus esposos, quienes desde Estados Unidos financian estas actividades que realizan las mujeres. Ejemplo de ello son las esposas de los "cargueros", en Michoacán, y de "mayordomos", en Oaxaca.
Mediante la "comunicación conyugal a distancia," los hombres migrantes determinan cuál será la administración de los recursos, la distribución de las remesas, la educación formal e informal y los permisos para las y los hijos de edad, así como los permisos para las cónyuges. Además, ejercen el control de la "moralidad sexual" de las mujeres, a través de la "vigilancia" de la familia y la comunidad.
En el caso de las mujeres que son abandonadas, es decir, cuando ellos dejan de comunicarse y de enviar remesas, ellas viven "como viudas", su sexualidad es reprimida y está "bajo sospecha", sobre todo por parte de la familia del esposo y la comunidad, detalló Gail Mummert.
"Las mujeres abandonadas, aunque la comunidad sepa que el marido tiene otra familia, son doblemente vigiladas", añadió. En Michoacán estas mujeres pueden solicitar que se localice al padre de sus hijas e hijos para que pase una pensión, desde Estados Unidos a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Sin embargo, aún no tienen el registro de algún caso, refirió la antropóloga.
El control de la sexualidad de las mujeres, y su "valor moral" por parte de los varones, representa también un obstáculo para que ellas puedan migrar, pues por temor a que sean violadas sexualmente en el camino, los hermanos o el padre no les autorizan salir de sus casas con esa finalidad.
Mummert explicó que el fenómeno de la migración debe entenderse como un todo, no debe limitarse a la situación de personas con o sin documentos para salir del país, pues es un fenómeno que impacta de forma intergeneracional a las familias y comunidades.
Más allá de generar juicios de valor, insistió, se trata de hallar soluciones de manera conjunta entre gobierno, sociedad civil organizada y medios de comunicación para generar acciones a corto y largo plazo con el propósito de mejorar las condiciones de las mujeres y hombres migrantes y de las que esperan en casa.
09/GCJ/LG/GG