El hombre que quería ser rey
INTERLUDIO
El hombre que quería ser rey
La fila comenzaba en la entrada del edificio del Ayuntamiento Benito Juárez, cientos de mujeres formadas pintaban de colores el traspatio, el parque, los jardines del palacio. Una mujer con dos o tres criaturas, acompañada por la vecina, la suegra, la madre, la cuñada.
Otra más con media insolación acepta gustosa un trago de refresco que le ofrece una anciana llamada Marisela Chan originaria de Tixcacal Guardia, cancunense desde hace 3 años.
La fila de mujeres vestidas de colores marcaba con los ecos de sus conversaciones casi todo el parque trasero, se derramaba hasta la banqueta para terminar en la esquina donde la avenida Náder se encuentra con la Uxmal. Los funcionarios de gobierno sirviendo refrescos.
¿Usted a qué viene señora?,a recoger los regalos de Chacho. ¿Quién la invitó? Pues nadie ya sabemos de por sí que los sábados regalan cosas. ¿Ya le había tocado antes?. Sí (dice secándose el sudor con una toallita) desde el día de reyes, luego el de las madres y así, cada vez dan más cosas. ¿Y a usted?, me dirijo a la que me mira con la grabadora y la cámara en mano.
A mi es la primera vez que me van a dar. Yo recojo lo que haya, de que se lo roben los políticos a que nos den cosas, pus que nos den ¿no?. Las demás a su alrededor asienten; en ese momento llega una niña de unos once años corriendo, rescata de una bocanada el aire para hablar y anuncia: ¡están regalando mochilas y cositas pa´ la escuela!.
Las madres hacen cara de aburrimiento, pero se quedarán a hacer fila, tal vez otras tres o cuatro horas más. Varias cuentan que les piden sus nombres; a Martha de la Cruz le pidieron la vez pasada que formara parte de un grupo de mujeres que en las regiones en que ella vive, vayan platicando de todas las cosas buenas que hace Chacho García y va preguntando si a la gente le gustaría que éste fuera gobernador.
Todavía no le hacen la visita oficial las personas que le pidieron que sea una suerte de encuestadora, pero la espera, pues está segura de que le pagarán bien. A varias amigas suyas les dan despensa todas las semanas por "ayudar al gobierno de Chacho a dar aviso de las fiestas y las ayudas especiales que hace".
Cuatro mil paquetes escolares se repartieron este sábado. Para recibirlos, las mujeres, algunos hombres, niños y niñas estiraban su brazo ante un par de jóvenes que con un cojín de tinta estampaba con hartazgo y calor la carne morena para "que les quede el sello y no vayan a querer repetir y dejar a otro sin mochila".
Seguimos en la fila. ¿Y a usted Carmen Hoy, le gustaría que Chacho fuera gobernador?.
"Ay señorita, yo ya no les creo nadita. Yo antes estaba en el PRD, pero ahora ya ni existe, yo quería votar por Herbert Carrillo, pero ya ve, se quedan los peores.
Por eso venimos para acá, tengo meses pidiendo que nos reciba Chacho, pero sus secuaces no nos dejan pasar, cree que haciendo regalos nos va a callar la boca, lo que queremos es que nos tome en serio cuando le decimos que la policía no cuida nuestras casas y las bandas nos están robando y violando a las hijas, pero cree que con regalos arreglan todo. ¿Y Fox qué le parece a usted?.
Lo mismo señorita, tampoco sabe nada de nada, mas que decir mentiras de que todo está bien. Todos son iguales, es como cuando una se casa le dicen puras mentiras: que si le van a poner casa buena, que si la van a tratar muy bien, que si esto y lo otro, y al final ya ve, nomás mienten y una aquí, en el sol haciendo la fila para que le regalen una limosnita". La gente se percibía molesta, indignada y ofendida, sin embargo aceptaba el obsequio, como en tiempos de Echeverría, populismo puro.
La escena resultó desoladora, Me remitió a la primera entrevista que tuve con García Zalvidea cuando su hermano estaba preso y él prometía "luchar por hacer políticas publicas para el empleo y la educación de calidad, acabar con la corrupción y hacer política humanista, no más tortibonos y humillaciones a los pobres, decía una y otra vez el entonces candidato a diputado.
Este sábado me recordó el cuento del mendigo que quería ser noble y compró un título. Ya siendo noble, maltrataba a los pobres y cuando le preguntaban ¿pero no que quería ser noble para traer bienestar a su pueblo? Y él respondía "sí, pero para lograr cambiar algo necesito se ministro.
Y llegó a Ministro y siguió igual. Le preguntaron ¿señor Ministro y por qué no hace ahora lo que prometió para que el pueblo fuera feliz y sano? Y respondía: el sistema no me lo permite, por eso debo ser Rey. Y llegó a ser rey y se convirtió en el más rico y peor de los tiranos, entonces le preguntaron:
¿Su majestad, no dijo usted hace años que deseaba estar en el poder para que no hubiese mas mendigos ni enfermos? Y mandó decapitar a su cuestionador. Una mujer se le acercó y le dijo ¿no era usted el mendigo a quien di unas monedas de oro y que me prometió ser ministro para que nuestro pueblo tuviera hombres trabajadores y no mendigos?, Sí, soy yo señora, le respondió, pero para lograrlo tendría que ser Dios.